A finales de 2020, el año de la pandemia generada por el SARS-CoV-2, recibimos con gran alegría y esperanza la llegada de la vacuna frente a la COVID-19, pensando que por fin había llegado la solución para acabar con la enfermedad. Sin embargo, y a pesar de las llamadas a la prudencia [[1]], nos encontramos con que la pandemia avanza, los casos de personas infectadas aumentan en sucesivas olas, cada una de ellas con mayor impacto que la anterior, y nos acercamos de forma peligrosa al colapso de nuestro sistema sanitario con el riesgo que supone para el aumento de las muertes. Esto hace que hayan surgido miedos e incertidumbres sobre la efectividad de las vacunas, a pesar de que aún es pronto para evaluar su impacto, ya que realmente se necesita más de un mes para generar una inmunidad suficiente tras la administración de la primera dosis.
La contribución de las vacunas a la erradicación total del coronavirus y la COVID-19 es una posibilidad a más largo plazo, ante la aparición de nuevas variantes y las estrategias de infección del coronavirus que poco a poco los científicos van desvelando, y a la luz de lo que nos muestra la historia de otras enfermedades víricas.
Las vacunas
Una vacuna es una preparación destinada a generar inmunidad frente a un patógeno. Generalmente consiste en células muertas o atenuadas del microorganismo patógeno o alguno de sus componentes (proteínas de superficie como la espícula del coronavirus) que actuarán como un antígeno [[2]]. Las vacunas son la mejor estrategia preventiva farmacológica que tenemos frente a las enfermedades infecciosas. Las personas vacunadas frente a una enfermedad (por ejemplo, el sarampión) no padecen la enfermedad, aunque estén en contacto con personas enfermas y estas le transmitan el virus. Su sistema inmune está preparado para reconocer al virus cuando entra en su organismo, y activar una respuesta inmunitaria rápida y eficaz que impide el desarrollo de la infección y por tanto de la enfermedad. Este proceso es de gran importancia en el caso de enfermedades con síntomas muy graves o incluso mortales, como es el caso de la COVID-19.
Aunque la primera vacuna se desarrolló en el siglo XVIII, en la actualidad solo existen vacunas para unas 25 enfermedades infecciosas, aunque se están desarrollando vacunas frente otras tantas [[3]], a las que hay que sumar la vacuna frente al coronavirus SARS-CoV-2. A pesar de ello, en la actualidad la vacunación solo ha permitido la erradicación total a nivel global de la viruela, estando muy cerca de conseguirse en el caso de la poliomielitis (polio) [[4]]. Las dificultades de erradicar totalmente un microorganismo son muchas, de índole científico, logístico y político. En el caso de la viruela se pudo conseguir gracias al programa de erradicación lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1966 y a su gran aceptación [[5]]. La polio está muy cerca de ser erradicada tras decretarse el continente africano libre de esta enfermedad este pasado año y quedar en la actualidad restringida a Afganistán y Pakistán, donde por trabas políticas y culturales no se ha podido vacunar al 100% de la población.
Otra enfermedad que tiene muchas similitudes con el coronavirus, y que a pesar de los esfuerzos por erradicarla aún no se ha conseguido, es el sarampión. Se trata de una enfermedad causada por un virus con ARN que, al igual que el SARS-CoV-2, se contagia a través de las vías respiratorias altas, donde se reproduce. Es más contagioso que este, ya que hasta el 90 % de las personas que se exponen a él son infectadas. A pesar que desde el inicio de este siglo la cobertura vacunal ha alcanzado niveles notables (el 85% de la población mundial en el año 2017 [[6]]) siguen produciéndose brotes en todo el mundo, con una preocupante tendencia al alza [[7]], y no solo en aquellos países que concentran la mayor parte de la población no vacunada (de nuevo Pakistán, al que se suman India y Nigeria) sino en otros muchos países de todos los continentes, incluido EEUU, que podría perder el estatus de país libre de sarampión. El aumento en los países no desarrollados podría explicarse por las dificultades económicas y logísticas, pero en los países más occidentalizados, el repunte se debe al incremento de niños sin vacunar, debido al auge de los movimientos antivacunas y a la entrada de casos importados de países con alta incidencia.
Como vemos, los antecedentes históricos no apoyan la idea de que seremos capaces de erradicar la COVID-19 a corto plazo mediante una vacuna, aunque sí protegernos frente a la enfermedad.
