Manuel Ríos San Martín, Editorial Planeta, 2019

El pasado año fue publicada esta inquietante novela, en la que les invito a sumergirse. Su lectura resulta trepidante, pues la trama está colmada de personajes excelentemente construidos, entrelazados por una historia que discurre desde el pasado hacia el presente.

Atapuerca es el escenario en donde se inicia la trama, un lugar mágico, en donde nuestros ancestros llevan mostrando al mundo, desde hace décadas, cómo vivían e incluso sentían. Durante una visita de unos niños a la excavación arqueológica un muchacho de catorce años alerta sobre que una de las reproducciones humanas, que imitan los enterramientos de los homínidos que allí habitaban hace miles de años, no es tal, sino el cuerpo de una joven muerta recientemente. Suposición que se desvela no ser baladí y pone sobre la pista sobre un homicidio de similares características acontecido seis años atrás en un yacimiento asturiano.

El temor se desata de inmediato en el pueblo, poniéndose en marcha una investigación policial de la mano de los mismos policías que acometieron las pesquisas años atrás en Asturias, sin resolver el caso: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, un ex policía dedicado a la seguridad privada. Dos personas que se encontraron en aquel momento, se amaron, se distanciaron, se olvidaron…, aunque siempre en la omisión quedan trazas de ilusiones compartidas y de sueños rotos por cumplir. De nuevo en Atapuerca, se reconocen, con el distanciamiento que da el tiempo, instalados en descubrir la verdad y las posibles conexiones entre ambos sucesos.

El vivir en sus diversas dimensiones desde el amor, a la pasión, a la incomprensión, pasando por la enajenación y la locura…, hacen de esta narración un viaje a la naturaleza humana, un repaso a nuestra luces y sombras, a lo que somos capaces de hacer y de enfrentarnos: lo bueno, lo mejor, lo malo, lo peor. En esa ambivalencia nos ocultamos, entre la belleza más dimensionada y la maldad más cruel.

Por ello esta ficción les atrapará, muestra lo que somos, lo que hacemos, lo que nos han dejado en herencia las generaciones del pasado y lo que trasladaremos a las del mañana, aunque les confiese quiera varar en la mutabilidad hacia la beldad.

Y todo ello de la mano de la pluma ágil y amena de Manuel Ríos San Martín.