Todos sabemos, que la literatura ha sido una frecuente fuente de inspiración para el cine, y que son innumerables los casos en los que una novela se adapta para llevarla a la gran pantalla, como es en esta ocasión. Pero el cine también ha hecho mucho por el mundo literario, no sólo ha dado a conocer e incluso ha popularizado a autores absolutamente desconocidos para el gran público, sino que no son pocas las ocasiones en la que una novela a penas vendida, tras su estreno cinematográfico se convierte en un superventas. Ambos mundos, el literario y el cinematográfico se complementan y se engrandecen. La cuestión en estos casos, no es otra que la obligada comparación entre lo escrito y lo visual.
Coincidiendo con el crítico literario Harold Bloom, que considera a Cormac McCarthy uno de los cuatro mayores novelistas norteamericanos de su tiempo, junto a Thomas Pynchon, Don DeLillo y Philip Roth. Y a las incuestionables coincidencias de estilo con el gran William Faulkner, es una realidad contrastada, que McCarthy sólo ha adquirido el lugar que le corresponde en la narrativa norteamericana a partir de llevar su obra al cine.
Inicia esta andadura con “Todos los caballos bellos” (Billy Bob Thornton, 2000), en la cual no aciertan a encontrar la esencia de su escritura, por el contrario sí lo logran con su segunda adaptación “No es país para viejos” (Joel y Ethan Coen, 2007), tan nihilista y desgarrada como su equivalente en papel. Y como no hay dos sin tres, “The road (La carretera)” es la tercera novela de McCarthy que se lleva al cine. Pero en esta ocasión, a diferencia de las anteriores, ha sido aclamada internacionalmente llegando a recibir el Premio Pulitzer en el 2007.
La historia transcurre en un mundo apocalíptico, en el que un padre y su hijo viajan hacia la costa para buscar un lugar seguro donde asentarse. Durante su travesía se cruzarán con los pocos seres humanos que quedan, la mayoría de los cuales se han vuelto locos o se han convertido en caníbales. Su objetivo, sobrevivir un día más, aferrándose a un último resquicio de humanidad en un mundo que ya no se lo puede permitir.
Hay reconocer que John Hillcoat, su director, ha conseguido un notable equilibrio entre la árida literatura del autor y las concesiones emotivas al gran público. Con ello, la cinta sigue sin complejos la senda iniciada por los hermanos Coen.
Hillcoat opta por alcanzar mayor emotividad aunque en algunos pasajes se tenga que alejar del texto descriptivo de la novela original. Para este fin, la música de Nick Cave y Warren Ellis, componen una banda sonora que refuerza con sensibilidad todos los planos de la película. Y junto a la excelente fotografía de Javier Aguirresarobe, la música penetra suavemente transportando al espectador a ese escenario fantástico de un mundo en desaparición.
El resultado final es un relato sólido, perfectamente hilvanado que desgrana con fuerza las múltiples dimensiones de la obra literaria. Aún siendo indiscutible, que “La carretera” escenifica extraordinariamente el mundo devastado que ideó McCarthy, y que no hay fisuras en la labor interpretativa de Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee, en sus papeles de padre e hijo, esta no llega alcanzar el pesimismo y el hedor a muerte de la novela.