EL RACIAL-FASCISMO QUE NOS ACECHA
En las doctrinas fascistas, pueblo, nación y Estado se veían permeados por una única totalidad de-secularizadora, sacral, de sentido: ello convertía a los nacional-fascismos en una religión política, con sus dogmas, creencias y actitudes; sus tradiciones, mártires, símbolos y ritos; sus pontífices, sacerdotes y anatemas. Simultáneamente, la acción fascista estaba dotada de un prontuario de acciones colectivas, en las que la violencia constituía un correlato central [1]. A partir de las tensiones provocadas y polarizadoras, fuera con el enemigo, definido como tal funcionalmente para los propios fines, fuera con la diversidad de la propia sociedad, la exaltación de la violencia y .la organización de grupos paramilitares identificaban a los fascismos. Los actuales reverdecimientos de los mismos tienen lugar al margen del Derecho español, europeo e internacional.
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