De esta forma, la apuesta del capitalismo más exacerbado y del pensamiento neoconservador es clara: la construcción de una globalización injusta, en donde los mercados manden, los Estados obedezcan y los que tengan el poder económico lideren. Y es que la situación actual que Europa está viviendo recuerda en gran parte a los acontecimientos que antaño se vivieron fruto de los felices años 20 y el Crack del 29, elementos que en el siglo XX dieron lugar posteriormente al triunfo del pensamiento fascista y a unos sistema totalitarios que originarían un conflicto bélico que arrasó Europa y medio mundo, la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, en un marco de desesperación, de inseguridad y de falta de esperanza por un futuro de estabilidad laboral ante el cual la ciudadanía de nuestro país se rebela, tomando plazas y calles en lo que se ha denominado Spanish Revoluion. Así, los miles de ciudadanos y ciudadanas de buena fe que han decidido movilizarse pacíficamente han venido a decir con la ocupación de los espacios públicos que NO, que se niegan al retroceso y la pérdida de Derechos y Libertades ganados a lo largo de la historia por muchos hombres y mujeres que en nuestro país y en toda Europa hicieron posible que hoy la democracia y la sociedad del bienestar permitan que la ciudadanía disfrute de derechos tan fundamentales como los derechos laborales, el acceso a una educación y Sanidad pública de calidad o la seguridad de un sistema asistencial que hasta ahora velaba por los más débiles de la sociedad.
Y es aquí, ante el recorte de derechos y libertades lanzado desde los mercados y desde la Vieja Alemania dominada por la derecha de la Canciller Merkel en donde la respuesta de la sociedad es clara: resistencia e indignación. Dos palabras que encuentran su rostro en aquellos jóvenes sin esperanza en un futuro, en aquellas personas que ven cómo han perdido su vivienda pero su deuda se mantiene viva con las entidades bancarias que en su día le dieron un crédito y que ahora no sacian con la entrega de la propiedad su ansia voraz de exprimir más los huesos de una ciudadanía impotente ante los poderosos. Y todo ello sin olvidar a los miles de trabajadores que han perdido sus puestos de trabajo fruto de una crisis económica global creada artificialmente por el propio poder capitalista.
De esta forma, se crea un cóctel explosivo en la sociedad, sociedad que tal vez no haya visto en los partidos de índole progresista la respuesta a sus necesidades, y por ende, un posicionamiento de enfrentamiento y alternativas ante unos mercados que han aprovechado la debilidad de Estados, sindicatos y partidos políticos para dar pasos decididos en su configuración social, un modelo de sociedad en donde la igualdad no es un elemento necesario y en donde la economía se presenta como el elemento rector de las relaciones sociales.
No obstante, sí debemos señalar que el movimiento 15-M tiene un elemento sumamente peligroso en su seno. Dentro del mismo, elementos anarquistas y antisistema sumamente peligrosos y proclamadotes de la revolución social ven en la desesperación actual de millones de personas y en la crisis económica la oportunidad de encender la mecha revolucionaria contra el que consideran un sistema acabado y una falsa democracia. Y frente a ellos, deben ser los propios integrantes del movimiento 15-M los que acallen y expulsen del movimiento a dichos elementos, apostando por la movilización pacífica y la puesta en común, junto con las organizaciones sociales progresistas, así como sindicatos y partidos políticos de índole progresistas, de una hoja de ruta que haga posible hacer frente al pensamiento capitalista y neoconservador que hoy más que nunca presenta su rostro más radical.