Que el gobierno de Zapatero comete errores es una obviedad. Lo bueno es si existe capacidad de rectificación y de enmendar. Lo que no es normal es que ya no exista concepto de Estado y todo sea campo de batalla sin límites.
1) Hay un secuestro de un barco pesquero por parte de los piratas somalíes y toda la culpa es de Zapatero. Aunque luego sean liberados y puestos en casa sin riesgo, en un plazo relativamente corto si observamos otros secuestros (hoy acaban de liberar un barco griego siete meses retenidos). Pero el PP tiene armamento para decir que Zapatero es el culpable.
2) Se lleva adelante la modificación del aborto, en una completísima ley sobre reproducción y formación sexual, pero toda la inmoralidad recae sobre Zapatero. Ahí tenemos ahora a Camps (que debería estar callado, escondido y dimitido por todas las vergüenzas y trapicheos realizados) para decir que ayudará a la escolarización de los no-nacidos, mientras mi Comunidad es la segunda en fracaso escolar y con mayor precariedad en centros educativos o en provisionalidad de profesores.
3) Todavía no he oído ninguna propuesta acerca de cómo conjugar las nuevas tecnologías con la propiedad intelectual. Todo el mundo opina y habla de los problemas que están sobre la mesa pero sin soluciones. Hay dos realidades: no se puede “poner vallas al monte” y estamos con una nueva tecnología imparable, inimaginable y potentísima (¡bienvenida sea!), pero también sabemos que en este país no se puede usurpar una propiedad privada, a excepción de la intelectual, que está ninguneada. Un debate nuevo con una nueva legislación con unos nuevos límites.
4) Tenemos el grave problema diplomático de la líder saharaui, donde se junta la defensa de los derechos del Pueblo Saharaui con la vida en riesgo de su dirigente, y se aprovecha para desestabilizar en lugar de remar todos en el mismo sentido. El partido socialista debe mantener la coherencia de sus acciones con sus principios: lo que durante tantos años hemos defendido. Pero nadie negará el gobierno debe realizar una operación diplomática de primer orden para salvar la vida de la dirigente además de respetar y garantizar el éxito de su lucha.
5) Con la ligereza de quienes prefieren la demagogia y la radicalidad, el PP dice que Zapatero no invierte en las CCAA (así lo dicen en Valencia jugando al victimismo), cuando todos los municipios de toda España están en obras permanentes por la inversión pública del gobierno. En mi Comunidad se devuelve dinero el gobierno central en dependencia, educación, cultura,… porque el gobierno Camps no pone su parte correspondiente de los convenios.
6) Se plantea una conferencia de presidentes autonómicos y Rajoy llama a Génova a todos los presidentes del PP. ¿Qué Estado de las Autonomías se defiende? ¿Un Presidente Autonómico no está por encima de las siglas del partido? ¿Es posible que quienes tengamos un gobierno mayoritario del PP no tengamos ya ninguna representación institucional que no pase por Génova? Bien hacía Aznar cuando no convocaba a los presidentes autonómicos.
Y mientras, el caso más grave de corrupción que tiene el PP en el corazón de su organización convive con un partido que pretende gobernar España. ¿De qué modo y con qué formas? No ha habido investigación interna en la Comunidad Valenciana pese al informe de la Brigada de Blanqueo que está ante el juez; se cesó a su secretario general Ricardo Costa, no por lo que hizo, sino por lo que dijo (los trapos sucios se lavan en casa); se intentó anular pruebas difamando el programa Sitel (igualito que el caso Naseiro), y cuando no se consigue, el PP valenciano propone el chantaje de que dejemos de hablar de Gürtel y se nos dará representación en las cajas de ahorro: ni más ni menos que la representación que democráticamente nos pertenece y el PP niega con su mayoría absoluta.
El presidente Zapatero debe revisar y repasar qué cosas están ocurriendo que se comunican mal, se cometen fallos, se improvisa, no está bien analizado, o chirrían en la coherencia defendida. El Presidente Zapatero debe analizar con calma los próximos pasos y acciones de su gobierno para ajustar una maquinaria que últimamente se ha visto “golpeada”, a veces, sin demasiada justificación.
Pero no me parece que el PP, el mismo de ayer, el que aún no ha hecho su renovación, el que tiene serios problemas internos, el que juega al enfrentamiento visceral, el que practica una política de cortísimo recorrido, el que tiene problemas judiciales y de corrupción tremendamente serios por resolver, deba estar frotándose las manos pensando en que el desgaste del gobierno sea su propia suerte.