Si crees que es posible la convivencia entre los españoles, gane quien gane las elecciones, y que no es necesario que gane un partido en concreto para evitar la crispación política.
Si crees que la dignidad de las personas no puede menoscabarse con su diferenciación mediante estrellas cosidas en la ropa ni con contratos-examen de aceptación en la comunidad.
Si crees que hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Si crees que el sistema educativo, antes de enseñar a tus hijos lo que pasa en la otra vida, les debe enseñar lo que pasa en ésta.
Si crees que los problemas de la Sanidad Pública se resuelven mejor aumentando los recursos sanitarios antes que limitando el acceso a los mismos de las personas que viven en España.
Si crees que es más importante acabar con el terrorismo que conseguir la victoria de tu partido político.
Si esperas algún resultado, por pequeño que sea, de una Alianza de Civilizaciones antes que de su choque.
Si no usas el pesimismo económico como arma política y no crees que, cuanto peor, mejor.
Si confías en la capacidad de los españoles para mantener una convivencia en común mas allá del reparto de poder político entre Autoridades estatales y locales.
Si no tienes un primo que te haga despreocuparte por el cambio climático.
Si eres un currante o, si has dejado de serlo y no te han indemnizado con varios millones de euros.
Si no te tomas a broma la defensa de derechos de grupos sociales minusvalorados aunque creas que hay defectos en la forma en que se han hecho las cosas.
Si aún recuerdas la teoría de la conspiración.
Y, sobre todo, si tienes un rato durante el domingo día 9 de marzo en el que no tengas que hacer otra cosa mas importante que decidir el futuro de tu país durante los próximos cuatro años.
Entonces, vota, porque los que piensan lo contrario lo van a hacer.