La crisis económica alimenta toda clase de voracidades, incluidos los deseos ideológicos que siempre ha perseguido y practicado el PP de separar los servicios públicos en dos: público versus privado = asistencial versus de elección. En época de bonanza, el PP valenciano ya aplicó sus recetas de rebajar y recortar a mínimos la educación pública, concertar privados, y conseguir una oferta de matrícula al 50% entre público y privado. Los motivos no eran económicos (la Fórmula 1, Terra Mítica, el Palau de les Arts, aeropuerto de Castellón, Ciudad de la Luz, puentes de Calatrava, Open de Tenis… y un largo etcétera de millones de euros que muchos se han dilapidado en proyectos fracasados) sino claramente ideológicos. Así lo defendían a capa y espada los consejeros de educación cuando inauguraban el curso escolar en colegios del Opus sin integración de inmigrante, o clases especializadas, o con segregación de sexos, para demostrar cuál era el modelo de educación por el que estaban apostando.
Ahora la cobertura la ofrece la crisis. ¿Quién no entenderá que se recorten servicios públicos cuando estamos en una crisis galopante y una situación económica difícil?
Pero, la ciencia económica ha demostrado que no es infalible y que se equivoca muchísimas veces, principalmente, porque Economía no es únicamente matemáticas, sino que sus decisiones y acciones no están exentas de razones y consecuencias, es decir, de un por qué y un para qué. Toda acción humana, incluida las económicas y sobre todo las políticas, tiene un orden moral. Hemos pensado durante tiempo que la Economía era amoral y por eso era infalible, estando exenta de críticas y justificaciones. No es así, en Economía es más importante el proceso de la acción que el resultado. Pongamos un ejemplo: 2+2=4, como 3+1=4, ó 4+0=4. Todas las operaciones dan el mismo resultado pero no son los mismos factores, y poca gracia le hará al que recibe 0 frente a quien se lo lleva todo.
El PP quiere hacernos creer que los factores no alteran el resultado porque lo urgente ahora es recortar; ellos le llaman “racionalizar el gasto” recortando lo público para enviarlo al sector privado. Pero tiene una importancia básica saber de dónde se recorta, porque eso modificará la estructura social de nuestro país. Consolidar una clase media se ha hecho gracias a la universalización de derechos básicos (2+2) pero desequilibrar el bienestar colectivo se realiza con la misma riqueza nacional distribuida de otra manera (3+1).
Recortar la Educación y la Sanidad supone desestabilizar la riqueza de la sociedad en su conjunto, eliminar lo que pertenece al espacio público de convivencia y cohesión, desmontar la clase media provocando una mayor dualización, reducir las posibilidades de éxito del país como conjunto, recortar las ofertas de los futuros ciudadanos para su desarrollo y éxito personal, y privatizar encubiertamente lo que nos pertenece en su conjunto.