La Ley para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, que acaba de ser aprobada por el Senado, es uno de los avances legislativos en materia de igualdad más esperados de la presente legislatura y ha levantado grandes expectativas entre las organizaciones de mujeres y, probablemente, en toda la sociedad.
Desde Fundación Mujeres, creemos que se trata de una Ley que cambia sustancialmente tanto el aspecto como la forma de gestionar las políticas públicas en materia de igualdad de oportunidades. Gracias a la aprobación de esta Ley, el desarrollo de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, va a pasar de ser un proyecto de intervención social a convertirse en un compromiso que debe quedar plasmado en el resultado tanto de la intervención pública, como de la actuación de los agentes que operan en el ámbito privado.
Es cierto que algunas de sus medidas no nos han dejado del todo satisfechas a las organizaciones de mujeres, que esperábamos una mayor contundencia y valentía en medidas tales como el permiso de paternidad, las obligaciones empresariales o la composición de las listas electorales. Estos y otros aspectos son mejorables y habrá que seguir su desarrollo a lo largo de la aplicación de la Ley.
Sin embargo, gracias a las propias medidas de evaluación y seguimiento que aparecen reguladas en esta Ley, se abren posibilidades de mejora continua más sencillas y eficaces, y más y mejores herramientas de cambio y avance. Por lo tanto, creemos que, a pesar de no haberse cubierto todas las expectativas, estamos en presencia de una ley que, si se desarrolla correctamente, supondrá uno de los cambios más significativo que hemos conocido a favor de las políticas de igualdad en nuestro país.