La batalla que no cesa

Llevamos una primavera y un verano donde las noticias sobre “olas de calor”, records de temperaturas globales[1], desastres climáticos o sus consecuencias sobre, entre otras, la temperatura del agua del mar, sequías[2] o incendios de dimensiones históricas[3] parecen reflejar una cotidianidad que, por su reiteración, pasa a perder la relevancia que debería tener para la población y para su salud y bienestar futuro.

Por otra parte, en la sociedad internacional se están consolidando posturas de rechazo al riesgo climático establecidas como pauta ideológica de la extrema derecha, aunque no solo. Defienden que las “élites globales” están utilizando el calentamiento global para amedrentar a la sociedad y restringir sus libertades (uso del coche, del avión, de los plásticos, etc.) a la vez que obtienen mayores cuotas de ingresos y de poder para ellos a costa del resto de la sociedad[4]. Ya no se trata, aunque estén interrelacionados, solo de estudios más o menos científicos financiados por las grandes multinacionales asociadas a las energías fósiles que alimenten el negacionismo climático, sino de algo que va culturalmente mucho más lejos. Lo que no quiere decir que las grandes multinacionales de la energía (ya no sólo de la energía fósil, fundamentalmente en el caso de las europeas) no sigan con sus campañas de manipulación científica y a científicos con la financiación directa o indirecta de grupos como CLINTEL y manifiestos como el último publicado “There is no Climate Emergency”[5] donde se intenta contradecir la realidad del calentamiento global, destacar que las emisiones de CO2 son beneficiosas para el Planeta y que todo el proceso del cambio climático es una manipulación política sin base científica.

El problema es que estas publicaciones –ampliamente difundidas por medios ligados a la extrema derecha- gracias a la capacidad de dirección-manipulación de los “bots” ligados a la misma, colabora en la sustentación de principios “libertarios”, perfectamente identificados con posturas como las de Trump, Bolsonaro, o en España VOX, a las que se unen interesadamente facciones de toda la derecha europea y estadounidense, ya sea para la captura de votos, o identificada acientíficamente con el negacionismo. El resultado es la consolidación de una cultura de rechazo a las medidas de lucha contra el calentamiento global. Y ello, no sólo en España, sino en gran parte de la UE o de EEUU, donde los republicanos, y gran parte de la derecha y de la extrema derecha de la UE, las están haciendo propias como bandera para las elecciones respectivas de 2024, tanto para el Parlamento Europeo como para las Presidenciales de EEUU.

No obstante, las encuestas en los países occidentales muestran una preocupación creciente de la población por el cambio global y sus efectos. E incluso en los países en desarrollo los últimos datos muestran que, junto a la pervivencia de creencias indígenas, o la influencia de las religiones abrahámicas, la educación moderna de los jóvenes va dando importancia creciente al conocimiento y a la indiscutible relevancia científica sobre este tema. Pero, no obstante, la nueva ideología-cultura “liberticida” cada vez es más relevante en un marco en que la extensión y manipulación en redes sociales es creciente. Y no podemos olvidar que en los países en desarrollo las peticiones a los dioses para combatir los efectos del cambio climático están a la orden del día[6] definiendo un amplísimo grupo social en el que la cultura “negacionista-liberticida” convenientemente sembrada de sustento de las multinacionales interesadas, tiene un campo abonado para su expansión.

Una realidad científica incontestable, crecientemente agravada.

En todo caso, hay que resaltar que en campos científicos cada vez más amplios crece la preocupación por una realidad incontestable, como apreciamos en las Figuras siguientes, tanto en lo que se refiere al incremento record de temperatura en los dos últimos meses, de junio y julio de 2023, en la superficie terrestre y marítima, como en la evolución de las concentraciones de CO2 en la atmósfera, directamente correlacionadas con el incremento de temperatura, con niveles de confianza probabilística científicamente indiscutibles.

Pero la verdadera preocupación de cada vez más científicos se centra en el riesgo de que la dinámica de calentamiento, o procesos globales atmosféricos o marinos, con particular incidencia en las grandes corrientes marítimas que configuran procesos básicos climáticos, biológicos o ecosistémicos, puedan sufrir cambios radicales como consecuencia de la superación de los que en otros artículos de esta Sección ya hemos definido como “tipping points”, “puntos de inflexión” o “saltos cualitativos”, que pueden implicar una aceleración de cambios globales de efectos desconocidos, y no solo una ya evidente dinámica de calentamiento a un ritmo muy superior al que viene caracterizando los últimos 25 años.

