En poco más de una hora que duró el discurso de Rubalcaba, el candidato consiguió exponer los objetivos del PSOE de cara a una nueva legislatura, marcados por la ambición para seguir transformando este país desde el realismo sobre el diagnóstico de la fase en la que se encuentra nuestra economía para marcar la ruta de la recuperación. El empleo y la construcción de un modelo de economía sana, en el que el sector de la construcción nunca volverá a tener el peso que tuvo hasta el estallido de la crisis, son los dos bloques prioritarios del nuevo proyecto socialista y los jóvenes que provienen de dicho sector y que hoy se encuentran en paro o la brecha salarial de género se convierten en prioridades para garantizar una recuperación económica con garantía de éxito y justa.
Pero este nuevo diseño se sustenta en los principios socialdemócratas que han caracterizado al PSOE, donde la igualdad de oportunidades es un eje transversal de toda la acción política. Para ello, la educación se convierte en un factor esencial en el que sin más cambios de leyes educativas se pretende dar el salto cualitativo que necesita nuestro país, modificando incluso, la forma de selección del profesorado y apostando por el refuerzo a quienes tienen mayor dificultad de aprendizaje. Como también la Sanidad pública o la dependencia.
Un modelo económico para la salida de la crisis en el que se propone que contribuyan más aquellos que han sufrido en menor medida los efectos de la misma, donde los bancos aporten de sus beneficios para la creación de empleo de los jóvenes, volvamos a instaurar el impuesto sobre el patrimonio no de forma genérica, sino a las grandes fortunas que han sufrido en menor medida los efectos de esta crisis. Instaurar la tasa de transacciones financieras en Europa como punto de inicio para instaurarla en todo el mundo e implicar a los grandes capitales a la contribución solidaria de nuestra sociedad. En definitiva, impulsar una política fiscal que avance hacia una política redistributiva más justa y solidaria que permita avanzar en condiciones de mayor equidad.
El último de los grandes objetivos es la mejora de la calidad democrática, avanzar en participación y cercanía. El candidato abrió el debate de la reforma electoral con una propuesta, ir al modelo alemán. Una propuesta que no puede llevarse a cabo sin un gran consenso, pero abrir el debate es iniciar el rumbo de cambio que nos demanda la sociedad.
En su discurso no sólo tuvo tiempo para establecer cuales son los ejes fundamentales del programa electoral, estableció los términos en los que quiere concurrir a estos comicios, apostando por la concertación frente a la confrontación, apostando por el debate de las ideas y las propuestas frente al no sistemático del Partido Popular, tal y como reivindican continuamente los ciudadanos.
Muy significativo fue la reclamación de la política como la mejor herramienta para que exista una redistribución más equitativa, acometer los problemas, tanto de España, como de Europa o del mundo.
Los socialistas que acudieron a la proclamación salieron ilusionados, con múltiples argumentos con los que reconquistar a quienes en este trayecto han dejado de apoyar al PSOE, con un nuevo líder y con la convicción de que nada está escrito. No fueron los únicos, son muchos los que empiezan a notar que los socialistas hemos leído el mensaje de las urnas y esperamos que muchos vuelvan a confiar en nosotros. Presentamos un gran candidato y presentaremos un programa electoral ambicioso y objetivo, como se comprometió Rubalcaba, en el que no existe programa oculto como ocurre en el PP.