En el “Informe global de jubilación” del año 2022, que el banco francés Natixis Invesment Managers realiza desde 2012, aparece información sobre la situación de los jubilados de 44 países (que globalmente representan al 65% de la población mundial), entre ellos España, muy interesantes y enormemente reveladores.

El análisis de los recursos económicos en la jubilación, el bienestar, el acceso y coste de la salud y la calidad de vida reflejan un panorama muy aproximado de la situación de este sector de población, que en España supera ya los diez millones.

Según este informe, los diez mejores países para la jubilación a nivel global en 2022 son, por orden de prevalencia, Noruega, Suiza, Islandia, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Luxemburgo, Países Bajos, Dinamarca. El puesto décimo corresponde a Alemania que sustituye en la lista a la República Checa. Nuestro país ocupa la posición 37 de los 44 países analizados, y nos cabe el dudoso honor de ser el país con peores números de la Unión Europea, a pesar de haber mejorado un escalón respecto del pasado año. España ha perdido 11 posiciones, desde el puesto 26 que ocupaba en el año 2012 y actualmente solo supera a China, Rusia, México, Colombia, Turquía, Brasil e India.

La valoración se hace sobre cuatro grandes ejes. Las finanzas (cuantía de las pensiones), el bienestar material, la atención sanitaria y sus costes y la calidad de vida. Todos ellos son muy relativos, ya que no hay reglas científicas absolutamente objetivas y se basan en la suma de las prestaciones medias entre el 0% y el 100% de 18 mediciones de rendimiento en cada uno de los subíndices que se combinan para ofrecer una imagen global del entorno de las jubilaciones.

Dentro de estos parámetros España solo mantiene buena puntuación en salud y calidad de vida, donde nos posicionamos entre los veinte primeros y somos el cuarto en esperanza de vida. Registramos malos resultados en la parte de finanzas de la jubilación y bienestar material. La peor parte nos la llevamos en todo lo que representa bienestar material, donde tenemos una puntuación del 15%, solo superamos a Colombia, India y Brasil. Y es que la seguridad en el empleo, con las altas tasas de precariedad que arrastramos, es un factor muy negativo, pues hace pensar en carreras de cotización más cortas en el futuro y en peores pensiones, aunque actualmente no sea así. Al igual que las diferencias de prestación derivadas de la discriminación de género hacen pensar en un largo camino de mejoras por recorrer. El declive de la renta per cápita y la discriminación en los ingresos son igualmente un lastre a remontar. Casi todos los países desarrollados evaluados mejoran significativamente, salvo Portugal, España y Japón.

Otro de los datos que aporta el informe es que hay preocupación por la jubilación entre los casi 9.000 encuestados, tanto de los que están actualmente activos porque desconfían del futuro, como de los pensionistas por la evolución de sus pensiones. Y es que el aumento de la inflación en el último año ha alarmado significativamente a este sector, que ve perder su capacidad de compra y siente una amenaza ante la seguridad que le daba su prestación. El incremento de los precios día a día es el mayor temor para el 73% de los jubilados y el 60% de los trabajadores en activo encuestados. Son muchos los que piensan que la inflación está acabando con sus sueños de jubilación y que ha lastrado su capacidad de ahorro para su futura pensión.

Respecto de los datos que presenta este informe habría que hacer algunas salvedades; quien lo realiza es una entidad bancaria especializada en fondos de pensiones, y las recomendaciones para España pasan por impulsarlos y mejorar su fiscalidad para los clientes. Por otro lado, las mejoras económicas de las pensiones recogidas en los últimos Presupuestos Generales del Estado no están recogidas, de la misma manera que tampoco refleja el índice la progresiva reducción de la precariedad, por lo que hay que presumir que el informe próximo mejorará nuestro ranking.