Punto de partida.
En el último artículo considerábamos las perspectivas que mostraban algunos de los Informes de prospectiva –y particularmente el Global Risk 2023[1]– ante las reuniones del Foro de Davos celebrado del 16 al 20 de enero de este año, estableciendo lo que podrían ser los Escenarios globales de riesgos a corto, medio y largo plazo.
Terminado el Foro y vistas las posiciones de algunas de las Instituciones y Agentes políticos y empresariales participantes en el mismo[2], así como publicados, entre otros, el último Outlook del Fondo Monetario Internacional[3], y el Europe Outlook 2023 de EIU[4], podemos recuperar las reflexiones sobre las previsiones de evolución socioeconómica en España, iniciadas con la consideración del Turismo en los dos artículos previos al de Riesgos.
A este respecto, es bueno retomar donde dejábamos las Conclusiones de estos tres últimos artículos, así como las reflexiones derivables de las medidas publicadas en el BOE de 28 de diciembre de 2022[5], ya ratificadas por las Cortes, y las aportaciones particulares de las previsiones para España en el corto plazo (2023-2025) publicadas a lo largo del mes de enero, principalmente, pero no solo, en las tres fuentes citadas.
Horizontes globales 2023-2025 tras el Foro de Davos.
A corto plazo, las discusiones del Foro de Davos han mostrado una situación global que podemos caracterizar, básicamente, por un futuro con altos niveles de incertidumbre, fragilidad y volatilidad, lo que aumenta la complejidad de las previsiones y la necesaria desconfianza sobre los Escenarios posibles. Pero, en todo caso, ha quedado claro que la afección a la naturaleza y a sus ciclos vitales, al bienestar de las sociedades y al equilibrio de los mercados están acelerándose, con consecuencias no precisamente positivas para el conjunto de la humanidad, con un fuerte auge de la inflación, un riesgo creciente de recesión en el crecimiento del PIB, conflictos geopolíticos y limitaciones y encarecimiento del acceso a materias primas y productos intermedios, y aumento del calentamiento global con el auge de desastres catastróficos, migraciones, envejecimiento demográfico y tensiones en los mercados de trabajo del mundo desarrollado.
Sin embargo, pocas semanas después, a principios de febrero de este año, el optimismo relativo volvía al campo de los pronosticadores de la evolución económica global; y los índices bursátiles mostraban una mejoría general sobre sus valores de fin de 2022, valorando positivamente la economía y producción tradicional ante el resurgir del uso de los combustibles fósiles, que se mantienen en precios inferiores a los previstos, y el freno a los procesos reales de descarbonización y desmaterialización en el conjunto de la economía global que ha optado, de manera generalizada por la priorización del crecimiento sobre la sostenibilidad. Tras la invasión de Ucrania, se registra una nueva apuesta por el crecimiento con asunción de mayores riesgos ambientales. O, lo que es lo mismo, como asumía el “Global Risk 2023”, se afronta salir de “La Crisis de Hoy” por la vía tradicional, abocando más rápidamente a lo que denominaba “Las Catástrofes del Mañana”.
En este marco, vamos a considerar, en primer lugar, cómo afectan a España los riesgos considerados en el citado Global Risk Report 2023, a corto plazo, en la señalada “Crisis de Hoy” que delimita lo que definían como “Las Catástrofes del Mañana”.
Recordemos que, a corto plazo, hasta 2025, el Global Risk Report 2023 estimaba la pervivencia de las tensiones y crisis actuales que ordenaba, en razón de su probabilidad de ocurrencia y magnitud de sus efectos en : 1) inflación y crisis del costo de vida en un marco de niveles insostenibles de deuda, una nueva era de bajo crecimiento y baja inversión global; 2) incremento de los desastres naturales y fenómenos meteorológicos extremos; 3) guerras comerciales y desglobalización, con previsibles salidas de capital de los mercados emergentes y una confrontación geopolítica que amplía los riesgos de una guerra nuclear; 4) reducción de las medidas de mitigación del calentamiento global en una ventana cada vez más pequeña para lograr la transición a un mundo que limite el calentamiento a 1.5°C; 5) erosión de la cohesión social y polarización social en el marco de un malestar social generalizado y una disminución en el desarrollo humano después de décadas de progreso, solo frenado por la Covid 19; 6) incidencia de daños ambientales a gran escala; 7) fracaso de la adaptación al cambio climático; 8) ciberdelincuencia generalizada y ciberinseguridad en un marco de desarrollo rápido y sin restricciones de tecnologías de uso dual (civil y militar); 9) crisis de acceso a recursos naturales; y 10) migración involuntaria a gran escala, entre otros motivos, también, por la creciente presión de los impactos y dinámicas asociadas a fenómenos meteorológicos extremos/cambio climático”.
