En las sociedades de nuestro tiempo el pulso de la calle se encuentra alborotado. Y no faltan razones para ello. Hay que tener en cuenta que estamos ante circunstancias y problemas de alta intensidad, que suscitan preocupaciones e incertidumbres y se traducen en una continua ebullición de los estados de ánimo de muchas personas, con cambios vertiginosos en la opinión pública. Opinión que se ve influida por una estructura de medios de comunicación que en gran parte ha quedado obsoleta, no solo en lo que se refiere a soportes técnicos, sino sobre todo en su capacidad para transmitir informaciones claras y mínimamente ordenadas y veraces.
NUEVOS ENFOQUES ANTE NUEVOS RETOS Y DILEMAS
