El cine de Woody Allen siempre despierta gran expectación y en esta ocasión, si cabe más, rodada en nuestro país y entre su magnífico elenco de actores, dos españoles Javier Bardem y Penélope Cruz. En esta cinta les acompaña, Scarlett Johansson, la nueva musa del neoyorquino, con quien ha rodado Match Point (2005) y Scoop (2006).
El largometraje recoge a la perfección la maestría de Allen, quien nos ofrece una comedia ligera e inteligente. Con unas espléndidas vistas de Barcelona y Oviedo que desvelan la pasión del realizador por España y muy especialmente por la ciudad catalana. Técnicamente destaca su luminosa fotografía.
La película se centra en cómo dos turistas americanas (Johansson y Hall) llegan a Barcelona para visitar la ciudad y conocen a un pintor (Bardem), que les hará de cicerón, con la clara intención de seducir a ambas. La ex-novia del pintor (Cruz), celosa de las americanas, intentará ponerse en medio para alejarlas de él.
Sexo y humor negro son sus ingredientes principales. Allen establece un interesante dibujo de personajes muy distintos que logran dotar de empuje a la historia través del encuentro y desencuentro entre ellos y sus fuertes personalidades. A todo esto, le aporta sus habituales temáticas: la pasión, las dudas morales, el mundillo del arte, y el intelectualismo.
El humor de Vicky Cirstina Barcelona no es al que nos tiene acostumbrados. No hay diálogos brillantes ni irónicos pero es un film entretenido, hecho con mucho gusto y exquisitez, apoyado en gran medida en la profesionalidad de sus actores.
Los medios de comunicación extranjeros consideran que estamos ante una de las mejores películas de Woody Allen, en los españoles no hay tal unanimidad. Al contrario de lo que suele ocurrir en la filmografía de este autor, reverenciada en Europa y denostada en su país.