Tras el Foro de Davos, las principales observaciones destacadas con afección más directa a España, se pueden sintetizar en la Figura siguiente:Las consecuencias de las dinámicas previstas, serían:
- Elevación de los tipos de interés. La Reserva Federal de EEUU, del 4,25% al 4,50%, el valor más alto desde2007. El Banco Central Europeo del 2% al 2,75%, que es el nivel más alto de los últimos 14 años. Dado que el objetivo de inflación sigue siendo del 2% se esperan más aumentos de tipos en 2023.
- La inflación de los precios al consumidor y al productor está disminuyendo en las economías desarrolladas, pero permanece en niveles lo suficientemente altos como para limitar el consumo.
- Los precios de la energía han sido los principales responsables de la inflación actual y explican en gran medida el alto nivel de ésta en Europa y su reducción actual. Los precios del gas natural en Europa han caído un 80%, desde un máximo histórico de 350 €/MWh en agosto de 2022, a 65 €/MWh en enero de 2023, pero siguen a niveles históricamente altos, afectando a las economías domésticas y a las empresas con necesidad de ayudas públicas para paliar la pobreza energética y la pérdida de competitividad y supervivencia de las empresas. El precio del barril Brent de petróleo ha venido también disminuyendo situándose por debajo de los 80 $/barril en enero de 2023. Los precios de los metales industriales aumentaron levemente en diciembre.
- Los precios globales de los productos alimenticios siguen bajando, aunque los precios de algunos alimentos básicos todavía están un 30% o 40% por encima de los históricos anteriores a la guerra y la pandemia.
- El año 2022 fue malo para los mercados de valores. El índice MSCI All Country World para acciones muestra una pérdida del 19% para el año, el peor retroceso registrado desde 2008. En 2023 ha iniciado una escalada, pero el índice de volatilidad de los mercados de renta variable se mantiene en niveles elevados.
- El dólar estadounidense tiende a depreciarse.
Horizontes globales 2023-2025 en la revisión de previsiones del Fondo Monetario Internacional de enero de 2023.
El FMI en su citado nuevo Outlook de enero de 2023, sigue advirtiendo de los peligros que se avecinan desde el punto de vista del crecimiento económico y de la estabilidad de los mercados. Así, prevé un crecimiento mundial inferior a la media histórica anual de 2000–2019, que fue del 3,8%, estimando ahora que será del 3,4% en 2022, del 2,9% en 2023 (0,2 puntos porcentuales más alto que el vaticinado en la edición de Perspectivas de la economía mundial de octubre de 2022), y del 3,1% en 2024. Muestra cómo la subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania (revisadas al alza desde el Outlook de octubre) continúan lastrando la actividad económica, que solo se ve compensada por el abandono, en China, de la política de cero Covid19 y su recuperación acelerada del crecimiento.
