La democracia en esencia son formas, y si no se respetan pierde su grandeza. Reclamemos firmeza en la defensa de los principios y valores de libertad e igualdad así como respeto escrupuloso en el cumplimiento de los procedimientos garantistas que posibilitan el ejercicio de tan nobles derechos en lo individual y colectivo. Rebelémonos desde la fuerza de la convicción a la hora de defender la libertad de las víctimas que se les atropella en sus derechos. Por eso hoy quiero exigir responsabilidades, y no tan sólo pedir explicaciones, por el lamentable incidente en la Comunidad de Madrid, ya conocido como “el caso de los asaltadores de despachos”. No sólo ajusta cuentas la señora Aguirre cesando a aquellos consejeros que mostraron apoyo al Presidente del PP sino que se les registra sus despachos. Los testigos dicen que el despacho fue abierto en busca de documentos. El señor Granados niega haber cursado orden alguna, y su subordinado, el que llevó la tarea acabo, que lo hizo por cuenta de su superior. En fin, como decía el maestro Gila “aquí alguien miente”. Mientras, sólo cabe una salida por la dignidad de la Institución, la dimisión de los dos. Con el agravante de que el señor Granados no sólo es el Consejero del ramo sino también el Secretario General del Partido Popular en Madrid. Lamentablemente no son lo que creíamos sino lo que nos temíamos.