Campaña de vacunación frente a la COVID-19
La campaña de vacunación frente a la COVID en el mundo comenzó con un gran despliegue mediático. Dirigentes de todo el mundo aparecían con los primeros vacunados, la población contemplaba estos eventos con gran esperanza, los anuncios de que en pocos meses se alcanzaría la inmunidad de grupo y se podría volver a la “nueva” normalidad se sucedían. Sin embargo, la realidad de estos días nos muestra la dificultad de la tarea iniciada. A los ya conocidos problemas de logística derivados de la necesidad de conservar las vacunas a temperaturas de ultracongelación, se han ido sumando problemas de producción, de organización, falta de personal, o escasez de jeringuillas adecuadas, que están retrasando las vacunaciones y por tanto la tan ansiada inmunidad de grupo. Y esto solo si pensamos en los países desarrollados o los países con mayor capacidad económica, que al igual que al principio de la emergencia sanitaria están acaparando vacunas y dejando de lado a los países pobres, sin entender que una pandemia global como la actual requiere de soluciones globales. Por ejemplo, en África, a pesar del programa Covax, la llegada de vacunas es testimonial [[8]].
Hacia la convivencia con un vecino incómodo
Existen varios datos que nos indican que el SARS-CoV-2 con toda probabilidad pasará a convertirse en un virus estacional, al igual que otros coronavirus como los causantes del resfriado común o la gripe, y que deberemos acostumbrarnos a convivir con él. Cabe esperar que se convierta en un virus que causará síntomas leves como el resfriado y no como la gripe: no podemos olvidar que, aunque lo vemos como algo habitual, provoca cada año, solo en España, entre 6000 y 15000 muertos anuales, con una incidencia mayor en la población vulnerable, los mayores, al igual que estamos viendo con la COVID-19.
El SARS-CoV-2 está poco a poco revelando sus secretos a los científicos: conocimos su secuencia, (lo que permitió el diseño de test de detección [[9]] y de vacunas), y también algunas particularidades, como un sitio de corte para la proteasa Furina que le ayudaría a pasar de una célula a otra escapando de la acción de los anticuerpos [[10]]. Más recientemente se ha conocido que la proteína de la espícula puede recubrirse de azúcares que le ayudarían a ocultarse de la acción del sistema inmunitario y que podrían alterar la eficacia de algunas vacunas [[11]]. En este mundo hiperconectado y sobreinformado, estamos asistiendo a la evolución de un virus en directo, por primera vez en la historia de la humanidad. Los proyectos de secuenciación de los virus aislados de pacientes de todo el mundo nos están dibujando la aparición de nuevas variantes, unas silenciosas, pero otras con una mayor capacidad de infección, como la variante británica B.1.1.7 que se está haciendo prevalente en Europa, o la variante brasileña P.1, que parece poseer la capacidad de reinfección y podría afectar a la efectividad de las vacunas [[12]].
Por otro lado, no podemos olvidar que el SARS-CoV-2 ha saltado de los animales al hombre y hemos visto que mantiene la capacidad de infectar otras especies animales (como gatos o visones), acumular mutaciones y volver a infectar a personas que están en contacto estrecho. Es decir, los animales podrían actuar como reservorio de nuevas variantes del coronavirus, alguna de las cuales podría cambiar lo suficiente como para volver a dar el salto a los humanos ya vacunados y expandirse [[13]].
Otra de las razones por la que pensamos que nos abocamos hacia un escenario de convivencia a largo plazo con el coronavirus es que con los datos actuales sabemos que las actuales vacunas frente a la COVID-19 nos protegen del desarrollo de la enfermedad, pero no del contagio. Es decir, seguiremos actuando como contagiadores y dispersores del virus a pesar de estar vacunados. Esto, unido al retraso en la vacunación en los países del tercer mundo, hace que el virus pueda seguir reproduciéndose y evolucionando, creando nuevas variantes como las que ya estamos viendo aparecer, con mayor capacidad de infección, o incluso con una creciente capacidad de escapar al efecto de las vacunas, como la variante brasileña [[14]].
Es decir, animales y personas no vacunadas actuaremos como reservorios del coronavirus, facilitando su evolución y la acumulación de mutaciones, algunas de las cuales podría escapar a las vacunas actuales. Por eso, y siguiendo el concepto de One Health, la prioridad de todos los países debería ser la de vacunar a toda la población mundial, y no solo a los habitantes de los países ricos, porque no nos permitirá una solución a largo plazo. Debemos darnos cuenta, aunque solo sea por egoísmo si no tenemos altruismo, de la necesidad de que iniciativas como Covax permitan llevar la vacuna a todos los rincones del planeta con la mayor celeridad posible, si de verdad queremos erradicar el virus y no tenerlo como un vecino pesado que cada pocos días vuelve a aparecer en nuestro rellano.