No obstante, el comercio mundial sigue registrando previsiones negativas para los próximos años, tal y como apreciamos en el Cuadro siguiente, junto a las previsiones para los precios energéticos y de las materias primas. Previsiones de precios que, en general, han sido revisadas a la baja desde el Outlook de octubre, con unos precios para el petróleo que espera se reduzcan alrededor de 16%, mientras que se prevé que los precios de las materias primas distintas de los combustibles desciendan, en promedio, el 6,3%, lo que no dejará de tener una influencia positiva sobre la reducción de la inflación global, que se prevé que disminuya del 8,8% estimado para 2022 al 6,6% para 2023 y al 4,3% en 2024; niveles aún superiores a los observados en el período 2017–2019, antes de la pandemia, que era del orden del 3,5%.Por otro lado, se estima que la inflación subyacente seguirá aumentando, impulsada por el sobrecalentamiento de los mercados laborales; prevén que continúen las tensiones en el precio del gas en la UE por las dificultades de recargar el almacenamiento de gas de Europa para el próximo invierno, sin las entradas rusas y con el incremento de la demanda energética prevista para el nuevo crecimiento chino. Y destacan que los riesgos para la estabilidad financiera “siguen siendo elevados” en un marco de altos tipos de interés de los bancos centrales, condiciones monetarias más restrictivas, y muy elevados niveles de deuda pública que deberían ser objeto de urgente reestructuración, limitando el déficit público y adecuando ayudas a familias y apoyos a empresas en crisis, restringiéndolas a los grupos más afectados por la carestía de los alimentos y la energía. Y ello, sin olvidar la urgencia de mitigar el cambio climático limitando las emisiones y promoviendo la inversión ecológica, aunque estas observaciones se realizan de una manera genérica.
Horizontes del Europe Outlook 2023.
Las previsiones para España no pueden desligarse de las perspectivas definibles para el conjunto de la UE. Y, en ese sentido, el “Europe Outlook 2023” citado establece que:
- El aumento de los costes de la industria europea supondrá una pérdida neta para el continente. Prevén que los costes de los inputs industriales europeos seguirán siendo elevados durante varios años, y que los altos costes de la energía y la caída de la demanda obligarán a la industria de toda Europa a permanecer parcialmente inactiva. Lo que hará que algunos sectores industriales europeos no sean competitivos y registren una pérdida de cuota de mercado mundial.
- Dentro del sector industrial, el impacto se sentirá con mayor intensidad en los productos químicos y los fertilizantes, sectores en los que el gas natural es un insumo directo del producto final, mientras que sectores como el de la automoción, que utilizan el gas como energía, pero con posibles fuentes alternativas de energía, tendrán consecuencias menos negativas.
- Las industrias ligadas a los metales básicos serán las más afectadas. Así, el uso extremadamente alto de energía en el proceso de fundición, así como la caída de los precios de metales como el aluminio y el zinc, están erosionando la rentabilidad en el sector metalúrgico y obligando al cierre de líneas de producción. Y también sufrirán las industrias transformadoras, como el sector de la automoción.
- El sector químico ocupa el segundo lugar después de los metales en términos de intensidad energética, ya que el gas natural es una materia prima para muchos productos químicos, así como una fuente de generación de calor, lo que hace que la sustitución sea particularmente difícil. La producción de amoníaco (del cual el gas natural es una materia prima) es particularmente poco competitiva en la actualidad, y alrededor del 70 % de la capacidad de producción de fertilizantes de Europa se ha detenido. La mayoría no se reiniciará, lo que aumenta los riesgos para el rendimiento de los cultivos a corto plazo y una pérdida de participación de mercado a largo plazo.
- La reducción del crecimiento reducirá la demanda en Europa, erosionando aún más el sector químico. La demanda de fibras industriales, polímeros y plásticos utilizados en la construcción y la fabricación de automóviles está cayendo, y ya no hay demanda de insumos para procesos industriales (ahora inactivos), como la sosa cáustica, vital para la fundición de aluminio.
- Dada la creciente incertidumbre geopolítica y el tamaño y costo de trasladar procesos intensivos en capital a Asia, no esperan una tendencia de reubicación de actividades productivas europeas a corto plazo, pero se prevé empresas que cierren parte de la producción europea (posiblemente de forma permanente) y la reemplacen con el tiempo aumentando la producción deslocalizada, sobre todo para las industrias de mayor pérdida de competitividad. China previsiblemente será la más beneficiada a nivel mundial.
- La dinámica del mercado energético para Europa en 2023 seguirá teniendo una influencia capital en su evolución y será tan conflictiva como en 2022. Es probable que el almacenamiento de gas natural en Europa se agote por completo para la primavera, mientras que todavía habrá insuficiente capacidad de importación nueva alternativa.
