Casi durante dos meses se han librado de los trabajos firmados por este articulista, vds interpretarían que estaba de vacaciones, lo que no se podrían imaginar es que eran unas “vacaciones obligadas”.
Estamos en un mundo dependiente, en cierta medida, de los medios tecnológicos, hay cosas que ya no somos capaces de resolver sin esos aparatos, por ejemplo, el correo de toda la vida está pasando a mejor vida por la generalización de la utilización de los e-mail y otras martingalas similares. Yo me reconozco como un fifty-fifty, por una parte, los borradores los escribo con estilográfica, procedente de mi colección privada, cargada con tinta negra y, tras hacer una primera corrección, lo paso al ordenador, desde donde remito los trabajos a los medios que es pertinente por medio de un correo-mail. No creo desvelar nada extraordinario con lo expresado hasta la actualidad, ahora bien, si uno de estos pasos se paraliza… todo el proceso se altera y la respuesta final se modifica sobremanera.
Así me aconteció a mediados de la época veraniega, al descargar la actualización de una de las aplicaciones, el ordenador permaneció en negro, todo negro… la sensación fue paralizante, en cierta medida. Yo no tengo ni pajolera idea de lo que le pasaba al equipo, mucho menos de cómo solventarlo. Me dispuse a buscar uno de los servicios de “Doctor PC”, pero a los que llamaba, en las cercanías de mi vivienda, debían estar de vacaciones, no contestaban a las llamadas. Tras unos cuantos días, por fin, conseguí conectar con uno de estos servicios de reparación. Me realizan un chequeo para decirme que, en ocasiones, con la actualización se afecta el “softwere” y lo que hay que hacer es resetear todo el ordenador. De forma decidida digo que sí, pero… me avisan que se pierde toda la información, entro en pánico… pero se me recomienda: primero hacer una copia de seguridad de toda la información, segundo hacer el reseteado y tercero reponer las aplicaciones que tengo en el momento actual.
La verdad es que da un poco de miedito, pero no me queda más remedio que confiar en el técnico y tomar una decisión positiva. Acepto la oferta tras conocer el presupuesto que me elabora el servicio, me parece un poco caro, pero es lo que hay en estas fechas. Entrego el ordenador para que sea rehabilitado.
Tras unos días vuelvo ilusionado a por una de mis “herramientas de trabajo”, tenía la convicción que se solucionaban todos mis males y solventaría los asuntos pendientes. Pero al llegar a casa… mi gozo en un pozo.
No consigo la firma electrónica, primero porque el adobe que habían instalado no era reconocido, detectado el error parecería que estaba solucionado, pero no. Ahora resulta que no funcionaba la propia firma electrónica. Me había costado mucho instalarla y ahora, de nuevo… todo mi gozo en un pozo, no me funcionaba. Vuelta a la casilla de salida. Vuelvo a llevar el PC al servicio técnico, así que he estado más tiempo sin mi tecnología que solo manejo como usuario de andar por casa.
Me encuentro a la espera de esta nueva actualización. Así que, entre unas cosas y otras, llevo un par de meses enredado con estas nuevas lides tan cotidianas y que he comprobado hasta qué punto pueden llegar a ser invalidantes para desarrollar ciertas actividades que son precisas, aunque no lleguen a ser fundamentales.
En el mundo, mientras estaba así de entretenido, han pasado mil cosas y no he podido opinar sobre ninguna de ellas: todo el trajín de las post-elecciones y sus posibles pactos; actores diversos políticos que interactúan con sus legítimas pretensiones presidenciales y las vacaciones del personal; las desfeitas de la presidenta de la Comunidad de Madrid con la sanidad de los madrileños; las sucesivas olas de calor insufrible por las noches; el encarecimiento inapelable de las vacaciones; la preboda, la boda y las postboda de Tamara; el incremento de asesinatos machistas; posibles acuerdos y/o desacuerdos para el futuro gobierno; la elección de la mesa del Congreso; el mundial de fútbol femenino y todo su entorno; el reprobable comportamiento del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, comportamientos inadecuados e impropios, cargados de obscenidad y de agresión sexual hacia una mujer subordinada y por lo tanto con ejercicio de poder; el asesinato en Tailandia de un cirujano por parte de un español y todo lo que ha generado al pertenecer a una familia relativamente conocida por la actividad del padre.
