En algún momento, la impresión que se puede obtener de este debate es que lo fundamental estriba en si Zapatero lo hizo bien, mal o regular. La aparente participación del propio interesado en estos pronunciamientos no hace sino añadir más confusión al debate.

La cuestión fundamental estriba en entender que si el PSOE perdió tan abrumadoramente las elecciones del 20 de noviembre ha sido debido a que algo se debió hacer mal, o bastante mal, en los últimos años de gestión de los gobiernos de Rodríguez Zapatero. Por lo tanto, hay que ser capaces de asumir esta situación, entender lo que han implicado de crítica severa los resultados del 20 de noviembre y empezar a mirar al futuro y sólo al futuro. Lo que hoy le interesa al ciudadano es saber cuáles van a ser los proyectos y propuestas del PSOE para los próximos años, y todo lo demás no son sino retornos inútiles a un pasado que ha quedado definitivamente atrás.

Por otra parte, habría que procurar que el debate serio y profundo que el PSOE necesita para el futuro no se sustancie y se refleje públicamente sólo a través de escritos con más o menos firmas, más o menos relevantes, sino con otras iniciativas que tienen que ser mucho más implicativas. De alguna manera el recurso a hacerse presente en la opinión pública mediante el método de “los abajo firmantes…” nos retrotrae a otras épocas y a otros contextos que nada tienen que ver con lo que debe de ser una democracia seria y participativa. El ciudadano espera y desea recibir otros mensajes a través de otras vías y procedimientos, que desde luego no excluyen la perfecta legitimidad y derecho de cada cual a manifestarse como les parezca más correcto. El problema es de eficacia y de visión de futuro.