- El impulso hacia las energías renovables con los cambios regulatorios simplificados establecidos y los mayores subsidios aprobados favorecerán a las empresas europeas involucradas en la transición energética. Sin embargo, China seguirá siendo el líder mundial en producción general, con el 76% de todas las células fotovoltaicas producidas allí (en comparación con menos del 14% en Alemania). Incluso en las nuevas instalaciones, los datos de 2020 muestran que la UE está cada vez peor que China y se acerca al nivel de los EE. UU. La energía eólica enfrenta una dinámica similar.
- La crisis del gas crea oportunidades para las empresas que pueden proporcionar sustitutos efectivos del gas en los procesos industriales, lo que también puede impulsar la innovación en los espacios de energía y materiales. Es probable que la presión sobre las industrias pesadas haga que el sector de servicios, que consume menos energía, resista mejor la recesión y sea más probable que impulse el crecimiento futuro.
- A pesar de la crisis del gas, la producción de hidrocarburos en Europa no aumentará significativamente, con la excepción de las perforaciones en el Mar del Norte en Noruega y en el Reino Unido. Se planea aumentar la energía nuclear en Francia, Suecia y el Reino Unido, así como en Europa central, pero todas esas iniciativas tardarán varios años en ponerse en marcha.
- La construcción de nueva infraestructura de gas está diseñada para ser de doble uso gas/hidrógeno lo que favorece a los proyectos de hidrógeno verde. Sin embargo, los potenciales del hidrógeno necesitarán años para materializarse y es probable que se concentren en los sectores que realizan la mayor inversión inicial.
- A nivel corporativo, las principales empresas de energía europeas se enfrentan a una tensión significativa a medida que luchan por reemplazar los suministros rusos, lo que limita su potencial para ser grandes inversores en proyectos globales.
Como síntesis, señalan que la competitividad europea en los mercados globales va a disminuir, estando China muy bien posicionada para beneficiarse en sectores como el de metales, productos químicos e instalaciones solares y eólicas. Y que, dentro de Europa, el sur de Europa verá aumentar su competitividad relativa respecto a la Europa central y oriental, por su menor dependencia del gas, ya que tiene más capacidad instalada de gasoductos y de acceso y utilización GNL. El sur de Europa también se beneficia de climas invernales más suaves y de una mayor dependencia económica del sector servicios, lo que facilita un cambio hacia la producción en el sur de Europa, con unos servicios resistiendo mejor la crisis que la producción de bienes.
A más largo plazo destacan que la prevista introducción del mecanismo de ajuste fronterizo de carbono de la UE, para 2026, puede presentar una ventaja competitiva para las industrias que han mejorado sensiblemente su huella de carbono y, en particular, para los productores de productos químicos en Europa, que ya hayan avanzado en la descarbonización. Y será una consideración importante para las empresas europeas que actualmente están expandiendo su producción en mercados fuera de la UE pero planeando importar a la UE. E, igualmente, las empresas activas en la transición verde se verán crecientemente beneficiadas, ya que los subsidios y las nuevas formas de generación de energía aumentarán su rentabilidad a mediano y largo plazo.
Previsiones España 2023-2025.
En el marco general de las previsiones consideradas en las tres fuentes citadas, podemos señalar, en primer lugar, que, de forma particular, el Global Risk Report 2023 incluía, por segundo año consecutivo, la definición de los cinco riesgos principales para cada país, para los dos próximos años (Apéndice B), resultando para España los cinco siguientes, correspondientes a las previsiones respectivas del Informe de 2022 y de 2023:Como apreciamos, se producen cambios sensibles, en solo un año, para los riesgos definidos a corto plazo para este país. Así, desaparecen las referencias al fallo en la acción climática, asumiendo implícitamente que en este país se siguen políticas de Transición ecológica, que disminuyen la incidencia relativa de este tipo de riesgo ante el fuerte incremento de los riesgos socioeconómicos. El incremento de precios energéticos y de la inflación total y subyacente, hace que la inflación aparezca como el riesgo de máxima importancia, acompañado del empeoramiento de las condiciones de vida y de problemas con el empleo y las crisis de subsistencia, que era ya el primer riesgo detectado en 2022.
