Slatan, un dolido y doliente hombre de Karadjistán, que cree haber encontrado en el terrorismo suicida una salida a su dolor, tiene la misión de hacer estallar en el aire un vuelo entre Moscú y Madrid, pero sus planes son truncados por una terrible tormenta que hace imposible despegar ese vuelo. Este es el resumen inicial de una película sorprendente, divertida, humana, bien realizada, mejor dirigida y excepcionalmente interpretada por un elenco de actores buenísimos que están “que se salen” en sus respectivos papeles.
He catalogado esta película española de “sorprendente” porque sorprende su guión, que está muy bien tramado y consigue mantener a los espectadores pegados a la silla hasta el final. También sorprende el tratamiento que se da en el film a un tema tan espinoso: el del terrorismo suicida. Y sorprende porque esta película se aleja de la moralina a la que nos tiene acostumbradas las películas americanas y trata el asunto con una humanidad conmovedora dentro de un complicado juego (que la película resuelve con mucha dignidad) entre la comedia satírica y negra y el drama más brutal.
También sorprende lo bien dirigida que está, ya que es la primera película de Alex Pina, que hasta ahora se había limitado a ser guionista y productor deLos hombres de Paco,El barcoy las dos entregas deFuga de cerebros.
Recomiendo esta película porque se trata de buen cine español, con interpretaciones memorables de Carmen Machi y Eduardo Blanco, actor argentino que nos encandiló en “Luna de Avellaneda” o en “El mimo amor, la mima lluvia”, así como la de Verónica Echegui o la de Héctor Alterio, que están igualmente fabulosos en sus papeles. Además es una película dura y muy tierna a la vez, en la que se trata unos cuantos asuntos espinosos y dramáticos –no solo el del terrorismo suicida- con un humor negro muy fino, muy atinado. Otro ingrediente es que la película está rodada en parajes helados muy bellos, que han sido muy bien aprovechados por el director de fotografía.