Cualquiera que escuchara a “Juanma” la noche electoral comprende que el PP no ha ganado las elecciones andaluzas. Sí el candidato, que ha obtenido mayoría absoluta. Afirmó estar orgulloso esa noche de varias cosas, y entre ellas no mencionó al PP. Ya lo hará, era la inercia de la campaña. Desde hace tiempo se observaba la peculiaridad de estas elecciones autonómicas andaluzas: un candidato trasversal, aprobado por casi todos los electorados, de un perfil blando y sin aristas, con las siglas del partido escondidas dentro de la manga. Sin ideología por bandera, pero sí mucha bandera de Andalucía, verde y blanca. Orgullo andaluz.

Unas elecciones autonómicas de pura cepa climatizadas como si fuesen unas elecciones locales. Ya saben, esas en las que se vota más a la persona y menos al partido que la presenta, poniendo para ello a enfriar siglas y logos. Cualquiera diría que la campaña electoral de Moreno Bonilla se la dirigía Bruce Lee. Ha sido un excelente ejemplo de “Be water, my friend”: “No te establezcas en una forma, adáptala, construye la tuya propia y déjala crecer, sé como el agua”. Y siendo ideológicamente agua sonriente ha desbordado los límites electorales actuales de las siglas de su partido.

Los resultados del PP son consecuencia de cuatro factores, facilitados por la figura “acuosa” de su candidato. Permítanme unos números para saber qué cabe en los resultados, y con ello cuáles son las explicaciones alternativas. El PP ha crecido en 831.521 votos respecto a 2018. Su mejora procede, en orden de importancia, primero de la absorción del anterior electorado de Ciudadanos, al menos de 540.523 votantes. Prácticamente el 65% de su incremento procede de él. Quedan por explicar 290.998 votos de incremento.

El segundo impacto procede del voto de Vox, no tomando como referencia las elecciones autonómicas (en las que crece), sino del potencial que mostraba considerando sus resultados en elecciones generales. Esos resultados que les despertaban tantas expectativas. En las elecciones generales de noviembre 2019 Vox recibió 869.909 votos en Andalucía. Si le restamos al apoyo electoral de Vox en las elecciones generales de 2019, el apoyo electoral recibido en las autonómicas de 2022, hay un diferencial de 376.000 votantes de Vox que, o no han ido a votar o lo han hecho a otro partido. Las encuestas preelectorales reflejaban una trasferencia desde VOX al PP de aproximadamente el 30%, es decir unos 260.970 votos. En conjunto, el electorado de derechas se basta y sobra para explicar el fenómeno de la mayoría del PP. Pero, además, han contribuido otros factores que han potenciado su resultado.

El tercer factor ha sido la abstención diferencial (selectiva) que ha impactado en el apoyo electoral al PSOE. No parecen haber sido sustantivas las trasferencias del PSOE a “Juanma”, pero sí ha causado daño en su movilización. Una parte del electorado socialista ha dejado estar, ha dejado hacer. No han votado a “Juanma”, lo que ha pasado es que no han votado debido a “Juanma”. Ha sido un voto peculiar, en negativo, dado que al abstenerse sabían que le apoyaban.

El cuarto factor alimenta la prima de escaños de “Juanma” gracias a los restos, y ha sido la división del voto entre Adelante Andalucía y Por Andalucía. Una fragmentación de voto que posiblemente (de producirse) sea mucho menos efectiva en unas elecciones generales, dado que Adelante Andalucía carece de perfil y oportunidades para lanzar un proyecto nacionalista equivalente al vasco o catalán.

Electoralmente existe el concepto de transferencia (voto que se desplaza entre un partido y otro en el mismo tipo de elección) y el de voto dual (en elecciones convocadas simultáneamente implica votar a un partido en una elección y a otro diferente en la otra). En el caso del voto dual es habitualmente un voto prestado. El votante de Ciudadanos se ha trasferido masivamente al PP (y no volverá), y el de Vox (valga la metáfora) ha hecho voto dual apoyando a “Juanma”, pero tiene una probabilidad elevada de volver a Vox en elecciones generales. La abstención selectiva de parte de los electorados del PSOE es de motivación autonómica, como evidencia comparar la intención de voto en elecciones generales y la intención de voto en las autonómicas (en Andalucía).

En resumen, y en un análisis rápido: la mayoría que obtiene “Juanma” en Andalucía procede de la concentración de voto de derechas (trasferencia de Ciudadanos y voto dual de Vox), aumentada por la abstención del votante socialista en clave autonómica para no perjudicar al presidente Moreno Bonilla, y de la fragmentación en los partidos a la izquierda del PSOE. Concentración de voto, abstención selectiva y fragmentación han sido las claves del éxito de “Juanma” en Andalucía.

Ahora habrá, seguro, quienes quieran vender la especie del cambio de ciclo y que el voto a “Juanma” es un voto de rechazo al gobierno. Por lo pronto, lo que es meridiano, es que no es un voto explícito de apoyo al PP. Aunque sea como el Guadiana y ahora, tras la campaña, Cuca vuelva a aparecer y el río deje de ser verde para volver a ser azul…