Siempre sospeché que la actitud del PP sería buscar la huida y la excusa para no firmar. Primero, por su continua posición de enfrentamiento, crispación y desgaste al Gobierno central. Y, en segundo lugar, porque la educación sigue siendo un conflicto ideológico.

Sé que, para llegar a un Acuerdo, todos han de hacer cesiones. El Gobierno así lo ha hecho, buscando aproximación con el PP, sin desvirtuar las cuestiones más importantes. Porque lo más urgente y necesario en estos momentos es que un Pacto por la Educación prevalezca y consigamos que no se haga un debate demagógico y chicloso de la principal herramienta para el presente y futuro de nuestros jóvenes.

Pero no me gustaría que las cesiones hacia el PP supusieran renuncias gruesas de los defensores de la Escuela Pública; sobre todo, si al final, el PP ni siquiera muestra voluntad real de desatascar este Pacto.

Por otra parte, sospecho que no sólo hay que firmar, sino llevar adelante los acuerdos allí donde el PP también gobierna.

En la Comunidad Valenciana, tenemos 8 puntos por encima de la media española de fracaso escolar. Un fracaso escolar del 40%. ¿Cómo puede Francisco Camps seguir gobernando con esa cifra espeluznante de suspenso de la educación valenciana? Pero el PP valenciano no reconoce errores, no admite cambios en su política educativa ni en su gestión, no piensa modificar actuaciones o inversiones. Camps sigue en su realidad virtual, la misma que le ha llevado al “delirio político” (y personal) con el caso Gürtel, y mantiene que los valencianos tenemos el mejor sistema educativo público (pese al 40% del fracaso escolar); se ha creado una Comunidad aparentemente rica: Ágora, Fórmula 1, Palau Arts, eventos, sobrecostes, puentes y despilfarros, …. Pero eso no se come ni da trabajo, y lo peor es que mañana serán otros los que vendrán a dirigir y crear infraestructuras mientras que los del “suspenso” serán la mano de obra.

Hay dos problemas ocultos que el PP no saca encima de la mesa:

1. Su concepto real sobre la educación: aún recuerdo cuando Esperanza Aguirre, siendo Ministra de Educación, decía que “la educación es como un supermercado”. Hay frases que son claras y definitorias de un pensamiento ideológico.

2. Su electorado profundamente conservador: allí donde gobierna, el PP no sólo “ha expulsado” a la clase media de la escuela pública, sino que ha estado subvencionando, alimentando económicamente y potenciando los colegios del Opus, de segregación de sexos, de élite, de no integración de inmigrantes, … Todos aquellos modelos de centro que dificultan la aplicación de la ley. ¿Cómo obligar a través de un Pacto a un equilibrio del alumnado entre todos los centros educativos? ¿Cómo retirar ayudas a aquéllos que no cumplan los acuerdos, si ahora mismo ya desafían y no cumplen la legislación?

Cada vez que oigo hablar al Ministro Gabilondo me reconforta saber que la gestión educativa está en manos de alguien profundamente democrático, con unos valores sólidos, con una formación intelectual elevada, con un talante y una paciencia digna del Santo Job, y con un compromiso por la Educación Pública innegable.

¿Hay interlocutor enfrente?