Esta afirmación del Presidente Van Rompuy contrasta con el debate político y jurídico que está floreciendo -con excesiva fuerza sobre la inmigración- en la Unión Europa, y que ha tenido una importante repercusión en las recientes elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo en nuestro país. El hecho inmigratorio en nuestras comunidades locales o nacionales y, en especial, las oleadas de inmigrantes causadas por la llamada “primavera árabe” o “revoluciones jazmín” han hecho sonar de nuevo todas las alarmas. Las revoluciones, pacíficas o violentas, contra las dictaduras en el sur del Mediterráneo o en el Oriente Medio son las causantes de una inmigración lógica, pero irregular, hacia Europa, símbolo de paz y de un futuro posible, para millones de norteafricanos desesperados.

La situación en Lampedusa ha alertado a la “buena Europa”, cuya primera idea brillante ha sido limitar o modificar substancialmente el Tratado de Schengen y cerrar “de facto”, las fronteras internas dentro del espacio Schengen según la discrecionalidad o libre albedrío de cada uno de los Estados miembros afectados. Los motivos alegados atienden a criterios de seguridad y orden publico, no de la Unión globalmente, sino de cada Estado miembro en particular.

Como europeo y demócrata convencido, me pregunto: ¿Existe un diferente concepto de “orden publico y seguridad” cuando hablamos de la Unión Europea como entidad política, o cuando lo focalizamos particularmente en cada uno de los Estados miembros? La respuesta es trascendente de cara a un futuro próximo. Las consecuencias de una respuesta limitativa a la libre circulación interna de personas, puede hacer temblar los cimientos de la Unión Europea: la libre circulación de personas.

LAS CUATRO LIBERTADES ESTRUCTURALES ESENCIALES EN EL MERCADO COMUN EUROPEO.

La Unión Europea se basaba, hasta hoy, como apuntábamos, en unos valores, unos principios y unas libertades estructurales que han hecho posible, primero, la creación de un Mercado Común y posteriormente ,a partir de 1992,la el establecimiento de una entidad política supranacional, con la entrada en vigor del Tratado de la Unión y se ha ido consolidando, sucesivamente hasta hoy, con el Tratado de Lisboa de 2009.

El Mercado Común europeo, desde su inicio tiene unos tintes y una la vertiente económica. Se basaba y se forja en un sistema económico capitalista y se alcanza cuando se logra la implantación efectiva de estas cuatro libertades: i) libre circulación de trabajadores; ii) libre circulación de mercancías iii) libre establecimiento y libertad de servicios iv) libre circulación de capitales. Con ello se ha conseguido, inicialmente un mercado común e interior único, dentro de las fronteras de la Unión. Para ilustrarlo con un ejemplo, lograr que sean iguales las relaciones económicas y comerciales entre un mercado interno con los mercados del resto de Europa sin trabas ni aranceles ni proteccionismos, ni efectos equivalentes. Es decir que sea igual comerciar entre Madrid y Alcobendas que entre Barcelona, Dusseldorf o Dublín. Hay un sólo mercado interior frente a otro Mercado el exterior a Europa.

Junto a estas cuatro libertades, reiteramos, de carácter económico, a su vez, se han consolidado paralelamente unos valores y principios referenciales y convivenciales que son el mínimo común denominador a todos los Estados y que son también estructurales de la Unión. Principios y valores que son patrimonio común de Europa y la fuente en que se inspiran todas las Constituciones democráticas de los Estados miembros y evidentemente los Tratados constitutivos. Dichos valores, presididos por el mantenimiento de la paz y el bienestar de sus pueblos, son esencialmente; el respeto de la dignidad humana, la libertad, la igualdad, todo ello en el marco de un Estado democrático, basado en la Ley y en el derecho, con un constante y primordial respeto de los derechos humanos.

La paz que ha gozado Europa durante los últimos 60 años se fundamenta esencialmente en compartir aquellos valores y principios y con el logro de un mercado único. Esta realidad supranacional es el elemento diferencial que distingue a una envidiada Europa del bienestar con otras partes del mundo, quizás más ricas pero con menos derechos, valores y principios comunes, ejercidos en libertad.

LA LIBRE CIRCULACIÓN EFECTIVA DE PERSONAS Y DESAPARICIÓN DE LAS FRONTERAS INTERIORES: LA UNIÓN EUROPEA Y EL SISTEMA SCHENGUEN

El Tratado de la Unión Europea de 1992 y el Tratado de Schengen refuerzan estas libertades creando, por un nuevo status para los nacionales de los Estados miembros: la ciudadanía de la Unión. Este status garantiza, entre otros, el derecho a la libre circulación de los ciudadanos europeos, sean o no trabajadores, y para ello fija, una frontera exterior común a todos los estados parte en el Convenio de Schengen. Ello conlleva, necesariamente, la desaparición de las fronteras interiores, causantes de siglos de guerras fraticidas,. Dichas antiguas fronteras solo podrán restablecerse en casos excepcionales y temporales, basados en la defensa o prevención del orden público, seguridad y salud públicas pactados en los Tratados.

