A las personas sin alma, que critican al gobierno de España por luchar contra la desigualdad que sufren muchos millones de españoles, hay que recordarles que aumentar el empleo y su calidad, subir el Salario Mínimo Interprofesional, subir el Ingreso Mínimo Vital, y aumentar los impuestos a quienes más ganan, sean personas físicas, bancos, eléctricas o empresas, para distribuir mejor la riqueza que se genera en España, es un acto de justicia y equidad, no un capricho. Un acto de justicia y equidad que, además, les beneficia.

Una España donde todos los ciudadanos puedan tener bienestar es un país más próspero. Una España donde las desigualdades se vayan reduciendo es un país donde hay más presente para todos y un futuro de mayor crecimiento. Una España con mayor equidad es y será una España más fuerte y mejor para todos los españoles.

No ver esto, cegados por una codicia sin límites donde exprimen las ventajas del sistema en su beneficio y se niegan a aportar la parte que les corresponde para que funcione el engranaje social, supone una ruptura de tal calibre del contrato social vigente, que de no corregirse terminará con ellos, porque millones y millones de personas no van a estar en silencio y quietas viendo como unos pocos cada vez acumulan más riqueza mientras ellos no llegan, no llegan, no llegan para tener un mínimo de bienestar en sus vidas.

La definición de la tasa AROPE de riesgo de pobreza o exclusión social se modificó en el año 2021 de acuerdo con los nuevos objetivos de la Estrategia Europa 2030. Se define como aquella población que está al menos en alguna de estas tres situaciones: a) Riesgo de pobreza (su definición no cambia respecto al indicador antiguo). b) Carencia material y social severa (se añade carencia social). c) Baja intensidad en el empleo (nueva definición 2021).

En el indicador nuevo se modificaron dos de sus tres componentes:

1. La “carencia material severa” del antiguo indicador se sustituye por el nuevo concepto “carencia material y social severa”, que se calcula de forma separada para cada miembro del hogar.

Este nuevo indicador se construye con 13 componentes, de los cuales siete se definen a nivel de hogar y seis son personales, diferentes para cada miembro del hogar. Una persona está en situación de carencia material y social severa si padece al menos siete de las 13 limitaciones que forman la lista.

Los siete conceptos definidos a nivel de hogar son:  No puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año. No puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. No puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada. No tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos. Ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) o en compras a plazos en los últimos 12 meses. No puede permitirse disponer de un automóvil. No puede sustituir muebles estropeados o viejos.

Los seis primeros ya figuraban en la lista anterior y se ha añadido el último. En cambio, desaparecen de la lista de carencias la disponibilidad de teléfono, televisor o lavadora, una vez contrastada su poca utilidad para explicar situaciones de privaciones materiales.

Por su parte, los seis nuevos conceptos definidos a nivel de persona son:  No puede permitirse sustituir ropa estropeada por otra nueva. No puede permitirse tener dos pares de zapatos en buenas condiciones. No puede permitirse reunirse con amigos/familia para comer o tomar algo al menos una vez al mes. No puede permitirse participar regularmente en actividades de ocio. No puede permitirse gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo. No puede permitirse conexión a internet.

En el caso de los menores de 16 años no se dispone de los seis conceptos enumerados con anterioridad a nivel de persona. Para ellos, los valores de esos elementos se imputan a partir de los valores recogidos para los miembros de su hogar con 16 o más años.

2. Baja intensidad en el empleo (nueva definición 2021 más precisa): son los hogares en los que sus miembros en edad de trabajar (personas de 18 a 64 años, excluyendo los estudiantes de 18 a 24 años, los jubilados o retirados, así como las personas inactivas entre 60 y 64 cuya fuente principal de ingresos del hogar sean las pensiones) lo hicieron menos del 20 por ciento del total de su potencial de trabajo durante el año de referencia. Esta variable no se aplica en el caso de las personas de 65 y más años.

Estas son las definiciones que dan paso a la cruda y dramática realidad. Con el nuevo Arope, en el año 2021, en España había 13.175.594 de personas, es decir, el 27,8 por ciento de la población en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Sería bueno que todos lo recordáramos. Pero, sobre todo, sería bueno que lo recordaran las élites, la CEOE cuando no se presenta ni a la reunión donde el gobierno de España sube el Salario Mínimo Interprofesional a 1.080 euros, porque están en contra.

Frente a la codicia, políticas de igualdad.