En España el calor causó 355 muertes en el verano de 2022. La Organización Mundial de Meteorología (OMM), entidad experta en clima perteneciente a Naciones Unidas, alerta sobre “El Niño”, “ya está aquí y hay una probabilidad del 90 % de que […] siga durante el segundo semestre de 2023, aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y se experimente un calor más extremo en muchas partes del mundo y en los océanos”.

Se trata de alertar a los gobiernos para que se preparen de cara a evitar los efectos que puede tener en nuestra salud, en el medio ambiente y en la economía.

En la misma línea, en mayo, la ONU ha alertado de que hay un 98% de probabilidades de que “al menos uno de los próximos cinco años y el quinquenio en su conjunto fueran los más cálidos jamás registrados”.

Este mismo mes de abril de 2023 la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), ha hecho público su balance climático situándolo como el más cálido desde el comienzo de la serie en 1961. Los científicos auguran veranos con temperaturas extremas para los que debemos estar preparados.

No hablamos de un  fenómeno aislado, sino de un problema estructural que se irá agravando y que hará que contextos como el actual sean cada vez más frecuentes. Recordemos que durante el verano de 2022 en España, entre mayo y agosto  se produjeron 355 muertes por golpes de calor y deshidratación, casi el doble que los 189 fallecimientos que se registraron en 2021 en ese mismo periodo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que precisa que de esa cifra 122 casos se debieron directamente a un golpe de calor, frente a los 47 del 2019, y 233 por deshidratación. Estas muertes se ocasionaron sobre todo en ciudades. La población que vive en las ciudades es más vulnerable a las altas temperaturas, pues es en las zonas urbanas se produce el efecto isla de calor debido al calentamiento de materiales como el asfalto o el hormigón.

Y como decía en el anterior artículo “Gobiernos progresistas para actuar frente a la emergencia climática”, mucho pueden hacer los gobiernos por desarrollar actuaciones para mitigar el cambio climático, y para mejorar la salud de la ciudadanía y de las personas trabajadoras. El voto del próximo 23J puede servir para prevenir y mejorar, o para permitir que empeore la salud de la ciudadanía, y de las personas trabajadoras, por lo que necesitamos la movilización del voto progresista.

Un ejemplo de gobierno comprometido con la ciudadanía ante este problema ha sido la aprobación del Decreto-ley 4/2023, de 11 de mayo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia agraria y de aguas en respuesta a la sequía y al agravamiento de las condiciones del sector primario derivado del conflicto bélico en Ucrania y de las condiciones climatológicas, así como de promoción del uso del transporte público colectivo terrestre por parte de los jóvenes y prevención de riesgos laborales en episodios de elevadas temperaturas.

Este decreto, que no es exclusivamente laboral, a través de una disposición adicional protege la salud de las personas trabajadoras. La principal novedad es la obligación de las empresas a que en los lugares al aire libre o que no puedan mantenerse cerrados, se adopten medidas adecuadas para la protección de las personas trabajadoras frente a “cualquier riesgo relacionado con fenómenos meteorológicos adversos, incluyendo temperaturas extremas” teniendo en cuenta “las características de la tarea que se desarrolle y las características personales o el estado biológico conocido de la persona trabajadora”, es decir en cada puesto de trabajo y en función de cada trabajador o trabajadora, tal y como ya marca la ley 31/1995 de 8 de noviembre de prevención de riesgos laborales. Por tanto, las empresas deben revisar los planes de prevención para incluir la evaluación de riesgos laborales relacionada con fenómenos meteorológicos adversos.

El gobierno progresista de coalición está velando por la salud de las personas trabajadoras frente a las consecuencias del cambio climático, algo que podría haber sido regulado por anteriores gobiernos, ya que el incremento de la temperatura está científicamente probado. Si estudiamos la variación de la temperatura en España en el último siglo podemos ver que los aumentos de temperatura se han concentrado en la última parte del siglo, con lo que de seguir esa tendencia se puede concluir que los efectos se acelerarán en los próximos años.

Esta norma se enmarca en el desarrollo de la Estrategia Española de Seguridad y Salud 2023-2027, cuyo objetivo 02 proyecta gestionar los cambios derivados de las nuevas formas de organización del trabajo, la evolución demográfica y el cambio climático desde la óptica preventiva. La Estrategia plantea la necesidad de mejorar la protección de las personas frente a condiciones climatológicas más extremas, que va a suponer otro de los desafíos de las políticas preventivas de los próximos años. De acuerdo con datos facilitados por el Colegio de Arquitectos Técnicos de Barcelona, que ha participado en un informe elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, el calor aumenta la siniestralidad laboral hasta un 10 %.

No podemos olvidar el trágico verano de 2022 y las personas trabajadoras que fallecieron por golpe de calor derivado de ausencia de medidas preventivas. El entorno laboral es un ámbito de especial vulnerabilidad y resulta urgente actuar garantizando una normativa preventiva eficaz.

El nuevo decreto, añade que cuando las medidas adoptadas no fueran suficientes: en el supuesto en el que se emita por la Agencia Estatal de Meteorología o, en su caso, el órgano autonómico correspondiente en el caso de las comunidades autónomas que cuenten con dicho servicio, un aviso de fenómenos meteorológicos adversos de nivel naranja o rojo, y las medidas preventivas anteriores no garanticen la protección de las personas trabajadoras, resultará obligatoria la adaptación de las condiciones de trabajo, incluida la reducción o modificación de las horas de desarrollo de la jornada prevista, algo que se debería estar negociando con los representantes de las personas trabajadoras, ya que estas obligaciones serán de aplicación a todos los lugares de trabajo.

En la actualidad escuchamos escusas de falta de metodologías para evaluar este riesgo, algo falso ya que el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo dispone de la suficiente. Escusa que está sirviendo para no evaluar los riesgos ni contemplar medidas preventivas para evitarlos, sobre todo la parte organizativa de la norma, la jornada de trabajo. La norma señala que las medidas preventivas incluirán la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día en las que concurran fenómenos meteorológicos adversos, en aquellos casos en que no pueda garantizarse de otro modo la debida protección de las personas trabajadoras, es decir, adaptar las condiciones de trabajo, incluida la reducción o modificación de las horas de desarrollo de la jornada prevista. Durante estos días se esperan records históricos de temperaturas fundamentalmente en las grandes ciudades, que son los lugares más afectados por el incremento de la temperatura, esperamos que no se produzca ninguna desgracia por incumplimiento de la actual legislación.

Es necesario que los gobiernos desarrollen normas de trabajo que garanticen unas condiciones laborales decentes para las personas trabajadoras, y ha tenido que ser un gobierno progresista, socialista, el que regule las condiciones mínimas para la salud de los trabajadores y trabajadoras. Necesitamos políticas ambiciosas que reduzcan las desigualdades desde el punto de vista climático, y que prevengan los efectos nocivos del calor en el trabajo. Igualmente, son necesarios gobiernos que ayuden al bienestar de la ciudadanía, principalmente a los más vulnerables los niños y niñas, las personas de más edad, las que padecen una enfermedad, así como mejorar la salud de las personas trabajadoras, de las que trabajan al aire libre o en ambientes cerrados a altas temperaturas.

El tiempo se acaba, de ahí la importancia de apostar por políticas claras que mitiguen los efectos del cambio climático a través de la transición justa, y ayuden a mejorar la salud de la ciudadanía y de los trabajadores y trabajadoras, así como el medio ambiente. Por eso, las próximas elecciones del 23 de julio son fundamentales para nuestro futuro.