Recordemos que estos “tipping points” y sus consecuencias potenciales vienen siendo observados y seguidos desde hace décadas, pero, normalmente, considerados de baja probabilidad de ocurrencia. Lo que caracteriza la situación actual es que esa probabilidad de ocurrencia está creciendo muy significativamente, tal y como se recoge en la tabla siguiente.Con respecto a la pérdida de hielo en Groenlandia, lo mismo que en el resto del Ártico y la Antártida[7], ésta se ha acelerado de forma exponencial en los últimos años[8]. Y lo ha hecho muy por encima de lo que señalaban los modelos climáticos utilizados por los científicos, en gran parte porque los denominados vientos Foehn, cada vez más cálidos y secos[9], y el agua cada vez más caliente de los océanos interactúan con el hielo y lo derriten a un ritmo acelerado, muy superior al esperado[10]. Igualmente, los deshielos de glaciares son generalizados y se están acelerando en todo el planeta[11] Y unas consecuencias probables de todos estos deshielos es el incremento del calentamiento, por disminución de las radiaciones reflejadas por las capas blancas de hielo, y un creciente incremento del nivel del mar[12][13] que, según Naciones Unidas, puede obligar a migrar a más del 10% de la población mundial.En oceanografía física se denomina circulación termohalina o, metafóricamente, cinta transportadora oceánica, a una parte de la circulación oceánica a gran escala que es determinada por los gradientes de densidad globales producto del calor en la superficie y los flujos de agua dulce. Su importancia para la regulación del clima es fundamental. Es esa circulación oceánica la que, al redistribuir el calor, limita la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos a unos 30°C, frente a del orden de 110°C de diferencia si la circulación oceánica dejara de cumplir esa labor y la atmósfera fuera la única responsable del calor en movimiento. Las consecuencias finales son desconocidas ya que no se conocen en profundidad los mecanismos que regulan el proceso, aunque está claro que modificaciones sustanciales en la misma cambiarían los patrones climáticos, particularmente en Europa, al alterar la distribución del calor planetario. A la vez que, probablemente, reduciría la capacidad de absorción de CO2 de los mares que, actualmente se produce por el transporte del mismo a las profundidades del océano. En todo caso, el riesgo de cambios graves en estas corrientes tendría efectos probablemente más catastróficos de lo imaginable[14].

Con respecto a los cambios, en amplitud y frecuencia, en los procesos del Niño/Niña en el Pacífico Sur (ENSO, por sus siglas en inglés), sus consecuencias están directamente relacionadas con la variación climática, en amplitud y frecuencia, tanto en su fase más cálida (El Niño) como en la más fría (La Niña). Ambos fenómenos se retroalimentan con el aumento de la temperatura planetaria, y las consecuencias de la actual fase, con un Niño más intenso, son un incremento del calentamiento atmosférico y una reducción de la temperatura de la superficie marina, a la vez que el calentamiento del fondo oceánico se dispara, lo que, entre otros aspectos, incide en la aceleración del deshielo de la Antártida.

Las consecuencias finales de la producción de estos “puntos de inflexión” o “saltos cualitativos” y el riesgo de su retroalimentación en el proceso de calentamiento global, así como la gravedad global de sus efectos, se sintetizan en la Figura siguiente, donde para cada temperatura media global se estima el punto en el que cada proceso empieza a ser relevante y cómo la incidencia crece fuertemente a medida que el calentamiento global se incrementa. Pero no conviene olvidar que todas las dinámicas señaladas ya se están registrando y que las estimaciones recogidas en la Figura corresponden a la situación derivada de los procesos constatados en 2019, cuya incidencia ha crecido –al igual que las concentraciones de CO2 en la atmósfera y el calentamiento asociado- muy significativamente para este año 2023.

Algunas reflexiones finales.

No vamos a reiterar aquí conclusiones ya desarrolladas en otros documentos de esta Sección, respecto a la gravísima situación esperable en cuanto al calentamiento global y su incidencia sobre el cambio climático ni a la insuficiencia de las medidas llevadas a cabo por el conjunto de los Gobiernos del planeta, por mucho que algunos pocos países –y entre ellos la UE- estén siendo ejemplares en las medidas adoptadas.

Como probablemente se denunciará en la próxima COP 28 sobre Cambio Climático, la situación ha empeorado muy sensiblemente al igual que los riesgos de convertirla en irreversible, mostrándose la manifiesta insuficiencia de las medidas llevadas a cabo. La consecuencia será, como ya ha sucedido en las dos COP anteriores, priorizar la necesidad de potenciar medidas de adaptación que, en todo caso, deberían ser compatibles con las de mitigación que permitan una reducción de emisiones a la atmósfera.

E igualmente, como venimos señalando desde hace varios años, en España habría que priorizar en mucha mayor medida las medidas de adaptación-resiliencia sobre los efectos del calentamiento global, sin olvidar que las administraciones territoriales (locales y autonómicas) son imprescindibles en este proceso. Pero muchas de ellas no tienen interiorizado ni su papel ni la urgencia de la adopción de las medidas correspondientes.

Es evidente que el Gobierno en funciones tendrá que seguir desarrollando las políticas consolidadas para este ejercicio 2023 y las presentadas a la CE para 2024 en materia energética, de adaptación-resiliencia socioeconómica y de descarbonización, que esperemos puedan continuar en las líneas establecidas en el documento propositivo PNIEC 2023-2030 enviado a la CE en junio de este año[15]. Sabemos que esta sería la línea de actuación de un Gobierno de coalición PSOE-Sumar. Pero nadie sabe que podría suceder si se estableciera un indeseable Gobierno del PP dependiente –o integrando- a VOX en sus pautas de actuación en estas materias.

