Muchas personas se preguntan ahora cómo hemos podido llegar hasta aquí. Se refieren a la situación en la que se encuentra España, y más concretamente a la fragmentación política que impidió formar un gobierno y nos ha llevado a repetir las elecciones generales. Una nueva cita con las urnas, que es más que probable que dé como resultado una fragmentación, con correcciones, que va a hacer muy difícil la gobernabilidad. Con todo lo que ello significa para la vida cotidiana de los españoles que más ayuda necesitan.
Ante la pregunta de cómo hemos llegado hasta aquí, existen muchas explicaciones y análisis, pero se podrían resumir en dos. Por una parte, la falta de sensibilidad de unos gobiernos, mayoritariamente del PP, que con sus políticas de recortes a cualquier precio han asfixiado la vida de millones de españoles, al mismo tiempo que se conocían, un día sí y otro también, casos de corrupción que la ciudadanía interpretaba que no se estaban combatiendo suficientemente.
Por otra, el oportunismo demagógico de unas “nuevas fuerzas políticas”, especialmente Podemos, que siendo conscientes del sufrimiento de la gente, lo han aprovechado para lanzar un mensaje contra las instituciones fácilmente asumible, pero sin respuestas de futuro para la vida diaria de unos ciudadanos a los que un día dicen una cosa y al siguiente la contraria sin ningún tipo de pudor. Pero con un fin claro, llegar al poder como sea.
Entre medias, en un espacio de moderación achicado por los extremos, se encuentra el PSOE, que de no saber reaccionar ante el cambio social que se ha producido en España con la crisis, se ha terminado convirtiendo en la única garantía de cambio real para los españoles. En la única garantía de crecimiento económico con derechos y para todos, frente a la dualidad creciente de la sociedad española fruto de las políticas realizadas durante la crisis.
Y estamos aquí, ahora, con el PP haciendo anuncios de campaña diciendo que con una sonrisa no se gobierna un país, o con una mujer con gatos para fastidiar a los que les gustan los perros, porque no han querido ocuparse de millones de españoles y su sufrimiento. Porque se han refugiado en una realidad virtual de números que excluía a las personas. Y porque engañaron a los ciudadanos, como ahora hace Podemos, diciendo que iban a hacer unas políticas para que les votaran, y luego hacer las contrarias.
Y estamos aquí, ahora, con los envejecidos nuevos partidos con importantes apoyos. Y muchos ciudadanos incrédulos preguntándose por qué.
Pues, porque:
-En España, el 22,1 por ciento de la población está por debajo del umbral de la pobreza.
-En España, en 2015, el ingreso medio anual neto por hogar se situó en 26.092 euros, cuando en 2010 era de 28.206 euros.
-En España, el 13,7 por ciento de los hogares manifiesta que llega a fin de mes con “muchas dificultades”.
-En España, el 39,4 por ciento de las familias no tiene capacidad económica para afrontar gastos imprevistos.
-En España, el 40,6 por ciento de las familias no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana.
-En España, el 9,4 por ciento de las familias tiene retrasos en los pagos a la hora de abonar gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, electricidad, comunidad…).
-En España, es necesario actualizar el pacto constitucional para garantizar décadas de más prosperidad para los españoles.
Durante los años de crisis, la desesperación, es decir, la pérdida total de la esperanza, ha entrado por la puerta de millones de hogares españoles para asentarse en el corazón de muchos de sus moradores. Pero la desesperación no estaba sola, iba de la mano del dolor, el sufrimiento, el temor a un presente sombrío en forma de despidos, paro, pocos recursos. Realidades que se silenciaban fuera, pero que estaban muy presenten en la nevera, en la comida de cada día, en la posibilidad de poder comprar los libros de texto o unas zapatillas para sustituir a las mil veces pegadas.
Presentes sombríos y futuros inciertos, sin esperanza, dieron paso a la frustración y la rabia contenida de unas personas que se sienten traicionadas por una sociedad con la que han cumplido y que les expulsa a la cuneta. En ese contexto, cuando crees que no tienes nada más que perder, necesitas algo en lo que agarrarte aunque en el fondo sepas que no es de fiar. Necesitas abandonar tu sufrimiento y tu silencio, y estar acompañado. Y aquí es donde las fuerzas populistas, con lenguajes simplistas pero efectivos, hacen muy bien su trabajo sin dar tiempo a las personas a ver las consecuencias.
Y aquí estamos, con Unidos Podemos, en las encuestas, como primera fuerza política entre los parados (35,5 por ciento); entre los que buscan su primer empleo (37,3 por ciento); entre los estudiantes (35,3 por ciento); y entre determinada élite mediática que si todo falla no se verá afectada por las consecuencias.
En democracia es importante que la gente vaya a votar con la mayor información posible para ser más libre a la hora de elegir. Antes de hacerlo, es preciso que todos pensemos en qué país queremos vivir y qué país queremos dejar a nuestros hijos. De esa decisión dependerá el futuro de todos, porque España está por hacer. Porque España se puede hacer en 1.000 días que cambiarán la historia de nuestras vidas para las próximas décadas.
Con tu voto puedes cambiar España. Vota y aprovecha la oportunidad.