La nueva película de Will Smith en Estados Unidos no ha obtenido unos resultados muy satisfactorios pero en España los espectadores han respaldado de nuevo al legendario Príncipe de Bel-Air. Este es su segundo trabajo a las órdenes de Gabriele Muccino, tras “En busca de la felicidad”, y en su primera semana en cartelera desbancó del primer puesto de la taquilla a la invencible “Australia”.

Es una fábula edulcorada con sentimentalismos fáciles, con escasa trascendencia y con grandes dosis de manipulación cinematográfica. Pero, ¿cuáles son las razones de su éxito? A mí entender tres; la primera una magnífica realización, que controla los ritmos de la historia, los planos y la dirección de actores. La segunda, la profesionalidad y el dominio de la escena de los actores protagonistas, destacando sobre todos Rosario Dawson. Y la tercera, y no se si la más importante para el éxito de la película, la estrategia y campaña de marketing promocional de la misma.

“Siete Almas” nos cuenta la historia de Ben Thomas (Will Smith), un agente del fisco que guarda un fatídico secreto, y que se embarca en una aventura de redención en la que cambiará para siempre las vidas de siete desconocidos.

Todo comienza con una lista de siete nombres: Holly Apelgren, Connie Tepos, George Ristuccia, Sarah Jenson, Nicholas Adams, Ezra Turner y Emily Posa. Lo único que todos tienen en común es que cada uno de ellos han llegado a un punto en sus vidas en que necesitan ayuda desesperadamente, financiera, espiritual o médica y que sin saberlo, han sido elegidos cuidadosamente por Ben Thomas para formar parte de su plan de redención.

Una vez que el plan está en marcha, nada puede alterarlo. O eso es lo que él piensa. Pero lo que nunca esperó era enamorarse de uno de esos extraños, y que sea ella quien comience a cambiarlo a él.

Es una película entretenida, en algún momento sensible, pero sobre todo es una cinta bien hecha, con rigor y profesionalidad.