Ha pasado mucho tiempo desde que Napoleón Bonaparte señaló que “tres periódicos me causan más miedo que mil bayonetas”. Pero la reflexión, tiene más vigencia que nunca ante la manipulación masiva que están realizando determinados grupos mediáticos para desestabilizar la democracia si está no se arrodilla ante sus intereses de poder económico, político, social y cultural.
El problema viene de lejos. Pero las coberturas informativas que están realizando algunos medios de comunicación de los dos debates de investidura celebrados recientemente en España, y especialmente del segundo, que ha elegido a Pedro Sánchez presidente del gobierno, viene a reafirmar lo que dijo Edward Snowden, cuando afirmó que “lo real se combina intencionadamente con lo falso, mediante tecnologías capaces de hacer mutar esa combinación en una confusión global sin precedentes”. A lo que yo añadiría: una confusión se inflama los ánimos y destruye la convivencia.
Se habla mucho de Democracia, y de una mayor participación efectiva de los ciudadanos en las instituciones. Pero, en una sociedad democrática como la nuestra, ¿Nos hemos parado a pensar a través de que medios y como conocen los ciudadanos las distintas propuestas que realizan los partidos políticos? ¿Existe una libertad de información efectiva que nos permite informarnos antes de decidir ir o no a votar? ¿La libertad de información y expresión pesan más o menos en la balanza que la cuenta de resultados y los beneficios de los grandes grupos de comunicación que hoy existen?
Lo que sí parece evidente es que el papel de los medios de comunicación es uno de los elementos determinantes a la hora de poder establecer una valoración de la democracia. Y junto a ello, también es una realidad que la concentración de los medios de comunicación en grandes grupos económicos en manos de pocas personas y donde prima el beneficio privado, es decir, la comercialización sobre el servicio público, están provocando un perjuicio a la democracia que la debilita.
Los grandes grupos mediáticos se han convertido en uno de los principales poderes, por no decir en el principal. Hasta el punto, de que hoy los representantes elegidos democráticamente por los ciudadanos están cada vez más subordinados a los grandes conglomerados de medios de comunicación y tienen que adaptarse a ellos. Como señala, Max Otte, “Los políticos tienen que aceptar las condiciones de los medios si quieren aparecer en ellos…”
Pero la subordinación a los medios también afecta a los ciudadanos, que ven como se ha ido pasando de un nivel de pluralismo amplio en los medios de comunicación que se correspondía bastante con el nivel de pluralismo de la sociedad, a una situación donde los grandes conglomerados de medios de comunicación priman de antemano sus intereses y su poder.
Así, se están generando desequilibrios democráticos muy graves, porque una parte importante de la realidad social es borrada, silenciada de los canales de información o es sesgada y manipulada de manera constante. A lo anterior hay que añadir como desde algunas administraciones además se riega con dinero público a los medios que son afines ideológicamente, mientras se deja fuera a otros medios de comunicación más grandes o que no son dóciles con ellos.
¿Esto es para tanto? La respuesta es sí. Un ejemplo: en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid un año tras otro, se favorece económicamente con campañas publicitarias a medios ideológicamente afines y en algunos casos con audiencias muy, pero que muy minoritarias, mientras otros medios son excluidos por el “uso arbitrario de la publicidad institucional y del dinero público” lo que es una clara “discriminación ideológica”, que denunciaron varios medios ante la Federación de asociaciones de Prensa de España (FAPE), ante la Asociación de Prensa de Madrid (APM) y ante el Sindicato de periodistas de Madrid (SPM).
Otro ejemplo se observa en como la soflama ideológica a favor de determinadas formaciones políticas o en contra de otras, o la desinformación, ya no se concentra solo en los informativos, sino que se ha ido extendiendo por toda la parrilla y en todo tipo de programas, aunque se los denomine de entretenimiento.
Todo lo anterior, ocurre en una sociedad donde actualmente el 72,1 por ciento de los españoles consideran que están “mucho o bastante” informados sobre lo que sucede en general en España y un 19,5 consideran que lo están poco o nada. Y donde señalan que se informan sobre las noticias a través de la televisión, un 69,8 por ciento; prensa, en formato impreso o digital, un 55,1 por ciento; redes sociales, un 44,1 por ciento; radio, un 43,5 por ciento; podcats, un 11,7 por ciento; y blogs, un 4,4 por ciento, según el Estudio sobre audiencias de medios de comunicación social realizado por el CIS en septiembre y octubre de 2023.