El empleo en 2023 presenta un mes de enero mejor de lo esperado, con una cifra media de afiliados a la Seguridad Social que aumenta en 57.726 trabajadores, en términos desestacionalizados, con un 44,2% de contratos indefinidos en el mes y un paro registrado que sólo aumenta, para lo que es tradicional en el mes de enero, en 70.744 personas, si bien en términos desestacionalizados disminuye en 12.462 personas, situando el total del paro registrado en 2.908.397 personas[6]. Sin embargo, el salario en España solo aumenta en un 3,3% frente al 5,7% de la inflación interanual correspondientes a 2022, lo que registra un empeoramiento de las condiciones medias de vida de los trabajadores asalariados.
Otro de los factores de riesgo que aumenta su relevancia para España tiene que ver con los altos niveles de deuda pública que, asociada al incremento de los tipos de interés y al empeoramiento de las políticas financieras de los Bancos centrales, llevan a unos costes crecientes[7], revertiendo la tendencia registrada en lo que llevamos de siglo, y volviendo a situar dicho coste por encima del 2%.
Por último, en el Global Risk 2023 se destacan, por un lado, riesgos asociados al acceso a recursos/materias primas, si bien, como se destaca en las previsiones contempladas en los epígrafes anteriores, España parte de una mejor situación relativa que el resto de Europa; y, por otro, se señala el auge de actividades ilegales, reproduciendo problemas históricos de este país, que se asocian al deterioro de la actividad económica y al alza en los salarios incentivada por el incremento del salario mínimo interprofesional que reduce al mínimo la pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores.
En todo caso, frente a la prevista desaceleración económica para Europa, las previsiones también señalan que España dispone de medios –destacando como ejes fundamentales el turismo y las inversiones derivadas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Español (PRTRE)- para afrontar las incertidumbres que caracterizan el período 2023-2025. Medios que ya han permitido que en 2022 se haya generado, pese a la permanencia de efectos negativos de la Covid 19, a los que se han sumado los efectos de la invasión de Ucrania, un crecimiento del PIB del orden del 5,5%, superando las mejores previsiones efectuadas. También se destacan por los medios oficiales la señalada mejora registrada en 2022 en el empleo, o el hecho de que pese a registrarse una elevada inflación media interanual, España fue el país de la eurozona con menor inflación interanual en diciembre de 2022.
En este sentido, desde el último Outlook del FMI citado, de enero de 2023, las nuevas perspectivas de crecimiento del PIB para España en los años 2023 y 2024 se rebajan ligeramente respecto a las previstas en el documento de octubre de 2022 (del orden de 0,1 puntos, respectivamente para cada año) situándose ahora en el 1,1%, para 2023, y en el 2,4%, para 2024, situándolas, en todo caso, por encima de las previstas para el Euroárea: 0,7%, para 2023, y 1,6% para 2024.
Y en el marco del citado Informe del EUI, la negativa evolución prevista para la competitividad de la industria europea y su repercusión económica, se ve relativamente matizada para el caso español, ya que considera probable que la presión sobre las industrias pesadas haga que el sector de servicios, que consume menos energía, resista mejor los riesgos de recesión y sea más probable que impulse el crecimiento futuro. También estima que el sur de Europa (incluida España) verá aumentar su competitividad, ya que tiene más capacidad instalada de gasoductos y recepción/tratamiento del gas natural licuado (GNL), frente a la Europa central y oriental. Adicionalmente a beneficiarse de climas invernales más suaves y de un mayor papel de los servicios gracias al turismo internacional.
Coinciden con el FMI en prever un mayor crecimiento de la producción en el sur de Europa frente a la Europa central, con un sector servicios resistiendo mejor que la producción de bienes la desaceleración e incertidumbre económica asociada a las altas amenazas para la competitividad industrial derivada del alto porcentaje del consumo energético de la industria metálica y química y de la alta importancia de éstas en el conjunto del valor añadido del sector manufacturero de cada país.Inestabilidad social e insostenibilidad ambiental.
Hemos visto que, aunque con una menor intensidad que en el conjunto de la UE, en España es de esperar que todavía impacten gravemente, en 2023, riesgos severos asociados a las medidas energéticas contra Rusia, que mantendrán una inflación elevada (aunque se prevé que descendente) y una repercusión significativa en el empleo y en la actividad económica. Lo que aumentará las ya elevadas desigualdades actuales y el riesgo de abocar a una crisis humanitaria más amplia en los más desfavorecidos dentro del espectro socioeconómico español.
