Cada elección autonómica y municipal abre un debate artificioso en torno a la “nacionalización” o la “localización” de la campaña. Por una parte resulta lógico subrayar el carácter exclusivamente regional y local de las decisiones a dilucidar en este tipo de convocatorias. De hecho se eligen concejales y diputados autonómicos con competencias tan solo para tales ámbitos. Pero, por otra parte, también resulta inevitable que el ciudadano llamado a las urnas pondere su voto en función de análisis y criterios que van más allá de su ciudad y de su región. Inexorablemente, la decisión final sobre la papeleta a elegir tiene un componente de carácter general relacionado de manera directa con el desarrollo de la política nacional.

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