El futuro es nuestro si a la vez que lo soñamos pasamos a la acción y hacemos algo por conseguirlo. Pueden ser pequeños pasos individuales, que sincronizados en el tiempo con otras personas y ciudadanos lleven a lograr grandes cambios para la humanidad, en un contexto donde todo parece inmediato y caduco a la vez.

En estos días de bendita lluvia, donde el ruido de la crispación aumenta constantemente de decibelios como antesala del año electoral que nos espera, sería bueno preguntarnos, en un momento de sosiego y reflexión, ¿Qué vamos a hacer con nuestro voto para poder cambiar la realidad en España? ¿Iremos a votar? ¿Nos engañaremos diciendo que todos son iguales? ¿Pensaré que voy a votar al menos malo o al que me venga mejor?

Estos y otros interrogantes tendrán su respuesta cuando se abran las urnas en las distintas elecciones municipales, autonómicas y generales. Pero mientras tanto, lo que sí podemos hacer, frente a una política que cada vez esta más atrapada en la tiranía de la inmediatez frente a las grandes transformaciones de calado que llevan más tiempo, es analizar lo que piensan los ciudadanos en relación con las grandes preocupaciones que tienen y que en numerosas ocasiones no aparecen en los medios de comunicación.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha realizado recientemente dos encuestas de prospectiva. En la segunda de ellas, el estudio 3378, se pueden destacar algunas cuestiones relevantes que pueden decidir, o no, parte del resultado electoral en las próximas elecciones que se avecinan:

  • Los ciudadanos creen importante considerar el bienestar de las generaciones futuras. Cuando se les pregunta si el bienestar de las generaciones futuras es más importante, igual o menos importante que el bienestar de las generaciones presentes, un 37,7 por ciento considera que es más importante; un 58,5 por ciento que es igual de importante; y un 2 por ciento que es menos importante. Esta realidad puede llevar a que obtengan mejor resultado electoral aquellas formaciones que tengan más claro un proyecto de país, y vayan más allá del insulto al adversario político. Tener en consideración las consecuencias que las políticas que se implementan en la actualidad tendrán para las generaciones futuras no solo es un rasgo de inteligencia, sino imprescindible para la humanidad como especie.

  • Los españoles quieren una España con más derechos y bienestar. Cuando se les indica que piensen en esta década y se les pregunta si cree que los cambios que España debe hacer son profundos, moderados, leves o que no requieren de ningún cambio en ciertas cuestiones. Afirman que deben hacerse cambios profundos: un 75,3 por ciento en la lucha contra el cambio climático y el cuidado del medio ambiente; un 74,7 por ciento en materia de desarrollo de la ciencia y la innovación; un 68 por ciento en el sistema público de cuidados a personas mayores y dependientes; un 64,5 por ciento en la educación pública; un 59,5 por ciento en la sanidad pública; y un 57 por ciento en las pensiones públicas.

  • Casi siete de cada 10 españoles quieren más servicios públicos y prestaciones sociales que ahora. Es decir, que cuando se les pregunta si la España de 2030 debería tener un Estado de bienestar con más servicios públicos y prestaciones sociales que ahora, los mismos, o menos servicios públicos y prestaciones sociales que ahora, un 67,1 por ciento responde que más servicios públicos y prestaciones sociales que ahora. Un 24,1 por ciento los mismos que ahora. Y un 6,9 por ciento, menos servicios públicos y prestaciones sociales que ahora.
  • El 73 por ciento de los españoles estaría dispuesto a pagar más impuestos para financiar esos servicios públicos y prestaciones sociales. Solo un 21,1 por ciento no estaría dispuesto. Y un 3,9 por ciento depende de si son de calidad.
  • Los españoles quieren dedicar más recursos a la sanidad pública y tienen claro en que áreas. Cuando se les pregunta en qué grado están de acuerdo con dedicar más recursos para reforzar distintas áreas de la sanidad pública, están muy de acuerdo en dedicar más recursos: un 72,2 por ciento a los servicios de salud mental; un 67,2 por ciento a la atención primaria; un 65,5 por ciento a medicina preventiva para promover las prácticas saludables y reducir la aparición de enfermedades; y un 54,6 por ciento para los servicios de atención sanitaria en el domicilio.

El futuro es nuestro si a la vez que lo soñamos pasamos a la acción y hacemos algo por conseguirlo. Si el debate es sobre lo que importa a los españoles, las elecciones las ganarán las formaciones políticas que defienden la ampliación de derechos y servicios públicos.

El problema estriba en que las fuerzas políticas de la oposición son conscientes de ello, y, por ese motivo, meterán más ruido, crispación y ruptura en la coctelera, para intentar distraer a los ciudadanos de sus verdaderas necesidades y preocupaciones.

¿Tendrán los ciudadanos un momento para poder aislarse del ruido y ver que es lo que más les conviene a ellos y a España? Veremos.