En las sociedades de nuestro tiempo todos los partidos políticos se consideran organizaciones democráticas. Aunque la realidad es que el nivel de democracia interna es bastante diferente en unos u otros partidos, así como el grado en el que cada cual está dispuesto a aceptar –o someterse a– presiones de grandes grupos de poder y de comunicación social.
Los partidos políticos que vienen de la tradición de la Segunda Internacional, por lo general, son los más empeñados en practicar y garantizar un alto nivel de democracia interna. De hecho, una de las diferencias que estos partidos marcaron con las organizaciones bolcheviques fue su énfasis en la democrática.