La lógica de esta propuesta es impecable. Superada la crisis del Euro del periodo 2010-2012 por la intervención del Banco Central Europeo, la prioridad de la política económica europea no puede ser exclusivamente el mantenimiento de la estabilidad financiera, la unión bancaria y el ajuste fiscal a ultranza, máxime cuando persisten niveles de paro inaceptables por encima del 25 por ciento de la fuerza de trabajo en países como España o Grecia. Si se tiene en cuenta que tanto el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y el Tratado de Gobernanza, Coordinación y Estabilidad imponen límites estrictos al déficit público en los Estados, corresponde a la Unión Europea compensar esta política deflacionaria con estímulos al crecimiento.
Una Europa incapaz de proporcionar empleos a todos aquellos que están en disposición de trabajar está condenada a fracasar en el medio plazo, aun cuando se lance definitivamente el gran proyecto de la unión política.
Así, ya en junio de 2012 el Consejo Europeo reconoció que junto con la política de reducción de los déficits públicos había que acometer una política de crecimiento. Esta nueva posición política de los entonces 27 se concretó en la ampliación de capital del Banco Europeo de Inversiones y con el respaldo al programa de la Garantía Juvenil, según el cual todo joven menor de 25 años debe de estar ya sea empleado, ya sea recibiendo una formación ya sea como aprendiz o en un centro educativo, si bien la dotación del mismo es claramente insuficiente.
La sociedad civil europea por su parte decidió activar el mecanismo de la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE), mecanismo de participación ciudadana que contempla el Tratado de Lisboa. El movimiento federalista europeo ha propuesto a la ciudadanía respaldar con su firma el llamado “New Deal 4 Europe”, un plan de inversiones en infraestructuras y energías renovables por valor de 300.000 millones de euros a financiar con el impuesto de las transacciones financieras y con la emisión de deuda pública europea[1] (lo que el Tratado de Lisboa no prohíbe a la Unión Europea: solamente exige el equilibrio presupuestario). En febrero de 2014 la Comisión Europea reconoció que esta ICE cumplía los requisitos del Tratado y por tanto autorizó la recogida de firmas a partir del mes siguiente. Son necesarias un millón de firmas en al menos ocho estados miembros, y deben reunirse no más tarde de marzo de 2015[2]. Personalidades europeas como Romano Prodi, Daniel Cohn Bendit, Javier Solana o Josep Borrell respaldan al “New Deal 4 Europe”. Si se logra el apoyo de este millón de ciudadanos el “New Deal 4 Europe” será estudiado por la Comisión Europea de cara a su eventual remisión al Parlamento Europeo, a quien corresponderá en última instancia su aprobación.
Por último, el presidente electo de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha propuesto en el marco del programa pactado con los socialistas europeos, un plan de inversiones público-privadas para impulsar el crecimiento y el empleo por valor precisamente de 300.000 millones de euros, inspirándose abiertamente en la cuantía propuesta por el “New Deal 4 Europe”. Todo parece indicar que en esta VIII legislatura del Parlamento Europeo las instituciones van a tomarse en serio la apuesta por la Europa de los trabajadores.
[1] Véase información completa en el link: http://www.newdeal4europe.eu/it/
[2] Es posible firmar el New Deal 4 Europe con un simple clic en este link: https://ec.europa.eu/citizens-initiative/REQ-ECI-2014-000001/public/index.do?lang=es