Hace ya un tiempo que escribí en estas paginas sobre las democracias apolíticas (profundamente sectarias) que promueve la derecha. Hay que hacer sin decir lo que se piensa; lo que importa son las apariencias. Con Casado era el pan integrista de todos los días. Ahora es lo mismo, pero de molde. El Partido Popular presenta una propuesta para la presidencia del Centro de Investigaciones Sociológicas. Preferentemente un catedrático/a en ciencia política lo suficientemente desinteresado de la política o un catedrático/a de sociología despreocupado por lo social. Usted pensará que eso no existe. ¿Cómo no va a tener un catedrático de ciencia política una posición propia sobre la política? Pues de no tener ni idea de ideas será el candidato ideal.
En el PP sí lo tienen claro. No haber sido sindicalista o político es garantía de limpieza de sangre ideológica. Todos los demás, incluidos ellos mismos, son “sangre sucia ideologizada”. Hay una nueva categoría en la donación de sangre. Antes no podían donar los que habían padecido determinadas enfermedades. Ahora tampoco los que han pasado por la política o los sindicatos. Es lógico. Les pueden contagiar a cualquier ciudadano desprevenido el virus de la militancia.
No hay que hacerse mala sangre. Un supernumerario o un numerario del “opus dei”, un legionario de cristo, un alto cargo asesor de la CEOE o de la AEB (todos menos sindicatos) pueden perfectamente ser presidentes del CIS. Por su independencia y libertad de criterio. Ni sirven a nadie ni se sirven de algo. Buena gente. No la escoria política y sindical. Pues ya sabe, colega, no se meta en política ni en líos sindicales si quiere dirigir una institución científica. No es por nada, es que la desprestigia. Para llegar a buen término, mantenga la apariencia de estar más allá del bien y del mal.
Mi propuesta mejora la del PP. Los catedráticos preferentes para dirigir el CIS son los del área de filología escandinava y los de tecnologías de los alimentos. La redacción de las preguntas mejorará enormemente con tal cualificación, y la cocina, para que hablar. Una pregunta redactada en noruego es lo más neutral que se le pueda ocurrir. Aúna ausencia de sesgos y claridad total, sobre todo si es verano. Y un especialista en tecnología de los alimentos podrá liofilizar las estimaciones electorales dejándolas en seco.
Todo viene de una lectura frentista, con raíces en la posguerra civil, donde los posicionamientos ideológicos fuertes y extremos se disfrazan de lo natural. Ya saben, la familia natural. Mayor Oreja lo ejemplifica excelentemente: considerar la interrupción del embarazo como un derecho es una ideología, mientras que lo contrario es una religión (que al parecer no lo es, es algo natural). Y en esa naturalización desacreditan a todo y a todos los que no son naturalmente como ellos.