Puede parecer una obviedad, pero que importantes son las políticas y las prioridades que establecen los gobiernos a la hora de poder reducir o no la desigualdad. Los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE, muestran como las políticas laborales y sociales del gobierno socialista de coalición han conseguido reducir la desigualdad, antes de la pandemia, y aminorar la devastación que ha provocado el COVID-19. Pero queda mucha tarea por realizar.
También evidencia algunas necesidades que tiene la sociedad española. La primera, que parece utópica por la irresponsabilidad de la oposición, especialmente del PP, es la urgencia de un gran acuerdo para reducir la desigualdad en España.
La segunda, es aprovechar los fondos europeos para aumentar el progreso y el bienestar de todos los españoles. Y la tercera, es que el gobierno pase de la crispación de las derechas, continúe sus políticas de no dejar a ningún ciudadano atrás, y consolide la modernización de España sobre la base del bienestar y la equidad en la vida cotidiana de todos los españoles.
Este camino, emprendido por el gobierno de Pedro Sánchez tras la moción de censura, debe continuar de manera más persistente si cabe, ante una realidad donde el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social (Tasa AROPE) es del 26,4 por ciento frente al 25,3 de 2019, debido a los estragos de la pandemia. Concretamente, 12.512.075 españoles.
Este aumento de la tasa AROPE se ha producido en dos de sus tres componentes. Por una parte, el porcentaje de ciudadanos en situación de carencia material severa, se ha incrementado en 2,3 puntos porcentuales en un año, pasando del 4,7 por ciento al 7 por ciento.
Es decir, 3.317.596 españoles viven en hogares que carecen al menos de cuatro conceptos de los nueve siguientes: 1)No puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año. 2)No puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. 3)No puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada. 4)No tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 650 euros). 5)Ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos 12 meses. 6)No puede permitirse disponer de un automóvil. 7)No puede permitirse disponer de teléfono. 8)No puede permitirse disponer de un televisor. 9)No puede permitirse disponer de una lavadora.
Al mismo tiempo, el riesgo de pobreza, un indicador relativo que mide la desigualdad no la pobreza absoluta. Es decir, mide cuantas personas tienen ingresos bajos en relación con el conjunto de la población, ha tenido un crecimiento de 0,3 puntos porcentuales, pasando del 20,7 por ciento al 21 por ciento. Esto significa, que 9.952.787 personas tienen unos ingresos inferiores al 60 por ciento de la renta mediana disponible equivalente (después de transferencias sociales).
Por último, el porcentaje de personas residentes en hogares con baja intensidad en el empleo se redujo nueve décimas, y se situó en el 9,9 por ciento. Es decir, 4.692.028 personas de 0 a 59 años viven en hogares en los que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20 por ciento de su potencial total de trabajo.
Lo positivo es que el Coeficiente de Gini ha bajado al 29,6. Este coeficiente, que mide la distribución de los ingresos comparando la situación de los ingresos de cada hogar con la del resto de los hogares, es una medida de desigualdad que toma el valor 0 en caso de equidad perfecta y el valor 100 en caso de desigualdad perfecta.
En este caso, se ha producido una bajada de 0.8 puntos, que sitúan a España en el 29,6. Una buena noticia en la senda de ir hacia una sociedad con mayor equidad. Pero, hay que ser ambiciosos y continuar como sociedad apoyando al gobierno para que siga bajando este dato, lo que significará más bienestar en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Para que se pueda poner en contexto, según los datos del Banco Mundial, aunque de años anteriores, en Alemania están con un coeficiente de 31,9; en Italia del 35,9¸en Austria 30,8; en Dinamarca del 28,2; y en Finlandia del 27,3.
La desigualdad mata. Acabemos con ella.