En el año 1995 el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS) de la UNED (https://grupogets.wordpress.com/) realizĂł el Primer Estudio Delphi sobre Tendencias CientĂfico TecnolĂłgicas, que fue replicado, en funciĂłn de los avances de cada momento, en 2002, 2005, 2011 y 2015. Dentro de las ĂĄreas de prospecciĂłn se ha dedicado atenciĂłn a las previsiones en materia de tecnologĂas de la comunicaciĂłn y la informaciĂłn, la robĂłtica y la genĂ©tica humana. El ritmo de los avances, a lo largo de estas dos dĂ©cadas, ha sido vertiginoso y muchas previsiones emitidas por los expertos consultados en las sucesivas ediciones han  sido superadas en espacios muy acotados de tiempo.
En genĂ©tica humana los progresos han sido de tal alcance que en la llamada ya por algunos âsociedad genĂłmicaâ se anticipan grandes posibilidades para el ser humano, muy particularmente relacionados con la conformaciĂłn de una medicina personalizada, de precisiĂłn, preventiva y regenerativa y con la perspectiva de un ser humano âbiĂłnico/sintĂ©ticoâ, que harĂĄn posible vencer muchas enfermedades y limitaciones que actualmente suponen un enorme sufrimiento.
El futuro que nos aguarda es extraordinario y toda aproximaciĂłn resulta provisional y ajustada al momento de anĂĄlisis. No hay tampoco respuestas certeras respecto al futuro que nos aguarda en este campo. La vĂa mĂĄs adecuada para acometer el futuro deberĂa ser a travĂ©s de una alfabetizaciĂłn ciudadana y una informaciĂłn transparente, que condujeran hacia la adopciĂłn de decisiones democrĂĄticas, en las que se implique a la sociedad en su conjunto. Para ello tenemos que tener claro cuĂĄl es la naturaleza de la sociedad que deseamos para las prĂłximas generaciones, una sociedad en la que habrĂa que priorizar los valores de la justicia y la igualdad.
Cobra especial relevancia en el ĂĄmbito de las opciones abiertas con la genĂ©tica humana que la edad media de vida alcance los cien años, bien es cierto que es muy difĂcil hacer predicciones en este terreno, porque la esperanza de vida no solo depende de los cuidados que se aplican en etapas tardĂas de la vida, siendo tambiĂ©n claves los que se facilitan en edades tempranas. De hecho la longevidad depende de muchas variables, aunque los niños que nacen actualmente muy probablemente tengan ya esa esperanza de vida. En este sentido, si dedicamos mĂĄs esfuerzos en curar enfermedades que en alargar la vida, lo importante serĂĄ la calidad de vida que alcancemos, sin menospreciar las repercusiones econĂłmicas que tendrĂĄn para las sociedades mĂĄs desarrolladas vivir hasta edades tan avanzadas y si serĂĄ sostenible.
SegĂșn un estudio internacional publicado recientemente por la revista The Lancet, la esperanza media de vida a nivel global para alguien nacido en 2016 serĂĄ de 75,3 años para las mujeres y de 69,8 años para los varones (no nos dejemos deslumbrar, a pesar de los evidentes logros, pues en Sierra Leona es de 43 años), y en ambos sexos España se sitĂșa dentro de los cinco primeros puestos a nivel mundial (85,6 años y 80,3 años respectivamente). Por otro lado, este trabajo ha estudiado la esperanza de vida saludable, que en nuestro paĂs es de 74 años para las mujeres y de 71,2 para los varones.
Los datos revelan una realidad excepcional. De hecho actualmente en los paĂses mĂĄs avanzados coexisten hasta cuatro generaciones: bisabuelos, abuelos, padres y nietos, algo nunca visto en la historia de la humanidad. En tan solo un siglo el cambio ha sido radical, no en vano en 1900 en España la esperanza media de vida era de 35 años y las personas que superaban esta edad eran consideradas ancianas. PermĂtanme comentarles una anĂ©cdota personal de hace unos dĂas, cuando en la biblioteca de mis padres ojeaba una publicaciĂłn de Adolfo Posada, discĂpulo de Francisco Giner de los RĂos, y me encontrĂ© con una ilustraciĂłn de un hombre muy mayor, de largas barbas blancas y encorvado, acompañado de un niño que parecĂa su nieto, y en cuyo pie de foto se decĂa asĂ: âJuanito con su anciano padre de 40 añosâ.
Los ciclos vitales se han trastocado profundamente, especĂficamente la juventud va alargĂĄndose, en un contexto de falta de horizontes vitales para las nuevas generaciones, y la madurez se amplĂa hacia la eufemĂsticamente llamada tercera edad (superada rotundamente por los acontecimientos), formada por una amplia cohorte de poblaciĂłn, que cada vez se encuentra en mejor disposiciĂłn para disfrutar de la vida, hasta llegar a una cuarta edad (a partir de los 85 años) y previsiblemente a una quinta edad, si efectivamente nos conducimos hacia sociedades hipergeriatrizadas, coincidiendo en nuestro paĂs con una de las tasas de fecundidad, hoy por hoy, mĂĄs bajas del mundo (1,3 hijos por mujer).
Nos desenvolvemos, por tanto, en un contexto de grandes oportunidades, que conviven con retos e incertidumbres de envergadura. Esperemos proveer a los ciudadanos de nuestros dĂas y a las generaciones del futuro de las herramientas necesarias que hagan verdad las palabras del sabio CicerĂłn: âNo puede haber cosa mĂĄs alegre y feliz que la vejez pertrechada con los estudios y experiencias de la juventudâ, a lo que añadir y con salud.