Esperanza Aguirre ve así culminar un sueño (otro más de su edén liberal) que arrancaba en 2008 cuando anunció la privatización del 49% del Canal en el debate del estado de la región. La operación, sin embargo, quedó bloqueada cuando los Ayuntamientos gobernados por los socialistas y el de la capital, con Gallardón al frente, amagaron con romper algunos convenios. Tres años después, el alcalde de la capital, endeudado hasta las cejas, recula a cambio de 189 millones de euros y de participar en la futura sociedad que se cree para gestionar la distribución de agua.
El Canal de Isabel II se ocupa de hacer llegar el agua a la inmensa mayoría de los hogares de los seis millones de madrileños. La distribución es una competencia municipal, que en el caso de Madrid capital está cedida al Canal sin contraprestaciones porque ésta es (era) una empresa 100% pública. El acuerdo con el Consistorio es prácticamente definitivo dado que la capital supone casi el 60% del volumen de negocio y de los clientes del Canal.
Dura semana ésta semana para quienes vivimos en Madrid… Primero fue el anuncio de convertir el Instituto de San Mateo en un centro segregador donde sólo podrán estudiar los mejores, y ahora el batacazo del agua, un derecho fundamental que corre el riesgo de quedar en manos privadas.