Por otro lado, aunque los estudios comentados no hacen referencia a los aspectos ambientales, cabe señalar que, desde el punto de vista de las consecuencias ambientales de sus previsiones y de los riesgos de colapso a que hacíamos referencia en el artículo anterior, hay que tener en cuenta la prevista reducción de la capacidad de intervención pública para intervenir en la mitigación y adaptación al calentamiento global, o a la pérdida de biodiversidad y regeneración de ecosistemas y conservación del patrimonio natural, dados los altos niveles de deuda pública, sus mayores costes por el alza en los tipos de interés, y la necesidad de ayudas a empresas y familias para corregir los efectos más negativos de la inflación y de los alzas de coste en energía y materias primas. Aunque en el lado positivo cabe remarcar cómo la prevista reducción de la demanda, por la disminución del crecimiento, implica menores emisiones y menor consumo material, lo que repercute en menores presiones ambientales de forma solo coyuntural, si la reducción en ese crecimiento no da lugar a una transición hacia producciones y consumos más sostenibles ambientalmente.
Hay que recordar que terminábamos los dos artículos sobre turismo de diciembre del año pasado con la constatación de que España dispone de una estructura productiva volcada hacia el sector servicios, con destacada importancia del ecosistema turístico, y con una estructura empresarial de tamaño pequeño o medio, con dificultad para crecer y aprovechar todas las ventajas de la integración europea, o de las fuertes inversiones asociadas al Plan de Reforma, Transformación y Resiliencia Española (PRTRE), cuya “transformación del modelo de crecimiento”, incluida en su denominación, realmente dista de priorizar, hasta ahora, el camino hacia una transición descarbonizada, equilibrada territorialmente y cohesionada socioeconómicamente, en la que si bien es cierto que se avanza, se hace de una manera poco transformadora, salvo en el campo de la energía.
Tanto desde el punto de vista de la UE como del Gobierno español, el Modelo turístico actual, cuantitativamente extensivo, basado en el crecimiento del turismo internacional, se sigue considerando un elemento fundamental de la economía que hay que potenciar, recuperando, primero, y superando, después, las cifras de demanda turística del 2019 (83 millones de visitantes extranjeros), como vía para mantener el empleo y valor añadido del sector. Y así también se asume en las perspectivas derivadas de los distintos Informes antes considerados, que estiman estos servicios como ventaja competitiva para soportar un mayor crecimiento respecto al resto de Europa. Y ello pese a la obviada y olvidada negativa magnitud de los datos asociados al Impacto ambiental del turismo[8] y a su reducida Resiliencia socioeconómica: fuerte dependencia externa y monocultivo productivo en amplios ámbitos territoriales, junto a su alta incidencia en trabajadores temporales, o fijos-discontinuos, que son los que sufren los ajustes más inmediatos en las crisis, además de tener menores sueldos y peores condiciones de trabajo o de acceso a mejoras en su cualificación y productividad.
Es evidente que el turismo ha ayudado muy significativamente a paliar el deterioro socioeconómico iniciado en la crisis financiero-especulativa global de 2008, y que hay que destacar el importante papel desempeñado por el conjunto de medidas puestas en marcha por el Gobierno español, con el concurso de la UE, desde 2020, tanto para minimizar los efectos asociados a combatir la pandemia, como, posteriormente, para responder a la invasión de Ucrania. Los resultados han sido indudablemente positivos, pero insuficientes para corregir una situación estructural histórica que requeriría transformaciones socioeconómicas mucho más radicales.
Para 2023 hay que tener en cuenta las últimas medidas de finales de 2022[9], a las que sumar el ya señalado incremento del salario mínimo interprofesional. Estas medidas definen como objetivos la reducción del precio de la energía y el apoyo a los hogares y a las empresas españolas, para paliar los efectos de la elevada inflación esperable para 2023 que, en el mejor de los casos, se estima del orden del 4,0/4,5% de media anual.