A estos dos últimos temas voy a referirme con un poco de extensión con dos o tres comentarios limitados.
El “caso Tailandia” está siendo, sin duda alguna, sobredimensionado en el tratamiento que se le está dispensando en los medios de comunicación social. Mantener una información diaria y varias veces al día, en diversos medios de comunicación, parece un poco excesivo y no nos merecemos la ciudadanía este verdadero martilleo. El tratamiento que se le está dispensando es más que discutible, tanto en la forma como en el fondo. Un dato que llama la atención consiste en la sutil señalización en dirección a los posibles componentes mentales que influyen en el caso y que pudieran ser calificados como atenuantes o eximentes hacia el presunto autor, pero confeso, de los luctuosos hechos.
En ocasiones se han formulado, con el desparpajo que otorga la supina ignorancia, diagnósticos clínicos específicos sin que se haya evaluado directamente al autor confeso del asesinato, por un profesional cualificado, por lo tanto, no son más que suposiciones de un deficiente e insuficiente manual de debate. No es riguroso intelectualmente cargar a un posible trastorno mental lo acontecido, niego la mayor y lo hago con pleno conocimiento profesional. En este tipo de atribuciones es donde se detecta y fomenta el estigma hacia los procesos mentales, cuando los medios de comunicación utilizan este campo de una forma tan particular con finalidad diferente a la clínica: buscar una explicación causal directa para un acto concreto y, en segundo lugar, configurar un campo de menor impacto (atenuante o eximente) para el autor de los execrables actos.
Demasiadas cosas a evaluar y que no se han realizado y, por lo tanto, no se puede opinar con criterio de peso y rigor razonables. Basta de suposiciones que solo expresan el deseo, en uno u otro sentido, de los contertulios de medios de comunicación que rellenan tiempo con un tema recurrente y sin fundamento. Otra cosa es la determinación de líneas de defensa a la luz de las diferencias legislativas en los dos países.
Posiblemente para abordar este tema solo se precise aderezar con un poco más de ética, tanto en las intervenciones como en la orientación general en estas (radio y tele) tertulias.
La selección femenina de fútbol ha realizado un campeonato mundial en Australia y Nueva Zelanda de primera, ha conseguido, con gran sufrimiento y entrega, el campeonato y ha logrado que todo un país se levantara de madrugada para verlas jugar y se disfrutara con su juego. Las mujeres reconciliaban a un país con su selección de fútbol, jugaban bonito, sufrían en el campo de juego y funcionaban como equipo.
Ganar el campeonato mundial, la estrella en el pecho, fue el premio justo a tales circunstancias. Cumplía el pago tras lustros de luchar por verse reconocidas como deportistas, tras una lucha “laboral” para tener un convenio laboral digno. Otro aspecto a reconocer a este grupo es su compromiso y valentía hacia la diversidad afectivo-sexual, la naturalidad y normalización de las parejas e hijos en el seno de relaciones LGTBI en el deporte de élite. Un motivo más de agradecimiento hacia este grupo de mujeres que superaban en este tema, con mucho, a los hombres.
En estas estábamos… cuando salta a las noticias algo sorprendente de inicio, reprobable después e inaceptable siempre, de actos realizados por el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Dos fotos: una de gestos obscenos e inapropiados en la Tribuna presidencial de la final y estando lado de la reina Leticia y la infanta Sofía. La segunda foto tiene su localización con todas las autoridades del fútbol internacional y, con supino desparpajo, el citado Presidente del fútbol español sostiene la cara de una jugadora y la planta un beso en los labios. No, no es un beso robado, es un beso forzado, inadecuado e impropio. La actitud posterior de este tipejo ha sido reprobable y vergonzosa. Ha empleado hasta la presión a la jugadora y su familia para que aceptara firmar con él la versión de los hechos, pero era la versión parcial de este presidente.
