Estábamos tan preocupados por la entrada de Vox en las instituciones y lo que eso supone (censuras, anulación de la violencia de género, subidas de sueldos de sus alcaldes y cargos, cocktail de prepotencia e ignorancia, pérdida de derechos sociales, etc), que no vimos cuál sería la estrategia que realizaría el PP bendecida por Feijóo.

Por otra parte, mirábamos con estupor la deriva ultraconservadora y ultraprovocadora de Isabel Díaz Ayuso, y nos quedaba la incógnita de saber qué camino escogería Feijóo. ¿Sería un duelo entre dos formas de gobernar, entre dos formas de entender la política, entre una derecha europea y una derecha ultra?

Ahora ya sabemos la respuesta. Y no son buenas noticias, sobre todo, para el sistema democrático español.

Feijóo ha decidido abrazar la estrategia ayusista que le ha dado la mayoría absoluta en Madrid. Para ello, se ha mimetizado con Isabel, ha optado por imitar sus formas y su estrategia. Quizás es el ADN real del PP cuando, desde la oposición, quiere “asaltar” el gobierno. Porque seguramente con la razón, con los datos objetivos, con la verdad, no se podía desmontar al gobierno de Pedro Sánchez.

Feijóo y el PP han escogido su camino: la versión española del trumpismo.

Sus características ya las estamos viendo (y padeciendo):

  • Un giro radical hacia la ultraderecha para así impedir el crecimiento de su socio natural, Vox, que, al fin y al cabo, no son, ni más ni menos, que el ala de la derecha más radical que antes convivía dentro del PP, y ahora quieren también su trozo de pastel.
  • Es lo que le dijeron a Feijóo, y que no tuvo que esforzarse mucho en conseguirlo: miente con contundencia y seguridad.
    1. Feijóo mintió con los datos económicos de empleo y situación de España frente a Europa.
    2. Mintió con la excepción ibérica y sus resultados.
    3. Mintió respecto al pacto por la violencia de género y qué partido no lo firmó (ocultó a Vox porque debe despreciarlo sin pasarse)
    4. Mintió en su utilización continua del terrorismo de ETA.
    5. Mintió con “la lista más votada”, mientras que más de 140 ayuntamientos y varias Comunidades Autónomas están siendo gobernadas por pactos entre PP y Vox.
    6. Mintió en relación al caso Pegasus.
    7. Mintió con la política internacional y el peso de España en Europa.

¿Se puede mentir tanto? Se puede, ya lo hemos visto. Lo sorprendente no es mentir, sino tener la capacidad de hacerlo con una sonrisa, sin inmutarse, con la frialdad de quien sabe que está engañando y no le importa hacerlo.

  • La tercera de las estrategias es atacar personalmente al adversario. No a sus políticas y sus acciones, sino personalmente: a Pedro Sánchez.
  • Y, por último, también de manual “trumpista”: cuestionar a las instituciones democráticas. Soltar dudas no fundamentadas, crear mal ambiente, distorsionar la realidad, poner en cuestión la calidad democrática y el buen funcionamiento de las instituciones.

Cuando nos enteramos de que Miguel Ángel Rodríguez, el inefable MAR, era el asesor del debate de Feijóo, ya pudimos entenderlo todo. La estrategia de conseguir el poder como sea, y si solo se puede conseguir mintiendo, debilitando la credibilidad democrática y generando fango, pues que así sea.

Y Feijóo lo hizo. Y, además, como él dice, “me lo pasé muy bien”.

Este es el problema al que las democracias se enfrentan: la posverdad y la radicalización de la política basada en el extremismo y el odio al contrario.

Trump fue el primero, lo siguió Bolsonaro, lo hemos visto con otras figuras de la ultraderecha, y ahora lo vemos en el PP con Feijóo.

Cuando Trump mentía continuamente a los americanos, y los medios de comunicación se enfrentaban a él, su consejera Kellyanne Conway, dijo textualmente: “Trump no miente, él lo que hizo fue presentar hechos alternativos”. ¿Hechos alternativos? ¿Es así de justificable distorsionar la realidad, presentar otros hechos, otros datos? En definitiva, MENTIR.

Ahora bien, la acción política de mentir y desprestigiar a la democracia es claramente de Feijóo. Pero hay muchos más responsables:

  1. Qué piensan los dirigentes políticos del PP que están tan entusiasmados sabiendo que no se dijo una sola verdad en todo el debate. ¿Son capaces de mantener la compostura? Lo son, sin duda. ¿Dónde queda la integridad de personas como Borja Semper?
  2. ¿Qué van a hacer los medios de comunicación, especialmente los que apoyan al PP? Porque ya vimos qué pasó en EEUU con Trump y cómo eliminaba a medios de comunicación restringiendo su libertad de expresión.
    • Aquí ya lo ha hecho Feijóo cuando se ha negado a debatir en RTVE, cuestionando a sus profesionales, a la gente que allí trabaja, eliminando por tanto el papel de los medios de comunicación plurales.
    • Y, ¿qué han hecho los medios privados? ¿Acaso se han posicionado a favor de sus compañeros de medios de comunicación? ¿Le han afeado el gesto a FEijóo? ¿Le han exigido que cumpla con su deber electoral de asistir a debates?

Independientemente del sesgo ideológico de los periodistas, independientemente de la línea editorial de cada periódico, televisión o programa, existe un código deontológico que es el pilar que sustenta la credibilidad de la prensa: el respeto a los hechos objetivos. Los hechos y las opiniones, los datos y las interpretaciones, no son lo mismo: son complementos que nos ofrece la pluralidad del sistema democrático. Pero ¡¡no existen hechos alternativos!!

La posverdad se ha colado en nuestro país, no de la mano de Vox en exclusiva como podríamos temer, sino con la alfombra roja que le ha puesto el PP.

Las consecuencias que ello suponga para España y nuestra democracia tiene responsables. Feijóo el primero. Pero no el único.