La rapidez con la que Podemos, y especialmente Pablo Iglesias, ha olvidado sus orígenes es parecida a la rapidez con la que llegaron a la POLÍTICA. ¿Qué queda del 15M? ¿Qué queda de ese partido horizontal, sin líderes y sin personalismos que gritaban a los cuatro vientos? Apenas nada.

El proceso que ha desembocado en la subida a los cielos de Pablo no ha sido nada más que una pugna por el poder al más puro estilo de “los viejos partidos” que tanto denostaban y que tan poco se querían parecer a ellos. Durante dos semanas hemos vivido ese enfrentamiento entre dos facciones del mismo partido, que se empeñaban en disfrazar de diversidad ideológica y que no era más que la pugna por el poder.

De momento, y para empezar, Errejón deja de ser su mano derecha (como es natural) y es sustituido por Echenique que se mantiene como Secretario de Organización. ¿Seguirá siendo el Portavoz del Congreso de los Diputados? Todo parece indicar que no.

Este fin de semana Iglesias se ha hecho con la victoria tanto en el Consejo Ciudadano, donde ha obtenido 37 puestos frente a los 23 de Errejón, como en los cuatro documentos que se sometían a votación (rumbo político, estructura orgánica, principios éticos y compromisos de igualdad).

Iglesias nos tiene acostumbrados a sus múltiples cambios de opinión y a sus incongruencias, y Vistalegre II no iba a ser menos. Por un lado, propugna que hay que descentralizar el poder -para justificar la desaparición de la Secretaria Política ocupada por Errejón- y, por otro, se niega a la no acumulación de cargos orgánicos y, por supuesto, a la no descentralización del poder ostentado por el Secretario General de la formación morada. Mientras Errejón defendía que la Ejecutiva fuera votada por el Consejo Ciudadano, Iglesias podrá nombrar y cesar de forma unilateral a los miembros de la Ejecutiva con el único requisito de su ratificación por parte del Consejo Ciudadano.

Que el todopoderoso ganador de Podemos es la opción más dura no es un secreto, pero no hay que olvidar que Errejón representa un tercio de los militantes ¿Perderá Podemos el voto de la izquierda más moderada a la que seducía Errejón? Además, no hay que olvidar que, muy a su pesar, el PSOE no va a desaparecer y sus votantes tampoco, si algún día quiere gobernar está harto complicado que lo haga sin su apoyo y ya nos demostró llegado el momento cuáles son sus preferencias y no son precisamente que gobierne la izquierda.

El domingo se repetían los gritos de ¡Unidad!, ¿se hará realidad o pasarán el rodillo como en Madrid? ¿Le dará a la facción de Errejón el 40% de la Ejecutiva, como le ha pedido éste, para que queden representados los resultados de Vistalegre II?

Lo bueno y lo malo de ser el todopoderoso en un partido político es que, llegado el momento, no podrá echarle la culpa a nadie de lo que ocurra en el mismo, así como de los resultados electorales. El se lo guisará y él se lo comerá.