La violencia ha regresado a la periferia parisina. Los suburbios de la capital francesa han vuelto a registrar graves incidentes entre jóvenes y policías que hacen temer nuevos disturbios como los registrados en el otoño de 2005.

En esta ocasión, el detonante ha sido, nuevamente, la muerte de dos adolescentes que al parecer fueron arrollados por un coche de policía cuando viajaban en una motocicleta. Como ya ocurriera hace dos años, estas muertes han desatado las protestas violentas de numerosos jóvenes de las barriadas de los suburbios parisinos, que continúan viendo frustradas sus expectativas de futuro en una sociedad que les excluye del empleo, de la vivienda, del acceso al consumo y les aleja del mito igualitario del proyecto republicano del Estado francés. Con sus acciones consiguen hacerse visibles y sitúan ante los ojos de quien lo quiera ver los riesgos que tiene una sociedad en la que el Estado recorta y abandona las políticas sociales.

En 2005 los disturbios duraron un mes, ahora la dureza de la violencia desatada hace difícil calcular las consecuencias.