El Presidente del Gobierno ha aprovechado una cita en TVE, hay que suponer que concertada con anterioridad al debate sobre su última propuesta de rebaja fiscal, para reafirmarse en su oferta de reintegrar una parte de sus impuesto a los contribuyentes asalariados y pensionistas. No se ha dirigido a los expertos, ni a los que han criticado desde lecturas ortodoxas su medida. Se ha dirigido a los ciudadanos y ha estado muy hábil a la hora de apoyarse en su dignidad para desmentir la última pataleta de Aznar, que equiparaba esa oferta programática con la práctica caciquil de la compra de votos: “los españoles no se venden”. Además sería indemostrable saber, hoy, si los futuros votantes del PP van a renunciar a ese beneficio, o si tan siquiera los dirigentes de ese partido estarían dispuestos a rechazar esa medida en trámite parlamentario.
Cabe pensar que buena parte del debate actual sobre esta cuestión, como antes ocurriera con el llamado cheque- bebe hubiera podido centrarse si se hubiera preparado mejor, visualizando una reflexión colectiva, el anuncio. Podría haberse subrayado entonces que esa es una práctica en Dinamarca o Bélgica, cuando existe superávit. Pero en todo caso, a tenor de la respuesta que he podido analizar en los comentarios publicados en la Red por los lectores a las palabras de Zapatero en TVE, se puede tener la impresión de que los ciudadanos están echando cuentas ya sobre lo que harán con la “paga” de junio. Que tampoco les parece mal a los autónomos, porque la reclaman. Mucha gente…