Autor: Josep Borrell

Me viene a la cabeza estos días la genial película de Berlanga “Bienvenido Mr. Marshall”. El imperio llamaba a nuestras puertas y nosotros, españolitos de a pie, íbamos con nuestras gallinas debajo del brazo a lucir las mejores de nuestras galas —flamencas, por supuesto— para enarbolar banderitas y demostrar nuestra grandeza. Han pasado 60 años y ahora somos nosotros los que viajamos a buscar la complacencia estadounidense a “nuestras” reformas y “nuestros” progresos. Vamos, a “vender” humo a cambio de piropos y buenas palabras. La imagen de Rajoy ante su homónimo americano lo dice todo: un presidente henchido de orgullo por los buenos modos de un educado Obama anfitrión, que valoraba el “esfuerzo” realizado por nuestro máximo gestor. Un esfuerzo que nos “venden” una y otra vez, a ver si de una vez nos creemos que todos sufrimos igual y empezamos a alegrarnos por unas cifras que aisladas, en solitario y sin contextualizar indican lo que nos “venden” como mejoría del país. Nótese que el asunto va de “vender” y para eso nos vamos al otro lado del charco, que para algo es la cuna del consumismo.