Ahora bien, una cosa son las intenciones del Presidente Obama y otra que las pueda llevar a cabo. Según parece, existen impedimentos “legales” para bloquear unos bonos ya acordados en el pasado.
El caso de AIG se suma a otros escándalos parecidos de empresas reflotadas y saneadas con el dinero de todos, pero que una vez han comenzado a trabajar de nuevo con la faltriquera llena, parece que vuelven por sus fueros. Ahí está el caso de las bonificaciones de Merrill Lynch, o las subidas escandalosas de salarios a los ejecutivos de Wells Fargo…
¿Al Presidente Obama y a los sufridos ciudadanos, que padecen esta crisis con todo el rigor, sólo les queda el recurso del pataleo?
Si el sistema financiero se ha hundido, debido a las malas prácticas, y se está reflotando con el dinero de todos, lo lógico sería que fueran los Estados los que tuvieran el poder de decisión. Si la legislación no acompaña, habrá que cambiar las reglas del juego.
El Presidente Obama volvió a apelar a los valores y a la ética, que está muy bien. Pero ante un neoliberalismo despiadado -como el que ha llevado al caos a millones de personas, expulsado al paro a legiones de trabajadores en todo el mundo, provocando más pobreza y más aumento de las desigualdades- parece que hace falta que los valores y la ética se concreten en nuevas legislaciones equilibradoras y correctoras, capaces de alumbrar políticas de control del mundo de la economía. O acaso se va a continuar en lo mismo: ¿socializando las pérdidas y privatizando las ganancias?