Vivimos momentos inciertos en los que las preocupaciones ciudadanas se acumulan en torno a diversos motivos y problemas. En pocos períodos de la historia la humanidad se ha encontrado ante tal conjunto de circunstancias y problemas críticos, como los que concurren en nuestros días: con unos desajustes y tensiones económicas que alimentan crisis recurrentes y situaciones de paro estructural que están generando enormes desigualdades que, a su vez, dan lugar a incertidumbres y climas de crispación política y social; con transformaciones aceleradas de muchos de los patrones y estructuras sociales que han sustentado nuestros modos de vida y nuestras identidades; con una epidemia persistente que causa un sinnúmero de enfermedades y muertes y que nos obliga a cambiar conductas y patrones de ocio e interacción social; con una crisis energética desbocada conectada a signos muy amenazadores de cambio climático…

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