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[1] El análisis del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) confirmó que la temperatura global del aire en la superficie, en julio de 2023, fue la más alta registrada para cualquier mes en el conjunto de datos ERA5, desde 1940. Julio fue alrededor de 1,5 °C más cálido que el promedio de 1850-1900, el límite establecido por el Acuerdo de París. https://climate.copernicus.eu/surface-air-temperature-july-2023

[2] Con respecto a las variables hidrológicas, julio de 2023 presentó anomalías más secas que el promedio, que afectaron a la mayor parte de la cuenca del Mediterráneo. La tendencia de los últimos 12 meses muestra que muchas regiones de Europa todavía están sufriendo una sequía generalizada y prolongada, lo que contribuye al estallido de grandes incendios forestales, especialmente en el Mediterráneo. https://climate.copernicus.eu/precipitation-relative-humidity-and-soil-moisture-july-2023

[3] Sobre los incendios forestales y su magnitud puede verse: https://www.esa.int/Applications/Observing_the_Earth/Copernicus/Sentinel-3/Counting_wildfires_across_the_globe

[4] Vox prometía, en su programa para el 23J, abandonar el Acuerdo de París, señalando su rechazo a la “religión climática”, las “élites globalistas”, la “agenda ecologista radical y su vinculación a la implementación de la Agenda 2030” que dominan el panorama español, acusando al PP de dejarse llevar por estas posturas radicales, con el impulso de una Europa dominada por intereses espurios ligados a “esta nueva religión del cambio climático”. Y en los acuerdos de gobierno PP-VOX firmados en algunas autonomías y corporaciones locales desaparece esta temática y las medidas para combatir o adaptarse al cambio climático, bajo la excusa de que son contrarias al desarrollo económico, principalmente en el medio rural, y a la capacidad de elección individual (uso del coche, por ejemplo).

[5] https://clintel.org/world-climate-declaration/

[6] Uno de cada diez estadounidenses dice que el cambio climático no es un problema grave porque Dios tiene el control. Pero incluso también en España las procesiones y rogatorias para pedir que llueva no son infrecuentes.

[7] De forma general pueden considerarse los resultados realizados por Copernicus y las publicaciones del mismo en https://essd.copernicus.org/ , particularmente https://www.esa.int/Applications/Observing_the_Earth/Antarctica_vulnerable_to_extreme_events De forma más concreta: Melchior van Wessem, J. et alt. Variable temperature thresholds of melt pond formation on Antarctic ice shelves. January, 26 2023. https://doi.org/10.1038/s41558-022-01577-1

[8] En concreto, la pérdida anual promedio de hielo en Groenlandia de 2017 a 2020 fue un 20% más que a principios de la década y más de siete veces mayor que la pérdida que registraba a principios de la década de 1990. Otosaka, I. N. et alt. Mass balance of the Greenland and Antarctic ice sheets from 1992 to 2020. April, 23 2023. https://essd.copernicus.org/articles/15/1597/2023/essd-15-1597-2023.pdf

[9] Mattingly, K.S. et alt. Increasing extreme melt in northeast Greenland linked to foehn winds and atmospheric rivers. March, 29, 2023. https://www.nature.com/articles/s41467-023-37434-8

[10] Ciracì E. et alt. Melt rates in the kilometer-size grounding zone of Petermann Glacier, Greenland, before and during a retreat. May 8, 2023. https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2220924120

[11] Como ejemplo, el Aneto está triplicando sus pérdidas de capa de hielo por el calentamiento, habiéndose producido ya 30 metros de pérdida de grosor medio desde 1981, de los que en 2022 se produjo el 10% de la misma, a la vez que su superficie se ha reducido en un 64% desde 1981 a 2022, según investigaciones de Ignacio López-Moreno. http://www.ipe.csic.es/lopez-moreno-j.i.

[12] Vernimmen, R. and Hooijer, A. New LiDAR-Based Elevation Model Shows Greatest Increase in Global Coastal Exposure to Flooding to Be Caused by Early-Stage Sea-Level Rise. https://doi.org/10.1029/2022EF002880

[13] Por sí sólo, un potencial colapso del glaciar Thwaites, de la Antártida, provocaría un aumento de los niveles globales del mar en unos 65 centímetros, según artículos publicados en Nature y resumidos en https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-lugar-por-donde-se-derrite-la-Antartida .

[14]  Una breve introducción a la problemática puede verse en https://oceanartproject.blogs.upv.es/2023/07/28/circulacion-de-vuelco-meridional-del-atlantico/ Con más detalle puede leerse Liu, Y., Moore, J. K., Primeau, F. & Wang, W. L. Reduced CO2 uptake and growing nutrient sequestration from slowing overturning circulation. https://www.nature.com/articles/s41558-022-01555-7#citeas

[15] Borrador de PNIEC 2023-2030. https://energia.gob.es/es-es/Participacion/Paginas/DetalleParticipacionPublica.aspx?k=607