Desde la crisis que arrancó en 2008, la sociedad española, al igual que otras de su entorno, está inmersa en auténticos procesos de centrifugación de sus estructuras y de sus posiciones, a causa de climas de malestar alimentados por los problemas sociales y laborales.

Los retrocesos en los niveles de bienestar social y de integración laboral que habían sido alcanzados durante los años del consenso keynesiano, ha acabado dando lugar a un mal ambiente en el pulso de la calle. Mal ambiente que inevitablemente está produciendo efectos negativos en múltiples esferas de la vida política.

Ver artículo completo en pdf