El primer problema que se le plantea al PP es el estratégico. Ahora tienen que intentar escurrir el bulto y buscar argumentos de todo tipo para no alcanzar el acuerdo. Ni aunque se aceptaran todas sus propuestas, el PP puede pactar. Porque su objetivo es seguir arañando y desgastando electoralmente.
El segundo problema se les plantea con las propuestas de la CEOE. Hasta ahora, ambos iban cogidos de la mano: menos impuestos, “flexiseguridad” laboral, despidos más baratos, volver de nuevo a la construcción irracional e ilimitada como gallina de los huevos de oro. Pero, como la CEOE se ha sentido con fuerza, al ver que hay posibilidades de estirar más y más la cuerda, sacan de la manga ese draconiano y perverso contrato joven sin prestaciones e inferior al salario mínimo. ¿Cómo no se les ha ocurrido pensar cuánto se ahorrarían si la gente trabajara gratis? Por un plato de comida caliente, se puede ofrecer unas horas laborales. Ahora dicen que se ha “malinterpretado” la oferta; pero no lo dicen avergonzados, en definitiva, han sacado “la patita” poniendo las condiciones mínimas que es lo que pretendían. A partir de ahí: ¡a negociar!
El tercer problema que tiene el PP es con sus propias Comunidades Autónomas: Madrid, Valencia y Galicia, por ejemplo.
¿En cuál de ellas se ha planteado en el parlamento autónomo un plan de choque, de recuperación económica, de análisis de la crisis? ¿En cuál de ellas se habla de consenso, de acuerdo, de pacto entre partidos? Se solicita por parte de la oposición que lo mismo que se produce a nivel nacional se haga en los parlamentos autónomos. Pero el PP, donde gobierna, no quiere. ¿Por qué? Pues porque les va mucho mejor echándole la culpa a Zapatero y, bajo la mesa a escondidas, siguen con las mismas políticas y gestión de siempre. Hoy dice el “Financial Times” que Valencia es la quintaesencia del viejo modelo español, sufriendo de manera desproporcionada la crisis, y sin soluciones para salir de ella. Esta noticia ha hecho que el PP se sienta ofendidísimo. Pero el crecimiento del desempleo en nuestra Comunidad crece a mayor velocidad que en el resto de España (junto con Madrid).
El problema no termina ahí. Cuando el PP pone medidas a nivel nacional encima de la mesa para llegar a acuerdos, “choca” de frente con la realidad de las comunidades donde gobierna. Su propuesta de fusionar cajas a nivel nacional para reforzar el sistema financiero español, “rechina” con lo que Camps, Feijóo y Aguirre quieren hacer en sus autonomías. ¿Y qué pasa aquí? Pues que cada uno juega a sus propios intereses de poder, incluso de reforzamiento económico.
El PP ha presumido siempre de ser un partido nacional, con una visión única de toda España. Lo que no dice es que se resquebraja cuando se tocan “los dineros” que a cada uno le pueden sostener en el sillón. Que se lo digan a Camps nombrando sólo a consejeros de Bancaja que están vinculados al PP y eliminando así a toda representación política y social crítica; o que se lo digan a Esperanzita que jugó todo lo fuerte que pudo, insultos “cariñosos” incluidos”, para salvar su representación máxima en Caja Madrid.
Sinceramente creo que el PP no quiere pactar, pero creo también que no puede. Porque tiene demasiados compromisos políticos y económicos para aceptar la responsabilidad de un Pacto de Estado.
Aviso a navegantes. Espero que en las ganas de acuerdos y consensos, el PSOE no se deje la piel en el intento. Hay límites inaceptables. Hay propuestas que chocan con la realidad. Hay interlocutores que siempre serán insaciables.
Sentido común y no olvidemos nunca quienes son los verdaderos afectados de la crisis.