Irene Vallejo, Siruela. Biblioteca de Ensayo, 28.ª edición marzo 2021

Este extraordinario texto, merecedor del Premio Nacional de Ensayo 2020, además de otros renombrados reconocimientos, es indispensable para los amantes de la lectura. Su autora, filóloga de formación, hace un detallado repaso, a través de sus más de 450 páginas, por la historia de los libros en el mundo antiguo, con un estilo que recuerda los cuentos infantiles y que ahonda en los detalles más eruditos y exclusivos de su génesis.

La narración se inicia en el siglo III a. C en la época alejandrina cuando, por primera y única vez en la historia, se trató de hacer realidad el sueño de compilar todos los libros existentes y reunirnos en una biblioteca universal. Hoy en día, ilusiones del pasado, es un hecho y desde la comodidad de nuestros hogares tenemos acceso a un sinfín de relatos y libros de todo tipo, experiencia que, hace menos de un siglo, les hubiera parecido a nuestros abuelos una fantasía o una broma de aprendices de futuro.

Qué hermoso proyecto el de aquellos hombres (intencionadamente destaco el género masculino), que arriesgado Ptolomeo II enviando mensajeros a los soberanos y gobernantes de todos los países para que le facilitaran las obras escritas de sus reinos, tanto de poetas, escritores, oradores, filósofos, como de adivinos, médicos, historiadores, etc… Cuántos debieron morir en el intento. Cuánta picaresca y falsificaciones se desvelaron. Y cuántos libros desaparecieron, por siempre, en una Alejandría enloquecida por hacer de su biblioteca la más dotada del planeta.

Para los que disfrutamos con adquirir conocimientos y elevarnos de lo cotidiano, tener en nuestras manos un buen libro, incluso sentirlo con nuestro tacto y sentido del olfato, es una experiencia que se repite generación a generación, en nuestro momento histórico, aunque en fases previas estaba restringido a las élites. Si bien, aún hoy, hay millones de seres humanos que se mueven en la incertidumbre y cuya prioridad es poder alimentarse a diario. Están impedidos para viajar a través del poder que confieren las palabras y también para ser nómadas del tiempo, como sí lo somos los que tenemos el privilegio de recrearnos en lo que ofrecen los creadores de vidas ajenas y los transmisores del saber.

Los libros recogen nuestra historia, nuestra esencia como seres humanos, descubren nuestros aciertos y errores, alertan, muestran el camino…, a través de ellos nos adivinamos como especie y civilización. La única especie que, por disponer de un lenguaje simbólico, es capaz de trasladar a un humilde papel nuestro ser, nuestro convivir, nuestro pasado, nuestro presente y futuro… (aunque como alcanzarán el papel, en mi caso, ha sido relegado por una fría pantalla de ordenador, que emula un papiro de gran calidad).

El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo no les defraudará, se abrirá ante ustedes un ayer salpicado de quimeras, de sensibilidades, de crueldades, de deseos, de vida y de muerte… y todo lo anterior referido por el inmenso talento y erudición de Irene Vallejo.