Extrayendo de todo lo dicho en esas jornadas las apreciaciones y predicciones más “políticas” que se formularon, quedaba manifiestamente clara la necesidad de una renovación en las formas de poner en práctica el trabajo político. Como bien se dijo, la sociedad ha modernizado desde sus sistema sanitario hasta el interior de sus casas, siempre actualizando con pequeñas pero constantes revoluciones cada uno de estos campos, mientras la política parecía haber quedado al margen, obligada a usos arcaicos.

Unos usos sin modernizar que están provocando la deserción política de los ciudadanos, que en forma de abstención se rebelan contra una representación pública obsoleta, lenta y lejana.

El salvavidas, durante este periodo de tiempo, ha sido la presencia en Internet, que ha obligado a la clase política (no todos, eso sí) a participar de forma más presencial en el día a día ciudadano, a integrarse en un espacio de Redes Sociales donde ser un candidato 2.0 (que no es más que recibir opiniones además de ofrecerlas) ha pasado a ser parte indispensable para obtener el respaldo y apoyo de los usuarios.

De esta forma, a pesar de estar en sus despachos, el ordenador les sacaba a una calle pública donde las normas de participación cordial y basada en el constante “feedback” propiciaban unos nuevos políticos, abiertos a la crítica ciudadana, al reencuentro con sus votantes y preparados para la escucha activa.

Los ciudadanos, por tanto, debemos mucho a la presencia de los candidatos y representantes en la Red, en cuánto que supone una clara vía de participación colectiva, que tiene a una coorespondencia evidente en la mejora de la democracia.

Algunos políticos, en todo caso, han entendido mejor que otros la lección que esta presencia en la Red supone como revolución del hacer político. Mientras algunos representantes y Partidos Políticos se limitan a acumular seguidores en las principales redes sociales y a emitir información sin estar pendientes a la respuesta ciudadana, otros están siendo los primeros en asumir el cambio y ser partícipe de él.

Hay ejemplos claros de este nuevo y buen hacer; desde Patxi López, convencido del valor de añadir un Gobierno en Red que facilite y acerque a las instituciones a los ciudadanos, hasta Tomás Gómez, que además de su presencia en la Red, acaba de establecer que semanalmente se celebrarán Asambleas Ciudadanas abiertas por todo Madrid, para estar en contacto directo con los vecinos.

Internet, como hizo la máquina de vapor, acaba de marcar la línea a seguir para esa “Revolución Política” que se reclama y que ya empezamos a vislumbrar.