Nuestra esperanza es que, como algunos virólogos esperan [[15]], con el paso de los años el virus se atenúe, y que cuando regrese lo haga como un catarro o una gripe suave.
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[[1]] Ladero, V, Muñoz, E y J Rey. 2020. Covid-19: Cómo disfrutar las Navidades sin sufrir las consecuencias en enero. The Conversation, 16 diciembre. https://theconversation.com/covid-19-como-disfrutar-las-navidades-sin-sufrir-las-consecuencias-en-enero-151993
[[2]] Ladero, V. 2016. Las Bacterias como fuente de Vacunas. En: El Universo Bacteriano: de la Patología a la Tecnología, Ed: Luis M. Quirós y Jesús Merayo Lloves. Fundación de Investigación Oftalmológica. ISBN: 978-84-608-9492-6. pp. 107-120.
[[3]] World Health Organization. Immunization, Vaccines and Biologicals. https://www.who.int/teams/immunization-vaccines-and-biologicals/diseases
[[4]] Jimenez, M, Cañelles, M y N Campillo. 2020. Enfermedades infecciosas derrotadas gracias a las vacunas. The Conversation, 7 diciembre. https://theconversation.com/enfermedades-infecciosas-derrotadas-gracias-a-las-vacunas-150671
[[5]] Organización Mundial de la Salud. 2010. El Programa de Erradicación de la Viruela (1966-1980). https://www.who.int/features/2010/smallpox/es/
[[6]] Organización Mundial de la Salud . 2019. Sarampión. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/measles
[[7]] Asociación Española de Pediatría. 2019. El sarampión en el mundo: en 2019 tres veces más casos que en 2018. https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/el-sarampion-en-el-mundo-en-2019-tres-veces-mas-casos-que-en-2018
[[8]] Oxford Martin School. University of Oxford. Our World in Data. Statistics and Research. Coronavirus (COVID-19) Vaccinations. https://ourworldindata.org/covid-vaccinations
[[9]] Ladero, V y E Muñoz. 2020. Estrategias de y para la Covid-19: Cuestiones científicas abiertas a la reflexión. DCiencia. https://www.dciencia.es/estrategias-de-y-para-la-covid-19-cuestiones-cientificas-abiertas-a-la-reflexion/
[[10]] Ladero, V y E Muñoz. 2020. Los mecanismos moleculares del éxito de la infectividad en la covid-19: ¿Un problema para la eficacia de las vacunas? DCiencia. https://www.dciencia.es/los-mecanismos-moleculares-del-exito-de-la-infectividad-en-la-covid-19-un-problema-para-la-eficacia-de-las-vacunas/
[[11]] Gomollón-Bel, F. 2021. El glaseado que camufla al coronavirus. El País. Materia. 19 enero. https://elpais.com/ciencia/2021-01-18/el-glaseado-que-camufla-al-coronavirus.html
[[12]] Lazaro, E. 2021. ¿Por qué están apareciendo ahora tantas variantes del SARS-CoV-2?. The Conversation, 26 enero. https://theconversation.com/por-que-estan-apareciendo-ahora-tantas-variantes-del-sars-cov-2-153739
[[13]] Pérez, E. 2020. ¿Será la COVID-19 el fin de las granjas de visones?. The Conversation, 20 septiembre. https://theconversation.com/sera-la-covid-19-el-fin-de-las-granjas-de-visones-146420
[[14]] Kupferschmidt, K. 2021. New coronavirus variants could cause more reinfections, require updated vaccines. Science, 15 Jan. https://www.sciencemag.org/news/2021/01/new-coronavirus-variants-could-cause-more-reinfections-require-updated-vaccines
[[15]] Fuentes, V. 2020. Luis Enjuanes: “Es muy probable que el SARS-COV-2 se atenúe y vuelva cada invierno, como la gripe”. Agencia SINC, 16 marzo. https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Es-muy-probable-que-el-SARS-COV-2-se-atenue-y-vuelva-cada-invierno-como-la-gripe
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Víctor Ladero es investigador en el Departamento de Tecnología y Biotecnología del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) del CSIC, y socio fundacional de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).
Jesús Rey es investigador en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) del Instituto de Filosofía (IFS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y socio fundacional y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).
Emilio Muñoz es investigador ad honorem en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) del IFS-CSIC y en la Unidad de Investigación CTS del CIEMAT. Es socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y miembro de su Consejo Consultivo.