Es sabido que el cáncer es un crecimiento celular anormal y desordenado, con capacidad de invadir y destruir tejidos. Entre los factores de riesgo de los más de doscientos tipos de cáncer destacan los que tienen un componente hereditario (5% del total), los que se deben a los estilos de vida (tabaquismo, obesidad, stress, etc…) o a los efectos del modelo hiper-industrializado de nuestro momento histórico, que nos expone regularmente a sustancias químicas nocivas, a radiaciones ionizantes, a infecciones, a virus desconocidos, etc. Quizá por el peso de estos argumentos, los ciudadanos privilegiados del Planeta no reparemos en la incidencia tan elevada de esta enfermedad entre las personas que viven en lugares poco desarrollados, como es el caso de algunas zonas de Asia y Latinoamérica. El cáncer no es, por tanto, una epidemia o especie de castigo bíblico que suframos, en exclusividad, los más ricos y poderosos.

Las previsiones de los especialistas en oncología, recogidas en el informe de Can Treat, plantean que de seguir la misma tendencia, en algunas de las regiones pobres del Planeta podría convertirse en una especie de “tsunami” de sufrimiento y dolor. No sucede lo mismo en los países más desarrollados, pues hay datos que prevén una reducción de determinados cánceres y de las muertes asociadas. Las campañas preventivas sanitarias, la detección precoz y las nuevas terapias están jugando un papel de primera magnitud a la hora de abordarlo.

En las últimas décadas se ha avanzado notablemente en los métodos diagnósticos (especialmente, pruebas genéticas y por imagen) y se han desarrollado nuevas terapias (basadas fundamentalmente en la proteómica y la genómica). Se combina la cirugía, con la radioterapia, con tratamientos biológicos, con procedimientos hematopoyéticos, de igual modo que se utilizan trasplantes de células madre y de médula ósea, medicamentos hormonales individuales, anticuerpos monoclonales y tratamientos fotodinámicos. Además, se están desarrollando nuevos medicamentos, en su mayor parte en fase de ensayo clínico, como por ejemplo vacunas, con la finalidad de activar el sistema inmunológico de la población de riesgo e impedir la activación de las células malignas; procedimientos enzimáticos con pro-fármacos; así como nuevos compuestos químicos con capacidad para reducir tumores en pacientes con cánceres avanzados, etc…

Muchas son, pues, las posibilidades abiertas para luchar contra esta enfermedad. En España, tanto en varones, como en mujeres, el cáncer continua siendo la primera causa de muerte, seguido de cerca de la cardiopatía isquémica. Sabemos también, según previsiones de la OMS, que en el año 2030 11,5 millones de personas fallecerán en el mundo por su causa (en estos momentos, son en torno a 8 millones), debido, en buena medida, al crecimiento demográfico y al envejecimiento de la población mundial. Sin embargo, actualmente la tasa de curación en algunas variedades de cáncer está siendo muy elevada y, de seguir este ritmo, es factible que pase de ser una enfermedad mortal, a una enfermedad curable o crónica (si se detecta en fases precoces).

Pero, ¿podrán acceder a estas terapias avanzadas los enfermos que vivan en los países pobres?, ¿dispondrán de los suficientes medios, personal especializado y recursos para combatirlo?, ¿accederán a los nuevos medicamentos a precios asequibles?, etc… El futuro se presenta incierto en este terreno.

Ante esta perspectiva es preciso entender que son precisas medidas específicas de ayuda en estas regiones, que prioricen el desarrollo de nuevos modelos de atención del cáncer, que incluyan la promoción de políticas sanitarias preventivas, así como dotar del personal especializado y de las infraestructuras preceptivas para atender a los pacientes. Es necesario que se articulen campañas preventivas y de sensibilización entre la población de estas zonas del mundo. Y es una obligación ética, una cuestión de humanidad vencer al cáncer y aunar fuerzas para que, en igualdad de condiciones, los enfermos puedan acceder a los tratamientos, independientemente de haber nacido en un país rico, pobre o en desarrollo.