“También la lluvia” es una película que terminará formando parte de esa lista de obligado visionado para todos aquellos que disfrutan y quieren aprender de cine. Es un relato entre la ficción y la realidad, un reconocimiento al mundo del cine desde sus grandes y continuas paradojas y, un paralelismo entre dos momentos históricos, inicialmente, muy distintos pero en el fondo con grandes similitudes.

Un guión perfectamente trabado de Paul Laverty que arranca del deseo de hacer un filme sobre el Descubrimiento y los primeros pasos de la Conquista de América, con un Colón explotador de los indios y de su oro y con un Bartolomé de las Casas horrorizado ante la brutalidad de los soldados. Esa es la ficción que este grupo de profesionales pretende recoger, cuando choca con la misma realidad boliviana de la Guerra del Agua del 2000, con sus manifestaciones y violencia callejera en Cochabamba contra un proceso de privatización del agua que les quitaría la vida a los indígenas. De nuevo, la codicia atropella a los más débiles situándoles en la misma aventura de hace cinco siglos, la de sobrevivir a cualquier precio.

Su realización es impecable en lo técnico, las localizaciones excelentes y las interpretaciones, sin duda, lo mejor. Si Luis Tosar y Gael García Bernal están como acostumbran, muy bien. Juan Carlos Aduviri le otorga autenticidad a lo que se cuenta y a lo que hacen sentir a cualquier espectador.

A la buena dirección, al guión y trabajo actoral se unen un cuidado diseño de producción, la sobria fotografía y la música de Alberto Iglesias que crea la necesaria tensión dramática y permite momentos de íntima emoción.

En definitiva, buen cine político que cumple con creces su objetivo; informar, sensibilizar y comprometer a la ciudadanía con las causas nobles que todavía merece la pena trabajar.