Con ello se trata de contrarrestar el esperado malestar social asociado a la prevista reducción del crecimiento económico para 2023 que, aunque cada vez más se espera que se produzca de forma no extrema (no se llegue a una recesión en la UE), va a implicar presiones económicas sobre los más desfavorecidos, los trabajadores y las clases medias que aprecian pérdidas en su bienestar e indicadores de desarrollo humano. No es descabellado que la disminución de la movilidad social y el incremento de la polarización/radicalización política puedan terminar significando un fuerte desafío para la propia democracia, en particular en el contexto español de un año pleno de periodos electorales.
Centrándonos en el último grupo de medidas, desde la perspectiva energética, principal foco de asignación del monto de las ayudas, las medidas se centran en un amplio conjunto de áreas con incidencia desigual en familias, autónomos y empresas.
En primer lugar, las rebajas impositivas a la electricidad y el gas que se extienden a todo 2023. Fundamentalmente, el IVA del gas y de la electricidad[10] queda reducido desde el 21% al 5%; el impuesto especial sobre la producción eléctrica (IEE) pasa del 4,11% al 0,5%; y se suspende la aplicación del impuesto al valor sobre la producción eléctrica. Se mantiene el tope de 19,55 euros en el precio de la bombona de butano hasta el 30 de junio de 2023 y se extiende a 2023 la prohibición de cortes en suministros esenciales (que, desde 2021, afectaban a estratos crecientes de población situados en la denominada pobreza energética), así como los descuentos del bono social eléctrico. Son medidas coyunturales de disminución del coste energético que no colaboran a cambios estructurales ni en la oferta ni en la demanda, Afortunadamente existe en paralelo un proceso de Transición energética que sí colabora a esa transformación al que nos referiremos en próximos artículos.
Hay que valorar muy positivamente la eliminación del descuento generalizado de 20 céntimos por litro de carburante, claramente contradictorio con el objetivo de descarbonización asumidos por la UE y por España, que se sustituye por unas más correctas ayudas focalizadas en los sectores productivos más afectados por el aumento del precio de los combustibles, aunque es de esperar que las mismas mantengan su carácter coyuntural, ya que siguen siendo contradictorias con el necesario proceso de Transición energética.
En concreto, se establece un descuento de 20 céntimos/litro, hasta el 31 de marzo, y de 10 céntimos/litro entre el 1 de abril y el 30 de junio para transportistas profesionales que usen gasóleo, y de 20 céntimos/litro hasta el 30 de junio para los agricultores y ganaderos, que se complementan con ayudas directas por el encarecimiento de los fertilizantes, en base a los datos disponibles de 2022. Se establece una ayuda directa por el consumo estimado para seis meses (que puede variar entre 300 y 3.690 €) para los titulares de una autorización de transporte (autobuses, taxis, ambulancias, VTC y mercancías). Se conceden ayudas al sector pesquero para paliar los costes adicionales del consumo de gasóleo derivados del incremento de los costes del combustible de cada empresa pesquera. Las industrias de consumo intensivo de gas se ven beneficiadas con una línea específica de préstamos con un aval público, gestionada por el ICO, para mitigar sus problemas de liquidez y contribuir a descarbonizar el sector. Y se establecen ayudas directas adicionales para el sector de la cerámica.
Con efectos muy positivos para la sustitución del vehículo privado por el transporte público y la correspondiente reducción de la contaminación, congestión urbana y emisiones de GEI, hay que valorar las ayudas al transporte público, que son también una ayuda significativa a las personas de menores recursos para su movilidad obligada.
Así, hay que destacar la gratuidad de los títulos multiviaje de Cercanías, Rodalies y Media Distancia en todo 2023 (ya aprobadas en el seno de los Presupuestos Generales del Estado de 2023) y el descuento del 30% (inicialmente hasta junio de 2023) en el transporte público competencia de comunidades autónomas y entidades locales, si éstas colaboran a que dicho descuente sea del 50% o superior para dicho período.
En cuanto a otras medidas centradas en la mejora de la situación de los hogares, una primera línea de actuación, de carácter netamente político, pero discutible por su irrelevancia en los precios, prevista hasta el 30 de junio de 2023 (pero revisable en mayo si la inflación subyacente desde marzo baja del 5,5%) es la bajada del IVA del 4% al 0% en alimentos frescos de primera necesidad (pan, harina, leches, quesos, huevos, frutas, verduras, hortalizas y cereales) y del 10% al 5% en pastas y aceite. Beneficia obviamente a las familias de menores recursos, si la rebaja no es apropiada por los distribuidores, para las que el consumo de estos productos representa una parte más significativa de la cesta de la compra, pero es irrelevante, cuantitativa y cualitativamente, en sus efectos globales finales.
