Si abandonamos la realización de Censos (por definición, recuentos de la totalidad de los componentes de una población), y los sustituimos por una “encuesta realizada a una posible muestra del 10% de la población supuestamente existente”, estamos horadando las bases mismas del sistema político, ya desprestigiado por el comportamiento de los partidos. Sólo nos faltaban descalificaciones por posibles prácticas electorales corruptas, sospechas de pucherazos locales en función de Padrones mal elaborados, o claramente inflados para aumentar la financiación de los municipios.

En ésas estamos. El Gobierno de turno ha decidido que es muy caro elaborar el Censo de 2011. Y en vez de buscar fondos despidiendo a sus asesores, o cerrando algunas inútiles Televisiones autonómicas o locales subvencionadas con dinero público, ha decidido romper la práctica censal, de centenaria tradición en España. Así nos ahorramos treinta millones al año, (o sea, trescientos a la década, ya que el periodo intercensal es de diez años). En lugar de censar a cada familia residente, como se hace en los países serios, se fotografiarán nuestras casas desde arriba, desde gogles o avionetas (modelo Amazonia) y se encuestará a algunas familias residentes en el 10% de las viviendas fotografiadas. Y el director de turno del INE del Gobierno de turno nos convencerá de que eso es en realidad muy bueno, porque la calidad final de los datos es similar a la de antes, con un coste inferior en un 90% al anterior.

Para sumarme al aplauso general de tan gran avance científico obtenido con tan escaso y menguante presupuesto, se me ocurren algunas ideas de reconocimiento y aprecio a los enormes profesionales que han avalado esa decisión, en lugar de tomarse la estúpida molestia de dimitir por el desatino censal que (en mi opinión) se va a acometer. Para empezar, habría que dar la Medalla al Mérito Estadístico al actual (y último, espero) Director General del INE, y reconvertirlo a fin de que pueda dedicar su tiempo a liderar el proceso de modificación de textos estadísticos en nuestras Comunidades Autónomas: El Censo debe desaparecer de los libros y métodos como algo anticuado, molesto, inútil, caro e ineficiente. Y las técnicas de muestreo por cuotas, obtenidas de una base virtual (la real será desconocida a partir de ahora), serán reconvertidas en la Ciencia Estadística del Futuro ( a partir de ahora CCF) en nuestras Facultades y Escuelas.

El cambio de nombre del INE es absolutamente imprescindible. Si no vamos a efectuar ningún Censo Nacional, sino solo Encuestas Virtuales sobre bases reales desconocidas, es mejor denominarle Instituto Virtual de Estadística.(IVE) (Suena a Valenciano, pero que me perdonen los del IVAM y otros centros serios). Imagino, además, que Cataluña y el País Vasco iniciarán (si no lo han hecho ya) la realización de los anticuados Censos de verdad en su territorio, con el objeto de racionalizar el gasto, las subvenciónes y los futuros Referendums (ya sé que se dice referenda) sobre el derecho a decidir, es decir, sobre el proceso (de independencia, claro).

Otra virtud de la inexistencia de Censos de Población, es la de librarnos de las molestas encuestas electorales del CIS, y de los estudios cuantitativos de mercado u opinión. No se pueden elaborar muestras fiables sin una población base bien registrada. Las cuotas y los cualitativos (también más barato que la investigación estadística seria) se convertirán en líderes de la mercadotecnia. Para que me entiendan los lectores, será parecido a un sistema Televisivo con las cadenas de Il Cavaliere Berlusconi como única y exclusiva opción para el consumidor. Imaginen la imagen de esa realidad social difundida sin contrapesos. Los muestristas tendrán que cambiar de oficio y ponerse a “cuotear” o a diseñar “focus-group”. Es más democrático. Casi cualquiera podría hacerlo, con la condición de que sepa contar hasta veinte (los dedos de manos y pies).

Y si alguien me pregunta porqué me muestro tan entusiasta de un nuevo orden estadístico tan “souple”, perdón, tan “light”, les recomiendo hojear (no leer, por favor, no está en un blog) un viejo y demodé libro de un viejo académico a.i. (anterior a Internet), que se llamó Maurice Duverger. “Los Naranjos del lago Balaton” es un título precioso para un libro un poco heavy en la “cultureta” dominante de nuestros días.

En ese libro se describe cómo el dictador comunista de turno en Hungría, Imros Nagy, ordena plantar naranjos a las orillas del lago Balatón, que como todos Vds saben es el sitio de vacaciones locales mas apreciado de Hungría. El clima en primavera, verano y medio-otoño, es mediterráneo, pero los inviernos son fríos, crueles y helados. Naturalmente los expertos agrónomos se oponen, ya que los naranjos se helarán en invierno. Naturalmente, son encarcelados por traición al proletariado. Por supuesto que los naranjos se plantan, faltaría más. Naturalmente los naranjos se hielan en el primer mes de frío invierno húngaro. Naturalmente los expertos agrónomos son acusados ahora de estar al servicio del capitalismo por las pérdidas ocasionadas al Estado Socialista Húngaro al helarse los naranjos. Que no nos pase a nosotros lo que a los agrónomos húngaros cuando se hielen los naranjos.

¿Qué quiero decir con esto? Que debemos apoyar con todo ahínco la acertadísima medida de suprimir los Censos en España para ahorrarnos unos euritos y limitar la fiabilidad de los Censos Electorales (vayamos todos, y yo el primero, al voto por Internet, a través de nuestros blogs favoritos), así como la posibilidad de segmentar, muestrear, proyectar y demás actividades inconfesables de los aburridos científicos, estadísticos y analistas de mercados. Después de todo, si salimos de esta habrá que reconstruir una buena parte de nuestro aparato productivo, incluyendo un renovado sistema electoral y unas elecciones basadas en una nueva base de datos (un nuevo Censo de Población) elaborada por un renovado Instituto Español de Estadística.