Los contenidos reales son inapelables: la acción es iniciada y desarrollada desde y por una autoridad sobre una subordinada y, por lo tanto, expresa una conducta de dominación, lo que representa un verdadero delito de agresión sexual. La conducta de este tipejo es machista y denigratoria hacia la mujer, mostrando un gran desprecio cuando pretende que la institución, en su conjunto, asuma sus actos. Falta al respeto debido hacia las mujeres y hacia la propia institución.
Este deplorable hecho ha tendido una cortina de humo sobre el triunfo de la selección femenina, se habla más de este tipejo y su beso que de las jugadoras que ganaron el mundial. Con ello se degrada la “marca España”, pues este abominable hecho ha traspasado las fronteras españolas y aparece en los principales rotativos internacionales y lo hace señalando a la institución como tal.
Diversos organismos profesionales, medios de comunicación y políticos han opinado sobre el tema, sorprende que el mundo del fútbol de hombres haya guardado silencio, en casi su totalidad. Los equipos importantes, tampoco han manifestado su opinión, salvo el Getafe cuyo presidente ha criticado con dureza el hecho del presidente de la federación. Han opinado dos medios periodísticos deportivos de los más importantes del Estado, en ambos se blanquea al presidente de la federación de fútbol y en uno de ellos se invierte la carga de la prueba y “acusa” a la víctima de “dejar caer” al acosador. Paso a paso algún entrenador de la liga profesional (Real Madrid, Girona y Celta) lo califican como intolerable y la FIFA, máximo organismo del fútbol mundial, abre un expediente disciplinario al presidente de la federación española. El Gobierno de España exige que actúe, en caso contrario sería el Gobierno quien interviniera.
En la asamblea del fútbol español, convocada de forma extraordinaria, no figura en el orden del día, de forma incomprensible, este tema. El Presidente de la organización utiliza su turno de palabra para incidir en el tema y lo hace “a su manera, culpabiliza a la víctima y repite que el “pico” era consentido. Narra toda una novela inventada que se inicia porque la víctima le toma de las caderas, le eleva del suelo y le atrae hacia ella y luego… el pico pactado. Este sujeto cree que la ciudadanía es tonta y no sabe lo que ve, porque todo está registrado y todos estos avatares solo acontecen en su cabeza, pero la cámara no lo recoge, muy al contrario, lo que registra es la sujeción firme del rostro de la víctima, atraerle hacia él y el beso, algo más prolongado que se denomina como “un pico”.
A partir de ahí existen datos en los que el “señoro” quiere obtener la conformidad de la víctima para su propia versión que lo exonere, utiliza para ello presiones e intermediaciones de sus acólitos, pero… todo es un montaje del “señoro”, no se aviene a los hechos reales y en su exposición pretende realizar una conducta muy evidente de todo acosador: hacer culpable a la víctima y librarse él. El culpable es el otro siempre, así se utiliza la proyección como mecanismo de defensa que pone en evidencia la verdadera dimensión de lo acontecido. En la asamblea incluyó a sus hijas, cual vulgar lerdo y zafio, para defenderse y hubo gente tan insensata que lo aplaudió en varias ocasiones.
Ante esta situación la mayoría de las jugadoras de la selección, algunos aislados futbolistas hombres, algunas asociaciones autonómicas federadas, algunos equipos de fútbol de todo el espectro futbolístico 3stá solicitando que el señoro suma sus responsabilidades. El CSD y el Gobierno están decididos a que se inhabilite a este sujeto. Así están las cosas, muy tensas.
Solo queda una salida lógica: que el señoro Luis Rubiales se vaya de una vez, no puede seguir ni un minuto más. Deben acompañarle sus acólitos, los que le dan la razón y le justifican, no olvidemos otros episodios, cuanto menos, poco claros que han acontecido precisamente con la selección de fútbol de mujeres.
Así vamos, y esperando que el sr. Fakejoo se de un baño de apetencia personal, sabe que no va a salir votado pero él quiere ser candidato y repite y repite que es el ganador y tiene 172 votos. Vale tío, pero se necesitan 176. Acusar a Pedro Sánchez de tener apetencia al sillón, le queda corto, basta ver su pesado y maniqueo manejo de la información para ser nombrado candidato. Bueno… él sabrá.
Este articulista sigue esperando su ordenador, un desastre no buscado…