Mucho más significativa es la reiteración de la medida ya adoptada en 2022, con un conjunto de beneficiarios más exigente y reducido, de proporcionar un cheque de 200 € para las familias (no pensionistas ni perceptoras del ingreso mínimo vital, que son objeto de actuaciones específicas) con ingresos totales en 2022 inferiores a 27.000 € y cuyo patrimonio al cierre de 2022 (excluida la vivienda habitual) sea inferior a 75.000 €. Aunque para las familias en el borde superior de ingresos el cheque representa un incentivo insignificante (0,7% de sus ingresos anuales) no sucede lo mismo con familias con ingresos anuales en el entorno de los 6.000 € en que el cheque asciende a cerca de un 3%; cifra relativamente significativa, aunque claramente insuficiente para combatir el incremento de la inflación. De superarse este nivel de inflación, sobre todo en alimentos y productos básicos, es evidente que debería reiterarse esta medida para la segunda mitad del año, aunque preferiblemente enfocada a su disponibilidad para acceder a la adquisición de productos básicos de la cesta de la compra.
Por otro lado, aunque claramente es una línea correcta de intervención (que viene acompañada del aumento del 15% en las pensiones no contributivas y del ingreso mínimo vital) con un horizonte potencial de beneficiarios que el Gobierno sitúa en 4,2 millones de familias (del orden del 22% de los hogares) el principal problema de su aplicación ya se registró en las ayudas de 2022, cuando se estima que sólo llegó a menos del 30% de los hogares potencialmente beneficiarios, en gran parte los de menos recursos económicos, por dificultades de información y para materializar la solicitud, en un marco de trámites burocráticos no sencillos ni ágiles para los más desfavorecidos.
Por último, se prorroga el tope del 2% sobre la subida del alquiler en caso de que no haya acuerdo entre las partes para todo 2023 y, hasta el 30 de junio, se podrá solicitar una prórroga de seis meses en el contrato de los alquileres que finalicen en ese período, manteniendo las condiciones vigentes a su finalización.
Comprobar cómo estas medidas están incidiendo en los sectores que, como el turismo, están siendo fundamentales en la evolución ecosocial española, en los próximos artículos consideraremos la evolución del sector construcción/vivienda, transporte/automoción y, finalmente energía/sostenibilidad.
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[1] https://www.weforum.org/reports/global-risks-report-2023/.
[2] Las conclusiones e información detallada sobre El Foro de Davos 2023 pueden leerse en www.weforum.org .
[3] https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2023/01/31/world-economic-outlook-update-january-2023
[4] https://www.eiu.com/n/campaigns/europe-outlook-2023/
[5] Real Decreto-ley 20/2022, de 27 de diciembre, de medidas de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la Guerra de Ucrania y de apoyo a la reconstrucción de la isla de La Palma y a otras situaciones de vulnerabilidad. https://www.boe.es/boe/dias/2022/12/28/index.php
[6] En 2022 se crearon del orden de 279.000 nuevos puestos de trabajo.
[7] La colocación de deuda prevista por el Estado es de unos 70.000 millones de euros para 2023, cuyo tipo de interés se verá presionado también por los del orden de 11.000 millones adicionales que debe absorber el mercado ante la nueva política del Banco Central Europeo de mantener un saldo decreciente en la deuda mantenida de los estados miembros.
[8] Por el incremento implícito de los viajes –en particular los de larga distancia, fundamentalmente en avión- y el uso intensivo y superación de la capacidad de carga de áreas patrimoniales de alto valor, que ya se produce en amplios territorios ligados, fundamentalmente, al turismo de sol y playa, y puntualmente al cultural asociado al crecimiento de los cruceros.
[9] https://www.boe.es/boe/dias/2022/12/28/index.php
[10] La rebaja del IVA en la electricidad solo afecta a los consumidores con una potencia contratada inferior o igual a 10 kW.