Enfrentamos el 2014 con las exigencias que nos llegan de Europa de nuevas vueltas de tuerca a las condiciones laborales, las subidas de tarifas de las necesidades más básicas como la luz o el gas, la precariedad del empleo que llega a condiciones indignas, los rescates a los Bancos que no cesan y que aún nadie nos ha dado explicaciones de por qué no se devuelve el dinero “regalado” (como así se prometió), las condiciones de la Sanidad Pública se desploman mientras siguen las protestas de los médicos y sanitarios, la Educación sigue con las armas levantadas frente a la descabellada ley Wert, ya no sólo emigran los jóvenes científicos y expertos sino que se nos fugan los más consolidados, se nos desploma la cultura, y un largo etcétera.
Como señalaba Iñaki Gabilondo en sus reflexiones, el Gobierno afirma que “todo va muy bien, salvo el empleo”. Entonces, ¿qué es lo que va bien?
Si no hay trabajo, si la gente vive en situación desesperada, si aumenta el nivel de pobreza, si se eliminan las prestaciones sociales, …repito: ¿qué es lo que va bien?
El Gobierno de Rajoy no tiene claras las prioridades de lo que supone una recuperación económica. España no puede ir bien si no van bien sus ciudadanos. A no ser que tengamos diferentes visiones de lo que significa “la recuperación económica”. Lo que ocurre es que esta vez se equivoca el PP, porque la ciudadanía está perdiendo el miedo a salir a la calle, a protestar, incluso de forma desproporcionada, como ha ocurrido en Burgos.
Las decisiones injustas, manipuladoras y engañosas que hasta ahora se han podido tomar y que son el eje del desfalco y la corrupción en la que está inmerso nuestro país ya no salen gratis. La gente ya no está dispuesta a creérselo todo, a permitirlo todo, fundamentalmente porque en su entorno sólo ve desgracias y sufrimientos.
Se equivoca el PP. No puede repetir de nuevo la jugada como hizo en otras ocasiones, porque las condiciones no son las mismas. Si no hay empleo, no hay bienestar, y por tanto, no hay “ceguera social”. No es solamente la crisis económica la que está llevando a un callejón sin salida a la ciudadanía, ahora mismo es la propia gestión de gobierno del PP, que está llevando a una situación límite a la gente.
Cuando la crisis comenzó, se votó al PP porque aún existía el imaginario colectivo de que la derecha sabe gestionar mejor la economía y generar empleo. Pero en los dos larguísimos años de Gobierno del PP, la gente ha despertado y ha visto que no es así, sino que cada vez estamos más y más hundidos, mientras que el partido del Gobierno no está dispuesto a pagar ni a arrepentirse de todo lo que se ha hecho mal (bien sea ineficacia en la gestión o corrupción).
Durante este tiempo de crisis resultaba sorprendente que la ciudadanía no estallara socialmente con el elevadísimo nivel de desempleo del país, pero los expertos advertían que las prestaciones sociales y las familias (fundamentalmente) eran quienes daban cobertura y mantenían la red solidaria. Ahora, ya nos estamos quedando desnudos, en carne viva. Eliminadas las prestaciones más básicas, asfixiados con subidas de impuestos y tarifas, terminadas todas las ayudas al desempleo, y con unas pensiones que ya no pueden mantener a todos los miembros de la familia, la ciudadanía ya no tiene nada que perder. Esa es la gran novedad de nuestra angustia social: ¡ya no hay nada que perder!