La reciente y constante entrada masiva por Italia y por el Sur de Europa de inmigrantes irregulares provinentes del norte de África, causado por la convulsa situación política y económica de las llamadas Revoluciones de Jazmín (aplaudidas por Europa y por los europeos diariamente ) ha puesto en cuestión y ,en verdadero peligro, sin dialogo ni transacción previa intergubernamental ni comunitarias, aquellos principios y normas instaurados en el Convenio de Schengen, cuyo contenido ya forma parte de la legislación comunitaria en la mayoría de los 27 Estados miembros.

Italia utilizando un mecanismo previsto, pero quizás mal aplicado, concedió permisos temporales y permitió que, inmigrantes irregulares provenientes de Túnez y Libia, pudieran salir de su territorio hacia Francia y acogerse a la libre circulación interior comunitaria. Francia se opuso, rápidamente, con la aquiescencia y silencio de las Instituciones y de otros gobiernos, cerrando sus fronteras por la vía de hecho (interrupción de los transportes ferroviarios).

El incidente fronterizo y el cruce de cartas y reproches (por dos países padres de las Comunidades) y con el Presidente Durao Barroso son en sí mismos muy graves pues supone la quiebra de los principios jurídicos, que ya hemos esbozado anteriormente y en los que, hoy por hoy se sigue basando la Unión Europea y el Tratado y legislación derivada de Schengen.

POLÍTICA DE INMIGRACIÓN Y ASILO COMÚN PARA GARANTIZAR UNA FRONTERA EXTERIOR Y UN ESPACIO EUROPEO SIN FRONTERAS

Es absolutamente necesario -sin excusas ni otras prioridades- que los Gobiernos de los 27 Estados miembros y las Instituciones de la Unión, desarrollen conjuntamente una política común de inmigración y de defensa solidaria de las fronteras exteriores o frontera común. Unos y otros deben de fiarse de sus políticas fronterizas, de los mecanismos de control de Frontex, de financiar su coste y cooperar solidariamente en solucionar los problemas que puedan plantearse. Hoy es Italia, pero ha sido muchos años y ,todavía lo es España, como en su momento lo fue Alemania con los Balcanes o Francia y Gran Bretaña con sus ex colonias.

La Comisaría responsable de asuntos de Interior de la Unión Europea, la sueca Cecilia Malsmström ha destacado ,al presentar un reciente Comunicación sobre inmigración el 4 de mayo 2011, que la política común de la inmigración en Europa, debe de evitar situaciones como la tensión existente entre Italia y Francia y rechazar planteamientos populistas xenófobos y racistas de determinados partidos en alza en los países de la Unión. Por ello necesita que la UE actúe con “claridad, responsabilidad y solidaridad”. Bonitas frases o principios pero difícilmente traducibles en el lenguaje interno y en la política de los 27 Estados miembros.

SI EUROPA LIMITA SCHENGEN ESTÁ RESTABLECIENDO SUS FRONTERAS INTERIORES Y VA CONTRA LA ACTUAL UNIÓN EUROPEA

Nos gustaría mucho equivocarnos y no ser agoreros de un futuro Europeo difícil, que puede poner en peligro la “Pax Europea“ que hemos conseguido entre todos. Si se modifica y limita el Espacio interior Schengen, y no se fortalece una política solidaria y común de fronteras exteriores; o se tolera y favorece – por acción u omisión- el restablecimiento temporal o no excepcional de las fronteras interiores interestatales, Europa pierde y retrocede mucho, pues esta sembrando las condiciones para restablecer situaciones o políticas que considerábamos erradicadas tras la Segunda guerra mundial.

Lo que es cierto, seguro e imparable es que la inmigración económica y política desde países subdesarrollados o salidos de Dictaduras históricas y toleradas por Europa, no se va a detener. Al contrario. Por ello es más necesario que nunca , en la reciente historia europea, establecer criterios comunes, ejercitar la solidaridad, y fiarse unos de los otros evitando que los Estados de la Unión y sus nacionales piensen de nuevo en singular y no en comunitario o plural.

Debe prestarse mucha mas atención a sus consecuencias y giro nacionalista e intentar que los Estados europeos no “pierdan los papeles”, restableciendo barreras y fronteras interiores en el espacio sin fronteras conseguido, bajo la excusa de controlar a los inmigrantes “sin papeles”.